18 cosas que los niños nos pueden enseñar sobre la felicidad
Niños pequeños. Son pegajosos. Gotean mucho. Y se cargan nuestras cosas. Pero no los cambiaríamos por nada del mundo. No podemos. Así que como nos los tenemos que quedar durante 18 años o más, aprendamos de ellos. Esto es lo que nos pueden enseñar sobre la felicidad.
Niños pequeños. Son pegajosos. Gotean mucho. Y se cargan nuestras cosas. Pero no los cambiaríamos por nada del mundo. No podemos. Realmente, no está permitido. La mayoría de países tiene leyes muy estrictas sobre esto.
Así que, como nos los tenemos que quedar durante los próximos 18 años o más, aprendamos de ellos. Esto es lo que los niños nos pueden enseñar sobre la felicidad. (Y, técnicamente hay más cosas que los niños nos pueden enseñar. Si quieres más aún, aquí está mi primera lista).
1. Siguen su instinto. Los niños pequeños no pasan mucho tiempo dándole vueltas a si han tomado la decisión adecuada. Prefieren darle vueltas a si les has dado el vaso del color adecuado para comer.
2. Viven el momento. No se recrean en el pasado. No se preocupan por el futuro, a no ser que se les haya dicho que es casi la hora de irse a la cama.
3. Creen. Los niños pequeños creen en el ratoncito Pérez, en Papá Noel y en el poder de las tiritas. Como poco, intentar despegar el papel de la parte adhesiva les distrae de lo que les causa dolor. Y cuando todo lo demás falle, ponles una tirita.
4. Hacen cosas. Dibujan. Esculpen. Pegan. Pintan. Cortan todo lo que caiga en sus manos. De verdad, guarda todas tus tijeras y no digas que no estabas avisado.
5. Bailan. ¿Conoces la expresión "baila como si nadie te estuviera mirando"? Eso es lo que hacen. Excepto por todas las veces en las que se aseguran a conciencia de que alguien les mire.
6. Cantan. Se ponen a cantar a la mínima. En cualquier momento. En cualquier lugar. Incluso en el baño. ¿A quién estamos engañando? Especialmente en el baño.
7. Tararean. Los niños tararean para sí mismos bastante. ¿Por qué tararean? Porque no saben silbar.
8. Dicen lo que piensan. Sueltan lo que se les pasa por la cabeza. No necesitan sacarse nada de dentro porque ya han dicho todo lo que necesitaban decir desde el principio. Si los adultos hiciesen lo mismo, se bebería muchísimo menos el día de Acción de Gracias.
9. Se emocionan. ¡Se emocionan tanto! (Pero les cuesta entender el futuro, así que ten cuidado con decirles que su cumpleaños es pronto... en un par de meses.)
10. No les importa si es nuevo. Las películas preferidas de los niños son las que ven una y otra vez. Sus libros favoritos son lo que han leído y releído. Y si tienen una prenda favorita, querrán ponérsela todos los días. ¿Y los adultos? Estamos obsesionados con lo nuevo. Queremos ser los primeros en comer en un restaurante nuevo, ver una películas de estreno o comprar el último bolso de un diseñador. Los adultos somos muy pesados con estas cosas.
11. Se paran a oler las rosas. Son fantásticos oliendo cosas. Por supuesto, lo irónico de todo esto es que no saben ir al baño solos y no parece que les importe una mier** su propia ya-sabes-qué.
12. No discriminan. A no ser que se les diga lo contrario, aceptan a todo el mundo. Bueno, a todo el mundo menos a los bebés. El insulto número uno para un niño pequeño es que le llamen "bebé".
13. Cuando tienen miedo, lo admiten. Esto nos permite ayudarles a aliviar sus temores. A veces la solución es tan fácil como dejar una luz encendida por la noche. Ojalá nuestros temores se resolviesen con una luz.
14. Aceptan los cumplidos. Cuando les haces un cumplido, probablemente contesten con un "gracias" o un "ya lo sé".
15. Duermen la siesta. Puede que se resistan pataleando y gritando, pero la mayoría de los niños pequeños se echan la siesta y se levantan nuevos y mejorados. Todos seríamos un poquito mejor si nos echásemos la siesta. (Y más ricos también, porque gastaríamos mucho menos dinero en Starbucks.)
16. Se van pronto a la cama. Pero no es por su propio pie y nos cuesta mucho esfuerzo porque se creen la expresión "camarón que se duerme se lo lleva la corriente".
17. Se involucran. El psicólogo Mihaly Czikszentmihalyi dice que sumergirse completamente en una actividad es el secreto de la felicidad. Lo llama "fluir". Los niños a menudo se meten tanto en lo que están haciendo que no oyen cuando les llamas. Consejo: si no contestan por su nombre, intenta susurrar las palabras "galleta de chocolate".
18. Marchan al ritmo de su propio tambor. Literalmente. A menudo se puede encontrar a los niños marchando en sus casas mientras golpean cosas.