Chillonas y agresivas
Frente a las cámaras, Anne Hidalgo y Nathalie Kociusko tenían que seducir, convencer, ganarse al posible votante. No solo no lo consiguieron, yo creo que nos espantaron con esos gritos, salidas de tono, insultos... Habría sido tan fácil, solo tenían que responder de forma clara y contundente.
¡Que se calmen, por favor!
No dejé de repetirme esta frase durante los sesenta minutos que duró el único debate cara a cara entre las dos candidatas a la alcaldía de París. El próximo domingo se lo juegan todo. Nathalie Kociusko-Morizet (UMP) y Anne Hidalgo (PS) están nerviosas. Los resultados de la primera vuelta no son particularmente buenos para ninguna de las dos. Los parisienses, como los franceses, como Europa entera, están desencantados con sus políticos y se lo hacen saber. La abstención rozó el 50 % en la capital hace una semana.
Frente a las cámaras Hidalgo y Kociusko tenían que seducir, convencer, ganarse al posible votante. No solo no lo consiguieron, yo creo que nos espantaron a todos con esos gritos, esas salidas de tono, esos insultos...
Para que puedan visualizar les pinto el cuadro: a la izquierda Anne Hidalgo, hija de inmigrantes españoles, de Cádiz. Morena, ojos negros, 54 años bien llevados, sin estridencias pero resultona.
A la derecha Nathalie Kociusko-Morizet, conocida como NKM. Porte y acento de aristócrata, ojos azules, muy bien maquillada, traje de corte impecable, melena botticcelliana. 40 años.
Entre ellas una pareja de conocidos presentadores hacen intentos desesperados de moderar un debate que a los cinco minutos ya se les ha ido de las manos. El duelo de damas es feroz. Hidalgo no alza el tono, no grita, pero no calla. Apenas deja hablar a la contrincante. La otra, NKM, lógicamente se desespera. Como tiene un tono más agudo parece que chilla. Para ser del norte gesticula mucho mas que la hispana.
Aquí un fragmento, en francés:
Las preguntas de los periodistas y de los ciudadanos que intervienen vía Twitter son clarísimas. ¿Van a subir los impuestos? ¿Qué harán contra la polución? ¿Habrá más policías? ¿Crearán puestos de trabajo? Y la cuestión clave: ¿Qué van a hacer para que las clases medias puedan seguir viviendo en París? ¿Bajarán los precios de la vivienda?
Habría sido tan fácil conquistar al espectador, solo tenían que responder de forma clara y contundente. Responder a cada pregunta con sus programas en la mano. Eso es lo único que los votantes querían ver y escuchar. Pues no. Las dos se perdían en preámbulos y ataques desconsiderados hacia la contrincante. El debate fue un pugilato. Hubo un momento en el que el presentador, aturdido en medio de semejante gallinero, les exigió que se calmaran. "Es imposible entender lo que dicen, señoras", "Los espectadores van a desconectar"...
Eso es lo que me hubiera gustado hacer, apagar el televisor y mandarlas a paseo. Pero había que verlo hasta el final. Cuánta tensión inútil e innecesaria.
De todos modos se lo podrían haber ahorrado. París esta divido en dos mitades. El trazado es clarísimo: los barrios ricos, situados al oeste, votan indefectiblemente a la derecha. Los barrios del este, progresistas y modestos, a la izquierda. Para cambiar de tercio, los ciudadanos necesitan mucho más que ver a dos madonnas lanzándose improperios.
El espectáculo deja un sabor amargo. Como muchas mujeres, veo la ascensión de las féminas al poder como algo positivo. Con grandes dosis de ingenuidad pensaba que las mujeres en política podrían ser más pragmáticas y menos egocéntricas que los hombres. Lamentablemente veo que en cuanto tocamos poder somos como ellos... pero con el tono de voz más agudo. Difícil de soportar en un plató de televisión.
París tendrá alcaldesa sin duda alguna. Confieso que pese a la resaca del debate, será una satisfacción ver a una española al frente de la capital. Según todas las previsiones Anne Hidalgo tiene la victoria casi asegurada. Además cuenta con ventaja: diez años de experiencia como mano derecha del actual alcalde y una conciencia social heredada de sus orígenes modestos. Ojalá lo haga bien si llega a la alcaldía.