La ciudad oculta en las alturas montañosas considerada la Suiza de Marruecos ideal para huir del calor
Se trata de la villa más fría de todo el continente.
En un verano tan caluroso como este son muchos los que buscan desesperadamente formas de refrescarse que ayuden a sobrellevar las altas temperaturas. Por ello se han vuelto especialmente populares los destinos que combinan climas fríos con un rico patrimonio histórico-cultural que descubrir. Muy contrario a lo que mucha gente puede creer, en Marruecos se encuentran ciudades interesantísimas que cumplen con estos requisitos.
Concretamente, el país norteafricano esconde una pintoresca ciudad que ha sido bautizada como la “pequeña Suiza marroquí” y es toda una maravilla natural. Estamos hablando de Ifrane, una localidad que se alza a 1.665 metros de altitud y que suele tener un clima bastante frío con nevadas recurrentes. Además, su arquitectura y sus exuberantes paisajes verdes nos recuerdan a los del estado alpino, algo que contrasta con el resto de zonas del país.
Esta curiosa ciudad se sitúa en la región de Fez-Mequinez, en las montañas del Medio Atlas, y fue fundada en el año 1929 por los franceses. Ifrane fue concebida como un lugar de descanso para los colonos europeos que buscaban un refugio del calor del verano en las llanuras. Y no es para menos, ya que esta localidad presume de tener una ubicación privilegiada, situada en un parque natural con refrescantes lagos, cascadas y frondosos valles.
Con temperaturas bajo cero
Aquí se encuentra "el bosque de cedros más grande del mundo, que cubren las laderas de las montañas del Medio Atlas con un manto de verdor", según la web de Turismo de Marruecos. Ahora bien, la belleza de Ifrane no solo reside en su paraje natural. Sus calles limpias, jardines bien cuidados y casas con techos a dos aguas recuerdan a un pueblo suizo, creando una atmósfera que parece sacada de un cuento de hadas.
Además, la región circundante ofrece actividades al aire libre como rutas de senderismo, pesca y, en invierno, esquí en la cercana estación de Mischliffen. Uno de sus puntos más emblemáticos es la estatua del león, ubicada en el centro de la ciudad. Se trata de una escultura anónima hecha de piedra que se cree que pudo haber sido tallada por un preso alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Una curiosa anécdota transmitida de generación en generación cuenta cómo en el año 1935, concretamente el 11 de febrero, los termómetros situados en el centro de Ifrane llegaron a marcar -23,9ºC. Un hecho que contribuye a que actualmente se la conozca como la villa más fría del continente. Aunque todo sea dicho, desde entonces nunca se ha vuelto a producir una helada de estas características, al menos hasta el momento.
Por todo ello, Ifrane es un destino que destaca por su encanto tranquilo y relajado en un paraje natural con temperaturas de ensueño. Aunque suele pasar muy desapercibido fuera de Marruecos, es ideal para aquellos que buscan un respiro del calor y del bullicio de las grandes ciudades marroquíes, ofreciendo un oasis de paz y frescura en las alturas montañosas.