¿Fraude electoral en Venezuela? Miremos los números
Hay una fórmula infalible para saber lo que opinan, ya sea una persona o un medio, sobre la controversia de las pasadas elecciones: quienes simpatizaban con el chavismo están seguros de que fueron limpias, quienes tenían un prejuicio contra él, están seguros de que ha habido fraude.
Hay una fórmula infalible para saber lo que opinan, ya sea una persona o un medio, sobre la controversia de las pasadas elecciones presidenciales venezolanas, que todavía sigue: quienes simpatizaban previamente con el chavismo están seguros de que fueron limpias, quienes tenían un prejuicio contra él, están seguros de que ha habido fraude. No debería ser una cuestión de opiniones, sin embargo. Independientemente de lo que uno piense del chavismo o de Nicolás Maduro, las elecciones han sido robadas o no, y existe una manera de establecerlo con un grado razonable de certeza.
Esa manera es mirando a los números. Unas elecciones no son otra cosa que series de cifras, y los números, cuando son muchos y se manipulan, dejan un rastro que puede detectarse mediante un análisis matemático. Ese análisis a veces confirma las sospechas de fraude, como en el caso de las elecciones rusas de 2011, y otras veces las desmiente, como en el caso de las presidenciales iraníes de 2009. No simpatizo particularmente con el chavismo, sobre el que he escrito abundantemente a lo largo de los años, de manera casi siempre crítica, pero tengo que decir que, honradamente, encuentro que el análisis matemático muestra que es muy improbable que haya habido un fraude sustancial en las elecciones venezolanas.
Un breve repaso al sistema venezolano de voto ayudará a entender la cuestión. Después de una identificación objetivamente rigurosa (implica la comprobación de las huellas dactilares), el censado vota en una pantalla tácil de ordenador, que le devuelve un "recibo del voto". Una vez comprobado el recibo, lo deposita sellado en una urna. A la hora de cierre, lo que se hace es comparar los votos en papel con los votos electrónicos para ver si hay alguna discrepancia. Esto se lleva a cabo ante los interventores de todos los partidos, para el 53% de todas las máquinas de voto, y al menos en una en cada colegio electoral. Jimmy Carter, cuya fundación que tiene una larga experiencia como monitor de elecciones, lo llamó "el mejor sistema electoral del mundo". Yo no estoy tan seguro (el voto electrónico no me gusta) pero es cierto que resulta muy difícil, casi imposible, de falsificar.
¿Cuántas discrepancias se encontraron entre voto electrónico y voto en papel? Ninguna.
Aún así, Capriles exige que se siga contando el restante 47%. Pero ¿qué probabilidades existen de que un recuento completo descubra suficientes inconsistencias para alterar el resultado? Veamos: mover los 135.000 votos que tendrían que ir de Maduro a Capriles para alterar el resultado total de la elección implicaría errores sistemáticos en al menos 50 de las 39.303 máquinas que se emplean en todo el país. Intuitivamente pueden parecer pocas. Pero es una intuición engañosa. En realidad, y considerando 0 inconsistencias en el 53% comprobado, la probabilidad es aproximadamente de... una entre 25.000 billones (con b). Quien quiera ver las matemáticas del asunto, las tiene aquí.
Veamos ahora las alegaciones de Capriles. Como podemos ver en esta fotografía publicada en un diario español, Capriles denuncia que en la jornada electoral se contabilizaron 535 máquinas averiadas, lo que afectaría a 189.982 votos. Curiosamente, la información de EL MUNDO que se enlaza, convierte esas máquinas en 535.000 (!), lo que ya da una idea de la escasa atención que se presta a los números al informar sobre esta cuestión. Pero ¿qué es exactamente lo que denuncia Capriles? La avería de 535 máquinas, de ser ese el número real, no tendría nada de sospechoso. Serían incluso pocas. Hablamos de menos de un 2%, cuando el fabricante prevé hasta el 10% de averías. Por eso existen hasta 3.800 máquinas de repuesto con las que se substituye a las averiadas. Por otra parte, nada hace pensar que esos 189.982 votos no se contasen, o se cambiasen de lado. No ha habido denuncias en ese sentido y la máquina no puede averiarse para un candidato y no para otro. ¿Se trató de "falsas averías" intencionadas para cambiar los votos? De ser así, y dejando a un lado la dificultad de engañar a los interventores de la oposición, nos faltarían las averías verdaderas, que tienen que darse necesariamente en un porcentaje relativamente constante en todas las elecciones.
También los precedentes favorecen en este caso a Maduro. La oposición venezolana ha denunciado todas las elecciones de la Era Chávez, con la única excepción del referéndum que perdió en 2007. Pero los análisis matemáticos no han podido encontrar fraude en ninguna de ellas. Ni en las presidenciales del 2012 (véase el estudio aquí), ni en 2004 (veáse el estudio aquí, y aquí el análisis de la Universidad de Princeton y la John Hopkins, por citar instituciones poco sospechosas de simpatías chavistas). Por otra parte, es obligado reconocer que el hecho de que Chávez perdiese un referéndum por este sistema le añade credibilidad (aunque no de forma absoluta).
No podemos comentar las otras denuncias de Capriles, que habla de "asistencia al voto" (influir a una persona para que vote lo que no quiere), intimidaciones o presión social. Puede que hayan ocurrido episodios de ese tipo (es de hecho muy probable, quizá por ambas partes), pero son cuestiones políticas muy subjetivas que no afectan a la realidad objetiva de los votos. Un recuento no cambiaría nada. Muchas otras cosas se le pueden criticar a Maduro, el fraude electoral posiblemente no.