La playa con el nombre más tétrico de Andalucía oculta el azul más intenso de toda España
Una playa oculta con un paisaje único para los más aventureros.
Las playas son una de las joyas geográficas más apreciadas de España, con su inigualable encanto y belleza natural cautivan a todo aquel que las visita. Desde las doradas arenas del Atlántico hasta las cálidas aguas del Mediterráneo, todas las costas españolas tienen algo especial que las hace destacar sobre el resto. Sin embargo, entre todas estas maravillas naturales hay una que destaca por tener un nombre un atractivo extraordinario y un nombre un tanto tétrico.
Este es el caso de la Playa de los Muertos, un paraíso oculto en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en la provincia de Almería. Un enclave de arena fina y aguas cristalinas que se ha convertido en una de las mejores playas ya no solo de Andalucía, sino de toda España. Lo que más llama la atención al acceder a este espacio es el increíble acantilado que lo rodea, acompañado de enormes rocas desprendidas del mismo que configuran formas curiosas en la orilla.
Las paredes volcánicas de color ocre enmarcan el azul más intenso de toda la península, formando un contraste digno de admirar. A su vez, las aguas cristalinas no solo invitan a disfrutar de un baño relajado, sino que también son el escenario ideal para los amantes del buceo y el snorkel, gracias a su claridad y la riqueza de su vida marina. En definitiva, se trata de uno de los secretos mejor guardados de Andalucía que todo el mundo debería visitar.
Un nombre un tanto peculiar
El entorno paradisiaco de esta playa de más de un kilómetro de longitud contrasta con su enigmático nombre. Según cuenta la tradición, este apodo proviene de los frecuentes naufragios que ocurrían en épocas pasadas, en los cuales los cadáveres de piratas, comerciantes y marineros llegaban hasta la orilla de la playa debido a las fuertes corrientes marinas de la zona. Por suerte, todo ello ahora no tiene vigencia alguna e incluso en los días de tormenta no hay ningún peligro de naufragio.
Llegar a este idílico paisaje no es una tarea fácil, ya que el camino es empinado y está lleno de piedras sueltas que pueden ser peligrosas si no se pisan con precaución. Son tres senderos en total los que podemos recorrer para llegar a la playa: uno que parte desde el punto de información, otro desde la zona de aparcamiento y el último que desciende desde el mirador. Ninguno es más fácil que el anterior, por lo que se recomienda usar calzado cómodo para afrontarlos con buen pie.
Además, su difícil acceso hace que no sea rentable levantar ningún tipo de negocio en esta zona, por lo que todo aquel que quiera disfrutar de un día en esta playa debe llevar su propia comida, bebida y demás utensilios necesarios. A pesar de ello, esta joya oculta de la naturaleza supone una vía de escape del bullicio de la ciudad, erigiéndose como una de las playas más bellas a nivel nacional. Un rincón escondido del sur que no te puedes perder si visitas la región.