A la atención de Jon Voight, que llamó antisemitas a Penélope Cruz y Javier Bardem
Señor Voight, ¿ha visitado alguna vez Cisjordania o Gaza o ha hablado con palestinos que hayan sufrido durante décadas la ocupación israelí? Si alguna vez se hubiera visto obligado a experimentar su suerte, su rabia se habría dirigido a todas partes.
Querido Jon Voight:
Le escribimos como admiradores de su trabajo desde hace muchos años. También somos profesores de Estudios Modernos de Oriente Medio, especializados en la historia y la realidad contemporánea de Israel, el sionismo y Palestina. Entre los dos, hemos escrito y editado unos cuantos libros sobre el país y los dos pueblos que están destinados (o condenados, dependiendo de tu punto de vista) a compartirlo.
Hemos leído su carta abierta a Javier Bardem, Penélope Cruz y otros críticos del último bombardeo israelí y la invasión de Gaza, en respuesta a su propia carta abierta que condenaba la actuación israelí durante la guerra. Su pasión por defender Israel es claramente tan grande como su pasión por actuar. Sin embargo, detrás de su pasión hay una visión de la historia de Israel y de las actuales acciones que no concuerda con la verdadera historia ni con las realidades de hoy en día en el país. Básicamente, no son ciertas, y su creencia en ellas le ha llevado a adoptar posturas que acabarán (a este paso, más pronto que tarde) sentenciando, y no defendiendo, a Israel. Además, aunque ha dicho que ellos y otros actores no deberían enfrentarse a sanciones de la industria por apoyar a Israel, creemos que la intensidad de sus críticas, junto con la imprecisión de sus argumentos, no sólo exacerba la reescritura de la historia del conflicto en los medios de comunicación, sino que contribuye a una atmósfera tóxica de odio contra los palestinos y a un boicot de los mismos a propósito.
Éste es su argumento:
Esta es la tradicional historia del nacimiento de Israel, una parte de lo que el historiador israelí Simha Flapan describía como los mitos en torno a Israel en su famoso libro de 1987 The Birth of Israel: Myths and Realities [El nacimiento de Israel: Mitos y realidades]. Sin embargo, es una distorsión de la historia real, que vio llegar el sionismo a suelo palestino ya en mitad de su propia modernización, frente a lo que el sociólogo israelí Gershon Shafir describe como "movimiento militante sionista nacionalista", que hace uso de la "conquista del trabajo" y luego de la "conquista de la tierra" para tener una fuerza cada vez mayor a partir de la conquista británica de Palestina en 1917.
Después de tres décadas de Gobierno británico comprometido legalmente -mediante la Declaración Balfour y el Mandato Palestino- a facilitar la creación de un "hogar nacional" judío a expensas de promover el nacionalismo árabe palestino, la guerra civil se hizo inevitable. Cuando la guerra por fin terminó, los líderes sionistas aceptaron los términos del Plan de partición de 1947. En realidad, tenían pocas intenciones de satisfacerlos, y durante el año siguiente, primero a través de un conflicto intercomunal y luego, de una guerra sin cuartel, 750.000 palestinos se vieron forzados a dejar su casa, y más de 500 pueblos fueron destruidos.
También se puede rebatir, con datos históricos, su afirmación de que los países colindantes atacaron a Israel para expulsarlo al mar. Como mostraban los profesores de la Universidad de Oxford Avi Shlaim y Eugene Rogan en su libro The War for Palestine, Rewriting the History of 1948, se envió a un número mínimo de fuerzas que, además, estaban mal preparadas; sus objetivos principales eran evitar parecer colaboradores, impedir que su rival, el gran Mufti de Jerusalén, estableciera un estado, y tomar cualquier territorio para sí mismos. Lo más importante aquí es que Jordania, el único vecino con un ejército bajo influencia británica, había alcanzado un modus vivendi con la dirigencia israelí/sionista que le permitía apoderarse de Cisjordania y dejar a Israel el resto del país. La única excepción era Jerusalén, en el que las dos partes no estaban de acuerdo, y que se convertiría en el escenario de los peores combates de la guerra.
Dejemos a un lado el hecho de que usted no menciona la invasión tripartita de Egipto por parte de Israel, Francia y Reino Unido en 1956, lo que ni siquiera los israelíes describían como una guerra defensiva. Habla del "intento árabe" de 1967 de destruir Israel (bastante similar a su descripción de 1948), pero es históricamente erróneo. Hubo muchas amenazas que emanaron de las capitales árabes en la primavera de 1967, pero al final fue Israel, y no los estados árabes, quien lanzó un ataque sorpresa. La CIA incluso predijo que Israel liquidaría alas fuerzas combinadas de los estados vecinos en apenas cinco días. Es exactamente lo que ocurrió.
Aunque se presentó al mundo como una guerra de supervivencia, la de 1967 fue, de hecho, una guerra de conquista y de expansión. ¿Cómo lo sabemos? Simplemente, porque es justo lo que hizo Israel: conquistó y ocupó Cisjordania, Gaza, Sinaí y los Altos del Golán, y procedió a colonizarlos, especialmente la zona bíblica de Cisjordania.
Aquí, señor Voight, es imprescindible entender que si Israel tuviera miedo de entregar Cisjordania a los palestinos por motivos de seguridad (esto es, si la ocupación tuviera que ver realmente con la seguridad), podría haber mantenido la ocupación militar hasta este día sin violar el derecho internacional. Pero, en su lugar, comenzó un asentamiento que llegó a dominar la vida política israelí, situando a medio millón de colonizadores en Cisjordania y en Jerusalén Este, contraviniendo el derecho internacional, que prohíbe la transferencia de civiles de un país a un territorio ocupado.
Lo cierto es que Israel podría retirar a los colonos civiles de Cisjordania en cualquier momento de conformidad con el derecho internacional, pero sigue ocupando militarmente este territorio de forma indefinida. Por supuesto, nunca lo hará. De hecho, como defendía el académico Meron Benvenisti en 1987 con su West Bank Database Project, cuando sólo había unos 60.000 colonos (una décima parte de la cifra actual), Cisjordania ya estaba tan integrada en Israel que nunca habría sido posible retirarse de ahí.
Señor Voight, ¿ha visitado alguna vez Cisjordania o Gaza o ha hablado con palestinos que hayan sufrido durante décadas la ocupación israelí? Si alguna vez se hubiera visto obligado a experimentar su suerte, su rabia se habría dirigido a cualquier parte. En las últimas cinco décadas, los palestinos han sufrido una expropiación continua de sus tierras, un castigo colectivo, la destrucción de sus hogares, el embargo de sus tierras agrarias, la destrucción de sus árboles y cultivos, las ejecuciones fuera de la ley, el exilio, los secuestros, la tortura, el uso de escudos humanos, el bloqueo económico, las invasiones constantes y los bombardeos, la negación del derecho a la educación o al desarrollo, la explotación masiva y la reclusión. Al contrario de lo que usted afirma de que Israel siempre ha trabajado por las relaciones pacíficas, le digo que no sólo ha ignorado completamente sus obligaciones de apoyar la autonomía palestina en los acuerdos de Camp David, sino que invadió y ocupó otro país soberano, Líbano, durante 19 años.
¿Cree que Israel, que ha recibido cientos de miles de millones de los impuestos estadounidenses, debería tener derecho a actuar así sin impunidad? La organización Human Rights Watch acaba de publicar un informe basado en testimonios de supervivientes que demuestran que Israel disparó y bombardeó a los civiles que huían durante el conflicto, contraviniendo así el derecho internacional. Esto no es nuevo, debería saberlo. Israel intervino en ataques similares sobre los civiles que huían durante la guerra de 2008-2009 con Gaza y ha asesinado a miles de palestinos de esta manera. ¿Dónde está la justicia ahí? ¿De qué forma pueden estas acciones hacer de Israel o EEUU lugares más libres o más seguros?
Asimismo, Israel no ha cedido a los palestinos toda Gaza en un gesto de paz. Para empezar, Gaza nunca fue un regalo que Israel pudiera dar a los palestinos. No sólo estaba ocupada por instituciones internacionales, sino que era legalmente inseparable de Cisjordania. Israel podría simplemente retirarse y luego imponer un bloqueo mientras sigue intensificando sus asentamientos y controlando Cisjordania. Esto es precisamente lo que el por entonces primer ministro Ariel Sharon hizo: su objetivo, según el jefe de Departamento, Dov Weisglass, era situar el proceso de paz en "aldehído fórmico" para "congelarlo" mientras el control de Israel sobre Cisjordania se hacía permanente. No ha habido grandes cambios en la política israelí desde entonces. Señor Voight, ¿estas políticas le parecen "pacíficas"?
Este es el contexto necesario para entender por qué los palestinos eligieron a Hamás en 2006. Incluso el archiconservador New York Post admitió que Hamás no había sido elegido porque los palestinos apoyaran el terrorismo, sino porque estaban totalmente disgustados con la Autoridad Palestina (AP), controlada por Fatah, el partido de Yasser Arafat, que dependía de Israel y de Estados Unidos y se había corrompido y actuaba con tanta brutalidad como Israel en su tratamiento de los disidentes. Hamás no empezó a lanzar misiles hasta que no se intentó eliminar a la nueva directiva elegida por la fuerza, en un golpe apoyado por EEUU y AP. No se lanzaron cohetes de forma significativa hasta después de dos años de la elección de Hamás, momento durante el cual Israel continuó su asedio en Gaza y su dominio excesivamente estricto en Cisjordania.
Si Hamás merece desprecio y castigo por sus crímenes de guerra (además de por la humillación de los palestinos), ¿qué se merecen los líderes israelíes, culpables de crímenes mayores? Si aplicáramos los mismos estándares para Hamás e Israel, ¿qué pensaría que deberían recibir los líderes israelíes por su tratamiento a los palestinos durante medio siglo? No ha habido ningún intento por parte del Gobierno israelí de crear la paz que permitiera el establecimiento territorial y económico de un Estado palestino viable. Los israelíes no siguen siendo atacados por sus enemigos, como aseguran los tratados de paz con Egipto y Jordania y la cooperación con los regímenes árabes de Marruecos y el Golfo Pérsico.
En lo que respecta al conflicto actual, usted se equivoca al decir que Javier Bardem y otras personas críticas "se han olvidado de cómo empezó esta guerra. ¿Acaso Hamás no secuestró y asesinó a tres adolescentes sin motivo y celebró su muerte? Qué burla a la justicia". En realidad no es esto lo que ocurrió. Más bien, como se informó con más detalle en los medios israelíes, el Gobierno ha comenzado una serie de ataques sobre Hamás y otros activistas palestinos, arrestando, disparando, e incluso matando a muchas personas como respuesta a un acuerdo de unidad entre Hamás y la Autoridad Palestina preparándose para reanudar las negociaciones.
Señor Voight, lo que Israel ha hecho en Gaza sólo se puede describir como un crimen masivo contra la humanidad. ¿Es un genocidio, como se alega en la carta que Bardem y otras personas firmaron? Teniendo en cuenta la historia del genocidio contra los judíos (el término en sí fue creado para definir el Holocausto), resulta trágico que se considere tal caracterización. Pero, hay que enfrentarse a ella, pues las acciones de Israel, que hasta ahora habían sido descritas como politicidio o espaciocidio por académicos israelíes y palestinos como Baruch Kimmerling y Sari Hanafi, se han intensificado tanto que no se puede eludir tal acusación.
Los israelíes han sufrido en este y en los anteriores conflictos; eso es algo innegable. No obstante, también es cierto que el sufrimiento que Israel ha infligido sobre los palestinos es exponencialmente mayor, y la responsabilidad de este sufrimiento no sólo recae sobre Israel, sino también sobre Estados Unidos, que ha actuado (en palabras de Jon Stewart) como "traficante de droga" mientras intentaba parecer un amigo que se preocupa. Si de verdad se preocupa por Israel, se tomará su tiempo para entender la verdadera historia y la realidad actual, y no los mitos que contienen tanta fantasía como la ficción del Salvaje Oeste que se enseñaba en los colegios estadounidenses. Por otra parte, toda su pasión y su preocupación por Israel sólo acercará más el reconocimiento que usted trata desesperadamente de evitar.
Gracias por tomarse el tiempo de leer esta carta. Está usted invitado a al Centro Levantino, el mayor centro cultural de Oriente Medio en la Costa Oeste, situado en Hollywood, para organizar un foro público en el que se discutirán cuestiones de forma totalmente respetuosa y considerada.
Atentamente,
Gil Hochberg
Profesora del Departamento de Literatura Comparada (Universidad de California, Los Ángeles)
Mark LeVine
Profesor del Departamento de Historia (Universidad de California, Irvine, y Lund University, Centro de Estudios de Oriente Medio)
El 13 de agosto de 2014 se publicó una versión anterior más breve de esta carta en una columna de la edición en inglés de Al-Yazira.
Traducción de Marina Velasco Serrano