Nostalgia, chándal y cobra: cuando Laura se convirtió en Chenoa de España
Esa imagen de una Chenoa enlagrimada y enchaldada en su portal tras haber sido dejada en rueda de prensa a miles de kilómetros fue la que puso fin a nuestra burbuja de los 2000. Y fue su buen humor y su capacidad (poco frecuente en este país) de reírse de sí misma lo que nos conquistó de ella hace un par de semanas. La frialdad de su ex después de tantos años también puso de su parte en su paseo a la cumbre
Foto: TVE
Son las 7:20 de la mañana del martes 1 de noviembre y la resaca se hace patente. En el metro, por las pelucas de payaso y el rímel corrido, y en Twitter por 'Operación Triunfo'. 'Bisbal a Chenoa' es el segundo Trending Topic; #LaNocheCobra, tercero. La culpa es mía, y probablemente tuya, si estás leyendo esto.
15 de los 20 temas más tuiteados de la noche del 31 de octubre eran de OT. El concierto celebrado en el Palau Sant Jordi era -seamos sinceros- un poco aburrido visto por la tele. La doble pantalla ayuda: gracias, Twitter. Con un arranque decente y una continuación flojilla (ese doblete de Juan Camus nos dejó sin oídos ni ganas), España clamaba por 'Escondidos' desde las diez y un minuto de la noche.
Ni en nuestros mejores sueños pensamos en un 'Escondidos' así. Tan poco escondido. Esperábamos frialdad, distancia, cumplir. Pero miren: ahí hubo química. Gracia. Morbazo. Chicha. Tres minutos y 40 millones de personas sosteniendo la respiración. Hasta que llegó ella: la cobra.
Es un término popular: uno de los dos se acerca, hay un amago de beso, el otro se retira cual vil serpiente. Que levante la mano el que no ha recibido un cobrazo en su vida.
Chenoa se lo llevó y todos nos quedamos flasheados. ¿Estaba David Bisbal haciéndole eso a Laura Corradini, tres lustros después? La noche de la nostalgia se convirtió en la noche de la cobra. Así que pasen 15 años (y ya hemos visto cuán rápido pasan) ese y no otro será el momento más recordado del reencuentro más esperado de la televisión. Ni Nina, ni las decepciones con sus carreras, ni las visitas al psicólogo ni la casi espantada de Camus, por mucho protagonismo que quisiera: esa cobra es nuestra cobra.
En el segundo programa de 'OT El reencuentro' ya nos habíamos vuelto chenoistas. No creo que Chenoa (que a veces tiende a una postura forzada, poco natural, distante de puro perfeccionista) lo hiciera a propósito. Fue la verdad lo que nos ganó de ella, aunque tuviera la frase preparada: "Yo no salgo más en chándal". Esa imagen de una Chenoa enlagrimada y enchaldada en su portal tras haber sido dejada en rueda de prensa a miles de kilómetros fue la que puso fin a nuestra burbuja de los 2000. Y fue su buen humor y su capacidad (poco frecuente en este país) de reírse de sí misma lo que nos conquistó de ella hace un par de semanas. La frialdad de su ex después de tantos años también puso de su parte en su paseo a la cumbre.
Pero la cobra, esa cobra (tan rara en público, en un concierto, tan impresionante por genuina) es lo que nos ha terminado de conquistar de ella. Por su reacción, por su timidez ante millones de ojos, por sus lágrimas incesantes incluso una canción después, rodeada ya de sus compañeros y con carta blanca para la catarsis. Por ese "Yo también te tengo mucho cariño" de la todo menos empática estrella mundial David Bisbal.
Chenoa lloró enfundada en su vestido de lentejuelas, pero España la estaba viendo en chándal y con el rímel corrido en esta noche de Halloween. Porque si 2001 nos dio a una Rosa de España, este esperado y necesario reencuentro de 2016 nos ha regalado a una Chenoa de España.
ACTUALIZACIÓN: Ahora el vídeo del ángulo inverso dice que la cobra no es cobra. Eso ya da igual. Esto es historia de la televisión en España y Chenoa es Chenoa de España (precisamente porque no es fácil ser como ella). Cultura popular, por y para el pueblo. Si el árbitro pita penalti, ¡hay penalti!