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La ermita de Cantabria oculta en una caprichosa cueva en un acantilado que desafía el poder del mar

La ermita de Cantabria oculta en una caprichosa cueva en un acantilado que desafía el poder del mar

Una de las joyas arquitectónicas más curiosas de España.

Una ola rompe junto a la ermita de Santa Justa (Cantabria).EFE/Pedro Puente Hoyos

Cantabria es una tierra privilegiada donde se entrelazan riqueza geográfica, histórica y cultural. Sus paisajes combinan majestuosas montañas, verdes valles y una costa que desafía al Atlántico con grandes acantilados y playas de ensueño. Entre sus maravillas destaca una joya única en el mundo: una ermita oculta en una cueva natural que se asoma a los acantilados desafiando las leyes de la gravedad.

Enclavada en Ubiarco, una localidad del municipio de Santillana del Mar, la Ermita de Santa Justa se alza como un rincón mágico que parece sacado de un cuento, convirtiéndose en una de las iglesias más curiosas de España. Construida en una cueva natural que se abre directamente al bravo mar Cantábrico, esta pequeña joya arquitectónica es una auténtica superviviente al paso del tiempo y a varios siglos de ser azotada por el mar.

La ermita, dedicada a dos hermanas mártires perseguidas por su fe, Santa Justa y Santa Rufina, es mucho más que un lugar de culto. Es un gran ejemplo de cómo el ser humano ha logrado adaptar su fe y arquitectura al medio ambiente, respetando y aprovechando la singularidad del terreno. Su localización frente al mar no solo refleja una profunda conexión espiritual con el entorno, sino que también lo convierte en un símbolo de resistencia.

Un enclave peculiar

Aunque la actual construcción de esta ermita data del siglo XIV, se cree que hubo una anterior edificación del siglo XII que se utilizó para guardar las reliquias de las dos hermanas mártires a las que ahora está dedicada. Este dato sugiere que, durante siglos, este enclave ha sido un punto de relevancia religiosa y cultural, testigo de la devoción de diferentes generaciones y estilos arquitectónicos que han dejado su huella imborrable en este rincón cántabro.

Cada año, el 19 de julio y el lunes de Pentecostés, en este lugar tan especial se celebran misas en honor a Santa Justa y Santa Rufina, además de una romería que atrae tanto a fieles como a turistas que acuden para disfrutar de la solemnidad del espacio natural. Además, desde este rincón se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas al Cantábrico, convirtiéndose también en una vía de escape para los amantes de la naturaleza. 

Por si fuera poco, el patrimonio histórico de Ubiarco no se limita únicamente a la ermita, sino que a pocos metros se encuentran los restos de la Torre de San Telmo, una antigua torre de vigía medieval que fue construida en el siglo XIV para defender la costa de posibles incursiones. Un torreón que, aunque ahora está reducido a ruinas, refleja la importancia estratégica de la zona en épocas pasadas, enriqueciendo todavía más el patrimonio cultural de la región.