La isla pirata con tesoros escondidos de España con una ruta de acceso secreta y mucha historia

Euskadi es una comunidad llena de contrastes y belleza natural, desde las grandes montañas verdes hasta las aguas cristalinas del mar Cantábrico. Unos paisajes espectaculares que hacen de esta región un destino ideal para visitar este verano. Sin embargo, más allá de las numerosas playas y parajes naturales, también existen numerosos islotes para visitar. Sin ir más lejos, ¿sabías que el País Vasco alberga una isla pirata con tesoros escondidos?

Se trata de la isla de Garraitz o San Nicolás, un rincón secreto que se encuentra en el municipio de Lekeitio, en Vizcaya. Se trata de un lugar envuelto en un aura de misterio al que hasta poco no solo no se podía acceder, sino que tampoco aparecía en Google Maps o en los mapas más tradicionales. Una pequeña isla de 250 metros de largo y 50 metros de altura, cuyo nombre en euskera significa “la roca de fuego”.

Un acceso peculiar

Uno de los aspectos más reseñables de esta isla es que está unida a la península por un dique que no es visible cuando sube la marea. ¿Esto qué quiere decir? Que su acceso no siempre está abierto. Para llegar a Garraitz hay que estar pendiente del estado del mar, ya que cuando la marea baja es cuando se descubre un camino de piedra lleno de musgo que nos permite cruzar hasta el otro lado. 

Ahora bien, si decides recorrer este camino sobre el mar y visitar este lugar tan recóndito, tienes que tener en cuenta que hay que abandonar la isla antes de que vuelva a subir la marea, sino tendrás que volver a nado o quedarte esperando al otro lado hasta la próxima bajamar. Por ello es recomendable estudiar el horario de las mareas del día antes de cruzar la pasarela. Todo ello contribuye a que sea tan mágica y misteriosa a la vez.

Cabe destacar que a la isla de Garraitz solo se puede acceder a pie desde la playa de Karraspio. Según cuenta la leyenda, este camino de piedras fue creado por los mismos piratas que refugiaban en la isla con el fin de proteger sus tesoros. En la actualidad, este lugar está deshabitado y uno de los mejores planes es subir a la cima y disfrutar de las increíbles vistas desde su mirador. 

Acerca de la isla

Aunque esta isla siempre ha tenido un carácter inhabitado, entre sus usos destaca el militar, religioso y civil, ya que en el siglo XVI se utilizaba como lugar de contención de los contagiados por la lepra o la peste. Además, en el siglo XV destacaba la ermita de Nicolás de Bari, que fue reconstruida en un convento por la orden franciscana en 1617. No obstante, la escasez de agua dulce y el mal clima llevó a su abandono, por ello ahora solo quedan pocos restos de la edificación.

En los últimos años, se han encontrado muchos restos arqueológicos que nos permiten conocer más sobre su historia. Sin ir más lejos, en 2019 se encontraron diferentes monedas pertenecientes a los siglos XIV y XV, de las cuales dos eran portuguesas, otra escocesa y la última del Ducado de Brabante, de Bélgica. Por otra parte, esta isla se la conoce como “roca de fuego” porque algunas mujeres iban a este lugar a hacer fuego y poder guiar así a los barcos que salían del puerto, ya que en la costa no había luz.