El Escuadrón Machista
Lo preocupante no es sólo que la película esté repleta de referencias machistas tradicionales, como la habitual cosificación de las mujeres, sino que se han incluido mensajes directos de la estrategia posmachista en la actualidad. Al margen del papel protagonista de los hombres, la propia representación de las mujeres ya es manifiestamente machista.
El verano siempre llega con la sorpresa de lo inesperado y la deuda de las expectativas. Si hay algo que caracteriza a este periodo del año es esa mezcla entre lo que ocurre sin haberlo sospechado y lo que no sucede de todo aquello que se esperaba.
Y entre lo esperado, llegan las tardes de cine con mis hijos, aunque las cosas han cambiado. Antes era yo quien los llevaba a ver películas como Toy story o El rey león, y ahora son ellos los que me llevan a mí a películas como El Escuadrón Suicida, el último estreno de ese tipo de historias que la gente joven espera casi como el día de las vacaciones.
Ahora, después de verla, creo que la película se podría haber titulado perfectamente "el Escuadrón Machista" y habría hecho más honor al contenido de lo abordado durante sus más de dos horas de duración. Lo preocupante no es sólo que la película esté repleta de referencias machistas tradicionales, como la habitual cosificación de las mujeres, sino que, además, en esta ocasión se han incluido mensajes directos de la estrategia posmachista que el machismo desarrolla en la actualidad.
Estamos viviendo una reacción machista en conductas como el abuso, el acoso y el hostigamiento callejero, las agresiones sexuales colectivas en lugares públicos... Pero también estamos viviendo esa reacción del machismo en lo ideológico, a través de las iniciativas puestas en marcha desde los sectores más conservadores de la política, la Iglesia y otros ámbitos. Una reacción basada, tanto en la llamada a los valores tradicionales de hombres y mujeres, como en la crítica a la igualdad.
Y para ello, se recurre a todos los medios y vías: artículos de opinión, informaciones sesgadas, silencios cómplices, redes sociales amparadas en la impunidad y en la libertad selectiva de expresión, publicidad, series de televisión y, por supuesto, películas, especialmente las dirigidas a la juventud. El machismo es un experto en la utilización del tiempo, y ahora mismo sabe que es más rentable invertir en el futuro que tratar de contrarrestar la parte de la sociedad que ya está situada en la igualdad.
Y, como decía, la última aportación a este adoctrinamiento machista es la película El Escuadrón Suicida, o sea, "el Escuadrón Machista". La película tiene elementos comunes a otras películas del género, aunque en este caso reforzados por una serie de escenas que los cargan de sentido y trascendencia en el contexto de la historia.
Al margen del papel protagonista de los hombres y de su liderazgo en las decisiones y acciones, la propia representación de las mujeres ya es manifiestamente machista. Los protagonistas principales son cinco hombres y dos mujeres, una de ellas una bruja malvada de otra época que toma el cuerpo de una joven y guapa antropóloga (Cara Delevingne), que han de enfrentarse en batallas cargadas de violencia.
Como era de esperar, los hombres aparecen vestidos para la ocasión, con ropaje de tipo militar reforzado en algunos personajes con chalecos y trajes especiales; en cambio, las mujeres quedan al margen de las circunstancias bélicas y aparecen con una especie de bikini, como si fueran animadoras de un equipo de baloncesto de la NBA, tanto la chica del escuadrón, Harley Quinn (Margot Robie), como la bruja malvada, llamada Encantadora.
Todo eso se complementa y completa con palmaditas en el culo a la chica y comentarios hacia ella como: "¿Conducir tú...? Ni de coña". Imagino que será porque en Midway City también se lleva eso de "mujer al volante, peligro constante", aunque sorprende que el valiente héroe no tema a las bombas y hechizos de la bruja y sí a la forma de conducir de su compañera.
Y por si fuera poco, en la película no falta la típica escena antes de la batalla final, esa en la que se recupera la calma y cada protagonista aprovecha para sacar sus miedos y sincerarse alrededor de una copa. Para ello, acuden a un pub abandonado entre las ruinas de la ciudad y, de nuevo, el guión hace gala del machismo que lo inspira cuando los hombres se sientan a un lado de la barra para "hablar de sus cosas" y la mujer (Harley Quinn-Margort Robie) se pasa al otro lado para servirles las copas.
Pero todo esto no es nada en comparación con los dos mensajes que han introducido en la película para reforzar el debate machista actual y sus mensajes. Unos mensajes totalmente innecesarios para la trama y completamente al margen de la historia, pero muy eficaces para defender el machismo fuera de las salas.
El primero de ellos es uno de los temas favoritos del posmachismo y gira alrededor de la custodia de la hija del líder escuadrón, Deadshot (Will Smith). El personaje es un asesino a sueldo divorciado, precisamente, por su actividad criminal, quien, al proponerle formar parte del "Escuadrón Machista", exige como primera condición la custodia individual de su hija, que la madre sólo tenga visitas limitadas y que en ningún caso el novio de la madre pueda verla. Da igual que él sea un asesino y los valores que pueda transmitirle, como tampoco se pone ninguna limitación a las visitas o convivencia que sus parejas puedan tener con la hija; los límites solo son para la madre.
El segundo mensaje es el más grave. Otro de los héroes del escuadrón que salva a la humanidad, llamado El Diablo (Chano Santana), explica en un momento de la película que ha asesinado a su mujer y a su hijo. Y, en lugar de recibir las críticas del grupo, todos se muestran comprensivos con él excepto la chica, Harley Quinn, que precisamente por ello es insultada por otro de los héroes. Es decir, la película presenta a un maltratador asesino elevado a la condición de héroe y, además, utiliza para darle más realismo la misma justificación y conducta que mantienen los asesinos por violencia de género en la realidad: que el homicidio se ha debido a la "pérdida de control" tras una discusión, y la entrega voluntaria a la policía tras el asesinato es una demostración de su "honor".
Es terrible que la gente joven salga del cine con estos mensajes y que no tengan referencias para identificarlos y criticarlos. El machismo se está rearmando frente el avance de la igualdad y ante una conciencia cada vez más clara de que la sociedad apuesta decididamente por ella. Y, como venimos comentando desde hace años, su principal apuesta es la juventud porque sabe que es una garantía de cara al futuro y porque es consciente de que, si pierde a este grupo, perderá la hegemonía, pues el impacto de la igualdad en la gente joven supone un cambio en las identidades construidas, y no sólo un debate sobre la distribución de roles, espacios y tiempos.
Por eso no es de extrañar el aumento del machismo entre los chicos más jóvenes y el retroceso que se ha producido en los valores democráticos que deben regir la convivencia en sociedad y en las relaciones. Todo ello no ha sucedido por casualidad ni por accidente, sino que coincide con un aumento de los mensajes posmachistas, con una política conservadora que utiliza la educación para reforzar sus ideas y valores y por un incremento de los mensajes sobre los estereotipos que cosifican a las mujeres a través de la publicidad, las series y las películas. Pero también por unas políticas de izquierdas tímidas y tibias ante toda esta situación, como si lo realizado hasta ahora justificara todo lo que aún queda por hacer.
La realidad no es una película, aunque también haya "malos" que buscan someter a una parte de la sociedad a través del guión de la discriminación, los abusos, la violencia de género, las agresiones sexuales y los homicidios. La diferencia es que, aquí, los violentos y las mujeres asesinadas son de verdad y que, después de dos horas, no se encienden las luces para cambiar de escenario.
La pasividad ante la desigualdad existente se traduce en menos igualdad, y la pasividad ante la reacción del posmachismo se traduce en más machismo. Podemos elegir entre ver la película o mirar la realidad para cambiarla y derrotar a los escuadrones machistas que caminan por nuestras calles. ¿Tú qué decides?