Tu hijo no ha nacido con una tableta debajo del brazo
La tecnología no hace a tu hijo más inteligente. El hecho de que con su dedito pase de una pantalla a otra no significa que vaya a ser ingeniero. Los entornos son intuitivos. Y punto. Lo siento, pero no tiene ningún mérito. Es más, quizá deberías pensar sustituir esa tableta o ese teléfono por una comba o unas raquetas.
La tecnología no hace a tu hijo más inteligente. El hecho de que con su dedito pase de una pantalla a otra no significa que vaya a ser ingeniero. Los entornos son intuitivos. Y punto. Lo siento, pero no tiene ningún mérito. Es más, quizá deberías pensar sustituir esa tableta o ese teléfono por una comba o unas raquetas. ¿A qué jugabas cuando eras pequeño? Escoge lo que quieras para tu hijo, pero deja que crezca, al menos durante los primeros años, lejos de dispositivos móviles sin control.
En plena fiebre digital, toca poner un poco de orden en las pantallas a las que sometemos a nuestros hijos. Incluso la televisión engancha menos que los juegos interactivos, en palabras de Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro, El cerebro del niño explicado a los padres. "Podemos ir introduciendo los dibujos poco a poco, pero siempre por tiempos limitados y eligiendo programas que tengan un ritmo lento y pausado. Los podemos poner en ratos concretos del día, desde que tienen unos nueve meses".
"Las aplicaciones didácticas pierden gran parte de su capacidad en el momento que están en un formato digital y el niño las maneja solo", explica Bilbao, que defiende el juego con el adulto como la mejor opción. La neurociencia aplicada a la educación está de moda. Utilizar lo que sabemos sobre el funcionamiento del cerebro a la forma de enseñar es uno de los caminos a seguir. Álvaro imparte un curso online dirigido a los padres que forma parte de un programa de The Child Center de Nueva York.
El niño está perdiendo su capacidad de asombro. "Es importante que aprenda a entretenerse solo y que sepa esperar sin entretenimiento, ambas cosas requiere más esfuerzo que enchufarse a la tecnología y por eso también es más beneficioso para el cerebro". Cuando lo dice recuerdo largos viajes en coche con largas películas, una detrás de otra. El "¿cuándo llegamos?" prácticamente ha desaparecido.
Este decálogo elaborado por Álvaro Bilbao y que me ha dejado adelantarlo aquí en El Huffington Post debería estar puesto en las neveras de las cocinas de todas todas familias.
DECÁLOGO PARA INTRODUCIR Y EDUCAR A LOS NIÑOS EN LAS TECNOLOGÍAS
1. No dejes que otros padres decidan por ti.
Encontrarás padres que dejen la tablet a sus hijos con dos años e incluso antes. Muchos les han comprado una consola antes de que cumplan los cinco. Mi recomendación es que decidas por ti mismo la edad a la que quieres que tu hijo tenga un dispositivo para jugar. No te dejes guiar por otros padres; ellos ya se han arrepentido. Si quieres referentes distintos a los que ves en tu colegio o vecindario guíate por estos: la Asociación Americana de Pediatría establece que los niños no deberían usar estos dispositivos antes de los tres años. Yo recomiendo que no sea antes de los 6. Bill Gates o Steve Jobs no dejaron a sus hijos utilizar estos dispositivos hasta que cumplieron nueve o diez años de edad.
2. Establece normas claras.
Antes de dar el paso de dejar a tu hijo tener su propio dispositivo o hacer uso autónomo de alguno que haya por casa, haz un listado de normas con sentido común, que favorezcan su autocontrol y aseguren un uso limitado. Si no haces estas normas, pronto lo lamentarás.
3. Antes de jugar, debe cumplir sus responsabilidades.
Sean cuales sean las normas de juego, una norma de sentido común debería ser que el niño cumpla con sus tareas del colegio y responsabilidades domésticas, como ayudar a poner la mesa o hacerse la cama antes de jugar con el dispositivo. ¿Tus hijos no se hacen la cama ni ayudan en la casa? Quizás deberías plantearte que sean más responsables antes de dejarles usar un dispositivo electrónico.
4. Gradúa la frecuencia de uso.
Comienza ofreciendo un rato de juego un día a la semana. Si el niño es capaz de dejarlo cuando se lo pides y no lo demanda a todas horas cuando no está con él, ofrécele otro rato de juego y así progresivamente. Siempre es conveniente que haya al menos dos días a la semana sin dispositivo.
5. Tiempo limitado.
45 minutos al día debería ser el máximo que un niño invierte en estos dispositivos. A partir de 45 minutos, incluso los expertos que defienden los beneficios de los videojuegos advierten que comienzan a ser nocivos. En una tarde cualquiera el tiempo offline siempre debe ser mayor que el tiempo online.
6. Cuando papá o mamá dice que lo dejes, lo dejas.
Si tu hijo no es capaz de respetar estar norma o se enfada y grita cuando te lo tiene que dar, no tiene suficiente autocontrol para jugar con dispositivos que le excitan y le ponen más nervioso. Para evitar esta falta de control lo mejor es establecer una norma justa: "Si no me lo das cuando te lo pido o gritas, el próximo día no lo puedes usar".
7. No le ofrezcas el dispositivo para esperar.
El cerebro necesita ratos de espera y aburrimiento para desarrollar habilidades como la creatividad o la capacidad para tolerar la frustración. Ofrecer a tu hijo el dispositivo cada vez que tiene que esperar cinco minutos en el médico o cuando tiene que hacer un viaje en coche, no le ayudará a desarrollar estas habilidades. Si tiene que esperar, que espere. Ya aprenderá a aguantarse o a entretenerse solo. Son dos habilidades que le resultarán muy útiles a lo largo de su vida.
8. Crea espacios y momentos libres de tecnología en tu hogar.
La hora de la cena, la cocina, su dormitorio o la visita a los abuelos deberían ser ratos y espacios libres de tecnología; tanto para los niños como para los padres. Estos espacios libres de tecnología facilitarán que volváis a conectar con el resto de la familia y con el mundo real. .
9. Cuando estamos con otros niños, estamos con otros niños.
Deja claro que, al menos en tu casa, cuando los niños están con otros niños se pueden entretener con todo tipo de juegos en el que todos puedan participar. No hay nada más triste que ver a 4 niños jugando en la misma habitación cada uno a un juego distinto. Cuando vayáis al parque, a una casa rural o a casa de tus amigos deja el dispositivo en casa. Jugar y charlar con sus amigos es mucho más enriquecedor para el cerebro de tus hijos que quedarse embobado frente a la pantalla.
10. Después de cenar, nada de dispositivos.
Los videojuegos y aplicaciones, aunque estén pensadas para niños, contienen imágenes, sonidos y movimientos que buscan captar su atención. Cada vez hay más niños con problemas de sueño y adolescentes que duermen menos de siete horas enganchados a las pantallas. Si quieres ayudar a tus hijos a conciliar el sueño y desarrollar una buena higiene evita que su cerebro se sobreexcite.
Seguro que mientras leías esta lista se te han ocurrido más puntos para incluir o te has sentido identificado con algunos. Supongo que como siempre el sentido común debería ser la mejor guía, pero ante la duda, está bien tener a mano la de un especialista.