¿"Millones" de egipcios protestan en las calles? La aritmética dice que no
Informar correctamente acerca de las cifras es siempre importante, pero lo es más aún en este caso, puesto que se utilizan para legitimar un cuartelazo. "No es un golpe", se nos dice, porque "todo" Egipto se lo pidió al Ejército. Por supuesto, es una argumentación falaz de partida.
Si lo que dicen los titulares de la prensa sobre Egipto fuese verdad, ciertamente se trataría de algo sin precedentes. No el hecho de que haya habido un golpe de Estado. Eso es habitual cuando se trata del Ejército egipcio, que lleva gobernando el país desde 1952 (y lo que le queda). Ni tampoco carece de precedentes el hecho de que quienes han apoyado el golpe intenten convencerse y convencernos de que no lo es (eso también es habitual en estos casos). Lo sorprendente es otra cosa. Concretamente: los medios nos dicen que antes del golpe una ONG de la oposición recogió "22 millones de firmas pidiendo elecciones anticipadas", y que una vez que comenzaron las manifestaciones, estas llegaron a reunir a "millones de personas" (la cifra más repetida es catorce millones). "Las mayores en la historia", dicen algunos.
Efectivamente, petición y manifestaciones serían las mayores en la historia. Si fuese verdad, claro está.
Informar correctamente acerca de las cifras es siempre importante, pero lo es más aún en este caso, puesto que se utilizan para legitimar un cuartelazo. "No es un golpe", se nos dice, porque "todo" Egipto se lo pidió al Ejército. Por supuesto, es una argumentación falaz de partida, porque en una democracia nada (absolutamente nada) da derecho al Ejército a suspender la Constitución. Pero aquí no nos ocuparemos de eso, sino de la sustancia del argumento.
Empecemos por los catorce millones de manifestantes. ¿De verdad que a nadie le ha llamado la atención esa cifra? Considerando las poblaciones relativas entre España y Egipto, sería como si una manifestación en Madrid acogiese a siete millones de personas. Es cierto que los medios más serios hacen un esfuerzo de escepticismo y nos hablan de "millones", sin especificar (la vaguedad, esa gran herramienta del periodismo). Pero incluso eso es una exageración fuera de toda medida.
La plaza Tahrir es grande, y llena de gente produce un efecto impresionante (sobre todo si se fotografía, como se hace siempre, con un gran angular). Pero sus dimensiones aproximadas son de unos 45.522 metros cuadrados. Eso significa que utilizando el máximo posible de densidad (4 personas por metro cuadrado), la plaza no puede contener mucho más de 180.000 personas, como confirma este estudio de Stratford. En este vídeo aéreo, realizado para mostrar la protesta lo más extensa posible ("la mayor manifestación de la historia", reza el título), vemos que apenas hay gente en las calles adyacentes. Tan sólo el puente sobre el Nilo está lleno. Ese puente tiene 6.700 metros cuadrados, lo que añade unas 26.000 personas más (más bien 20.000, considerando que la densidad es ahí mucho más baja). En todo caso, nunca estaríamos hablando de más de 300.000 personas, como mucho. Sumando manifestaciones más pequeñas en el resto de Egipto quizás se llegue al medio millón, en todo el país. No más. Es normal que a quien lea esto le parezca imposible. Ese es el problema: nos hemos habituado tanto a cifras disparatadas que nuestro ojo para calibrar masas humanas está completamente distorsionado.
¿De dónde ha salido entonces lo de los "14 millones de manifestantes"? Del Ejército. El mismo Ejército que ha dado el golpe basándose en la legitimidad de esos números. ¿Y por qué 14 millones, precisamente? Esto es interesante: Porque Mursi obtuvo 13 millones en las elecciones del año pasado... Otros han ido más lejos, y hablan de "más 30 millones" (!). Mi hipótesis es que alguien ha ido a la página de Wikipedia sobre "las mayores manifestaciones de la Historia" y ha visto que la mayor que aparece ahí es, precisamente, de 30 millones. Había que superarla, y se ha hecho. Y muchos medios, sin pensarlo más, la reproducen.
Y ahora la petición firmada "por más de veinte millones de egipcios". En las disputadas elecciones presidenciales del año pasado votaron unos 25 millones de personas, la mayoría por Mohamed Mursi. Lo que la oposición egipcia quiere que creamos es que, tan sólo un año después, un número de personas equivalente al total de los votos de unos y otros no sólo ha pasado a odiar a Mursi (lo que no es imposible), sino que se ha tomado la molestia de firmar una petición que requiere proporcionar nombre e identificación personal.
La idea de que, en una sociedad sin tradición democrática (y a este paso, va a seguir así durante mucho tiempo), más gente prefiere participar en una campaña callejera de firmas que en las elecciones propiamente dichas es simplemente increíble y carece de precedentes. Y más increíble aún se vuelve cuando nos enteramos de que la ONG que ha recogido las firmas (el movimiento Rebelión) se fundó únicamente el pasado abril y no parece contar más que con unos pocos voluntarios. Estos 22 millones de firmas se habrían recogido, a mano y por escrito, en menos de dos meses, una proeza organizativa que desafiaría a la burocracia más engrasada del mundo. La que se considera la mayor petición de la historia en Estados Unidos no logró recoger más que la mitad en meses de campaña, online, y en un país que tiene cuatro veces la población de Egipto. Que Rebelión no haya proporcionado ninguna prueba tangible de lo que dice no ha merecido, por lo que he podido averiguar, más comentario que una línea perdida en este artículo de The Huffington Post en inglés (hay que buscarla bien adentro del artículo).
De nuevo los medios se han dejado meter un gol monumental.