Tu coño, mis normas

Tu coño, mis normas

Hay demasiado ruido últimamente sobre todo lo que rodea a la mujer y a su esfera de libertad individual: burkini sí o burkini no, gestación subrogada sí o gestación subrogada no... Estamos asistiendo a un desgarro de la defensa del feminismo para llegar a un puerto de destino incierto, en el que diferentes sujetos sociales e individuales quieren aprisionar la libertad de la mujer. Sin contar con ella. Despreciándola.

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Foto: ISTOCK

Hay demasiado ruido últimamente sobre todo lo que rodea a la mujer y a su esfera de libertad individual: burkini sí o burkini no, gestación subrogada sí o gestación subrogada no... Y así un sinfín de cuestiones que, desde diferentes posturas y posiciones ideológicas, se arrogan como portavoces de la mujer, así, en mayestático. Estamos asistiendo a un desgarro de la defensa del feminismo para llegar a un puerto de destino incierto, en el que diferentes sujetos sociales e individuales quieren aprisionar la libertad de la mujer. Sin contar con ella. Despreciándola.

No deja de sorprenderme la postura de una parte del feminismo (convertido por abracadabra en un modus vivendi más) con la gestación subrogada. Proclaman a los cuatro vientos que la libertad de la mujer está siendo destruida y la propia mujer explotada. El dogma llega hasta cotas tan altas de fanatismo que pasan por alto a mujeres que han sido gestantes para otros, ignorando sus palabras, ignorando sus motivaciones. Es paradójico que un sector del feminismo se comporte con la mujer de una forma tremendamente proteccionista, amén de desdeñar los argumentos de una mujer libre. Paradójico y obsceno contemplar cómo desde una posición a priori progresista se retuercen argumentos y se pone a la mujer en un segundo plano, al más puro estilo machista de toda la vida. Si debemos prohibir y satanizar la gestación subrogada en España porque en la India deja bastante que desear en cuanto a garantías de la mujer, deberíamos también prohibir el matrimonio en España porque en la India no hay matrimonios libres y la mujer es un mero objeto.

Hay que ver lo barato que sale cosificar a una mujer, dejarla de lado y humillarla; llamarla puta, zorra, mantenida, y ahora, vasija.

Dicen que las mujeres "no son vasijas", ergo para este sector del feminismo, una gestante en un proceso de subrogación es una vasija ad eternum. Hay que ver lo barato que sale cosificar a una mujer, dejarla de lado y humillarla; llamarla puta, zorra, mantenida, y ahora, vasija. Triste que sean mujeres las que participen en este dogma heteropatriarcal y proteccionista.

Por supuesto, y como refrendan muchos artículos de ese sector del feminismo, para ellas ver a Jaime Cantizano con su hijo es obsceno, sobre todo porque no sale la "figura de la mujer" en la foto en un momento tan determinante -según ellas- para una mujer. Otra muestra más de machismo disfrazado de progresía. Por lo visto, ahora la idea del bien de este sector es elevar a los altares a la mujer como madre o como paridora, es decir, lo que ha hecho la Iglesia Católica toda la vida. Paradojas posmodernas.

Hemos defendido muchos y por mucho tiempo la radical independencia de la mujer. Hemos gritado en manifestaciones "saquen sus rosarios de nuestros ovarios", o "mi coño, mis normas" justamente porque creemos en la autodeterminación de la mujer en cualquier ámbito y en cualquier aspecto de la vida. Ahora parece que tenemos que empezar a gritar con más fuerza esas frases y ser más vehementes en su defensa, porque hay un sector del feminismo que parece coaligado con el heteropatriarcado proteccionista y que grita, aunque sotto voce, "tu coño, mis normas". No hay nadie, ni siquiera otra mujer, capacitado o capacitada para cosificar a otra mujer, para llamarla vasija, o para susurrarle que si quiere gestar para otros es porque está siendo persuadida por el machismo o por el colectivo LGTBI. Yo, como feminista, seguiré gritando "mi coño, mis normas" aunque haya otras mujeres que desde un feminismo que no comparto susurren lo contrario.

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Doctorando en Psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona, en la línea de investigación "Poder, Subjetividad y Género". Activista por los Derechos Humanos. Máster en Intervención Psicológica por la UDIMA y Experto Universitario en Trastornos de la Personalidad por la misma universidad. Máster en Formación del Profesorado en UNED. Diplomado en Perspectiva de Géneros y Bioética Aplicada por la Universidad de Champagnat, Mendoza, Argentina. Formación de posgrado en violencia de género y participación en congresos internacionales de temática feminista, bioética, diversidad sexual y género. Dos veces portavoz de derechos del Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica, único organismo internacional público en materia de juventud en el mundo. Premio Cristina Esparza Martín 2020 en la categoría de Activista del año por su defensa de la igualdad de género y a favor de los derechos del colectivo LGTBI. Ha sido uno de los observadores internacionales coordinados por el centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero para velar por el cumplimiento de la Ley de Amnistía del Estado de México.

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