El terremoto ha evidenciado la unidad del pueblo y la solidaridad de la comunidad internacional
En una reciente reunión con representantes representantes de la Dirección de Cooperación de la Generalitat Valenciana y otras instituciones, me manifestaron que nunca en sus experiencias anteriores habían trabajado con un Gobierno tan organizado como el de Ecuador, destacando que desde el primer momento contaron con los informes diarios de evaluación de la Secretaría de Riesgos, en los cuales se detallaba con precisión las necesidades y afectaciones de cada ciudad.
Reunión del embajador con efectivos de cooperación de la Generalitat Valenciana/Imagen cedida por la Embajada de Ecuador en España
Corren tiempos muy difíciles para Ecuador. Tras una década de crecimiento económico, hoy el país experimenta una desaceleración de su económica como consecuencia de la crisis mundial, la caída de los precios del petróleo en un 76% de su valor -pasando de los 115 dólares por barril de 2014 a los 27 dólares de enero de 2016, la caída de precio más grande de la historia, hasta llegar a los 46 dólares actuales- y por la apreciación del dólar, moneda que adoptó el Gobierno de Ecuador en el 2000, que al no ser moneda propia impide la devaluación de la moneda como política monetaria para ajustar la economía del país.
A todo esto se suman las irreparables pérdidas humanas y los miles de millones de dólares en pérdidas materiales, que dejó el devastador terremoto de 7.8 grados que destruyó la costa ecuatoriana el pasado 16 de abril. Sin embargo, el terremoto ha evidenciado que Ecuador es un país fuerte, con un pueblo unido y solidario, muy apreciado y reconocido por la comunidad internacional, que inmediatamente se movilizó con ayudas de rescate.
Ya lo dijo el presidente Rafael Correa en cadena nacional el pasado 17 de abril: "Grandes son las tragedias, los desafíos aún más, pero más grande es la fuerza del pueblo ecuatoriano". Y por supuesto, grande también es su unidad y solidaridad, gesto que en todo momento ha sido reconocido por el jefe del Ejecutivo, espíritu solidario que ha hecho posible que ciudadanos de diferentes banderas políticas se unan para ayudar a los damnificados.
Lamentablemente, siempre hay quien no duda en aprovechar los momentos de desgracia para hacer crítica, no constructiva, sino sesgada y desinformada, pues desconoce cómo se organizó el protocolo para el envío y recepción de ayudas internacionales al Ecuador. Eso es lo que trasluce del artículo del blog de Arturo Moscoso, del 27 de abril, titulado Mariana de Jesús se equivocó: notas desde Ecuador. Lamentablemente, sus opiniones no se corresponden con la realidad, ni con el espíritu de unidad que impera en el pueblo ecuatoriano en estos momentos.
Hace pocas semanas me reuní con representantes de la Dirección de Cooperación de la Generalitat Valenciana, de la Diputación de Valencia y de sus Ayuntamientos, y con miembros de 12 ONGs españolas que trabajan en Ecuador: Cruz Roja, Acnur, Save the Children, Cáritas, etc. En este encuentro, los representantes de las organizaciones me manifestaron que nunca en sus experiencias anteriores habían trabajado con un Gobierno tan organizado como el de Ecuador, destacando que desde el primer momento contaron con los informes diarios de evaluación de la Secretaría de Riesgos, en los cuales se detallaba con precisión las necesidades y afectaciones de cada ciudad, lo cual les facilitó la activación de sus protocolos de emergencia.
Esa buena organización que felicitaron las ONGs es el fruto de un protocolo integral de trabajo pilotado por el presidente Rafael Correa, que en cuanto conoció lo ocurrido dio la instrucción inmediata para que la emergencia fuera atendida por el Ministerio Coordinador de Seguridad y la Secretaría de Riesgos, y dispuso que el Ministerio de Defensa desplegara más de 17.000 cuerpos militares y policiales en las zonas afectadas, para garantizar la seguridad y evitar los saqueos. El primer mandatario dispuso también que todas las instituciones del Estado trabajen de manera coordinada con las autoridades competentes, para canalizar las ayudas del exterior, de acuerdo a los requerimientos identificados en los informes diarios de evaluación de la Secretaría de Riesgos.
En virtud de ese protocolo, todas las legaciones del Ecuador en el mundo han trabajado completamente informadas, canalizando las generosas ayudas que la comunidad internacional ha puesto a nuestra disposición. En el caso de España, puedo destacar y agradecer la inmensa generosidad del pueblo español hacia el pueblo ecuatoriano. Desde las primeras horas de la tragedia, el presidente Mariano Rajoy habló con el presidente Rafael Correa para ofrecerle todo su apoyo y el envío de equipos de rescate.
Asimismo, en la conversación que mantuve con el canciller José Manuel García-Margallo, el jefe de la diplomacia española me reiteró ese apoyo e inmediatamente se iniciaron las tareas de coordinación con las autoridades ecuatorianas, para la salida de los cuerpos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), de los Servicios de Emergencia de la Comunidad de Madrid, de los voluntarios de las ONGs: Salvamento, Ayuda y Rescate de Navarra (SAR); Intervención de Ayudas de Emergencias de Valencia, Bomberos Unidos Sin Fronteras, del Grupo de Especialistas en Rescate Canino en Catástrofes Método Arcón (GERCCMA) y de la Fundación para la Cooperación Internacional de Sevilla, cuyos rescatistas viajaron a Ecuador durante los dos primeros días del terremoto y ayudaron a salvar la vida de gran parte de las 113 personas que fueron rescatadas entre los escombros.
La generosidad del pueblo español también la recibimos de sus gobiernos locales, pues personalmente me reuní con el presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, para explicarle las necesidades de los damnificados, entre ellas la escasez de agua potable. La Diputación, muy generosamente, decidió donar dos plantas de agua móviles capaces de abastecer a 150.000 personas. Con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, conseguimos la cesión de locales para la campaña de recogida de ayudas materiales, y con el apoyo de Iberia, la Fundación Sepla Ayuda y la ONG Mano a Mano, logramos poner en marcha el operativo logístico para trasladar las ayudas a Ecuador.
Con el presidente de Loterías y Apuestas del Estado, Juan Antonio Castellanos, conseguimos una campaña de recogida de donativos económicos, en los más de 1000 puntos de venta que tiene esta entidad en el territorios español. De igual manera, con el apoyo de la Corporación de Radio Televisión Española se consiguió la emisión de un spot solidario por Ecuador. Las múltiples acciones de solidaridad que hemos coordinado con asociaciones, plataformas y miembros de la comunidad ecuatoriana residente en España son tan solo unas pocas muestras de una larga lista de iniciativas solidarias, cuyo objetivo es contribuir a la reconstrucción del Ecuador, acciones que por supuesto están enmarcadas en el plan integral de acción del Gobierno Nacional.
Sin duda, concurrimos a la peor tragedia que ha vivido el país en los últimos 20 años. Centenas de fallecidos, miles de heridos, 7.000 edificaciones devastadas, 20.000 damnificados que no tienen viviendas ni trabajo, ciudades que han quedado reducidas a escombros. Todo da cuenta de la magnitud de la catástrofe, pero a pesar de la desgracia, el terremoto no ha podido con la unidad de un pueblo valiente y solidario, que además cuenta con el apoyo de la comunidad internacional.