La playa idílica con aguas turquesas y piscinas para los pequeños está en España
Se encuentra en Lanzarote y, para algunos, es "una de las mejores" calas de la isla.
Agosto ya llega a su fin, pero el calor parece que todavía va a perdurar algo más. Los que prefieren irse de vacaciones durante el mes de septiembre todavía están a tiempo de escoger el lugar en el que pasar esos días de desconexión tan necesarios. Para aquellos que prefieran pasar sus vacaciones en un pasaje idílico, digno de postal, no hace falta que se vayan demasiado lejos.
En España hay una playa de arena blanca y fina, con el agua de color turquesa, que hacen que esta presuma de una belleza propia de las aguas del Caribe. Sin embargo, las rocas volcánicas que hay salpicadas por distintas partes de la cala nos recuerdan que se encuentra en aguas del Atlántico. En concreto, en el archipiélago canario.
Se trata del Caletón Blanco. Localizada en el municipio norteño de Haría, en Lanzarote, con 50 metros de ancho y 100 de largo, esta playa es para algunos "una de las mejores playas" de la isla en la que se encuentra, tal y como recoge Barceló Experiences. Además, dada su escasa profundidad y la claridad de sus aguas, permite practicar buceo de superficie y ver los peces que se encuentran nadando en el mar.
A pesar de su innegable belleza, no es de las playas más masificadas. Está muy demandada, sí, pero, al quedar un poco al margen de las zonas más turísticas, no es de las que más se llena durante el verano. Además, a diferencia de lo que ocurre con otras calas en las que evitan que el turismo las deteriore, hay un aparcamiento muy cerca donde dejar el coche.
¿Qué hacer cerca de Caletón Blanco?
La oferta turística de Lanzarote es muy variada. Para los que prefieran descansar, pueden hacerlo en cualquiera de sus espectaculares playas. Si se apuesta por un turismo más deportivo, se pueden hacer múltiples rutas. Y para los amantes del arte también hay opciones. A menos de 10 kilómetros se encuentran los Jameos del Agua.
Se trata de un túnel originado por la erupción del Volcán de la Corona. Allí, el pintor y escultor César Manrique ideó el primer Centro de Arte, Cultura y Turismo, en el que se puede apreciar una de las máximas que define la obra del artista: combinar, en armonía, la creación artística con la naturaleza.
