Alepo, te hemos fallado
El mundo prometió no olvidar. El mundo prometió ser un lugar mejor. Pero hoy, al leer los titulares que hablaban de una bonita ciudad hecha pedazos, al ver cómo los ciudadanos se despedían, supe que el mundo se había olvidado. El mundo ha visto morir a miles de personas y no ha hecho nada para evitarlo.
"Nunca más".
Cuando tenía 10 años, leí estas palabras en libros de ficción histórica de la biblioteca. Cuando tenía 12 años, las escuché en boca de profesores de Inglés y de Ciencias Sociales. Eran un lema del pasado y una promesa del futuro.
Está claro que hoy se ha roto esa promesa.
Aproximadamente 100.000 sirios siguen en la zona este de Alepo. De este grupo, 30.000 personas han huido al oeste de Alepo, pero hay miles que siguen atrapados en los barrios asediados del norte de Alepo, donde ya se han llevado a cabo ejecuciones. Según la ONU, más de 82 personas han sido ejecutadas, de las cuales 11 eran mujeres y 13, niños.
Además, el contacto entre civiles y activistas en Alepo es prácticamente inexistente. Muchos activistas y periodistas, junto con más civiles inocentes, han publicado sus despedidas en redes sociales como Twitter. Muchos no responden en las redes sociales desde entonces y resulta imposible saber si también han muerto.
El periodista neoyorquino Bilal Abdul Karim publicó un vídeo de despedida. En su tuit más reciente (y puede que el último), mencionó el acuerdo al que habían llegado los rebeldes y el régimen. Se suponía que este acuerdo permitiría a los civiles desplazarse sin peligro; sin embargo, varias personas han sido asesinadas por el régimen y sus aliados mientras huían.
No hay garantía de seguridad una vez que los civiles llegan a regiones sirias pro-Assad. Muchos activistas sirios temen "desaparecer" al entrar en la zona del régimen de Alepo. Es un miedo justificado porque, según la ONU, durante el último alto el fuego han desaparecido cientos de hombres que entraron en la Siria de Assad.
La realidad es que en Alepo se está produciendo un genocidio. No hay hospitales para cuidar de los heridos. No hay equipos para rescatar a las personas sepultadas por los escombros. Y aunque haya un alto el fuego vigente, nada garantiza que perdure: ninguno de los anteriores ha durado.
Así es el Alepo del presente y, en parte, es culpa nuestra.
Mientras que Assad contaba con la milicia iraní y los aviones rusos, los rebeldes no tenían suficientes soldados ni armas extranjeros. Y aunque es cierto que los rebeldes contaban con el apoyo de Estados Unidos, también podría decirse que si Barack Obama y el Congreso estadounidense hubieran querido, los rebeldes podrían haber recibido la ayuda suficiente para acabar con el Gobierno de Assad. Después de todo, Estados Unidos cuenta con el ejército más fuerte del mundo.
Pero las culpables no son sólo las superpotencias occidentales como Estados Unidos. La región islámica también es responsable. Las potencias árabes (como Arabia Saudí, Catar o los Emiratos Árabes) podían haber ayudado a su agonizante vecino. También tenían la obligación de proteger a los sirios oprimidos de la comunidad islámica.
Pero no hicieron nada.
No hicieron nada cuando las negociaciones de paz no fueron a ningún lado. No hicieron nada cuando miles de sirios huyeron de Alepo. No hicieron nada cuando sus vecinos murieron por culpa del régimen de Assad.
El mundo prometió no olvidar. El mundo prometió ser un lugar mejor. Pero hoy, al leer los titulares que hablaban de una bonita ciudad hecha pedazos, al ver cómo los ciudadanos se despedían, supe que el mundo se había olvidado. No se ha convertido en un lugar mejor. El mundo ha visto morir a miles de personas y no ha hecho nada para evitarlo.
Pero también me aferré a la esperanza: el mundo no ha hecho nada, pero puede empezar a reparar los daños causados.
Podemosempezar a reparar los daños causados.
Varias organizaciones siguen acumulando productos básicos para los civiles de Alepo. Syria Relief, Islamic Relief Worldwide, la Karam Foundation y Médicos Sin Fronteras prestan socorro y suministros a los civiles de Alepo. La ayuda, que se necesita enormemente, puede llegar a Alepo durante este alto el fuego.
Para aquellos que no se pueden permitir donar algo: haced llegar el mensaje a vuestro Gobierno, exigid que Assad rinda cuentas y pedid que ofrezcan más ayuda a Siria, especialmente a Alepo.
Y, lo que es más importante, debemos recordar a los civiles y sus gritos por la libertad. Debemos responsabilizar al régimen y a sus aliados. El mundo tiene que recordar y actuar.
Porque hicimos una promesa:
Nunca más.
Y esta vez hay que cumplirla.
Este artículo fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.