Irse de camping ya no es clavar piquetas: cómo se ha convertido en casi una experiencia de lujo

Irse de camping ya no es clavar piquetas: cómo se ha convertido en casi una experiencia de lujo

Los glamping y las cabañas en ubicaciones idílicas han hecho que esta forma de viaje deje de ser calificada como 'cutre'.

Pareja en un glamping de lujo.martin barraud

La imagen que se genera en el imaginario colectivo al pensar en marcharse de camping es ir cargados con mochila, esterilla aislante, piquetas y tienda de campaña y, sobre todo, repelente para insectos. Sin embargo, desde hace unos 10 años, especialmente después de la pandemia irse de camping se ha popularizado entre otro público y el concepto ya poco tiene que ver con pasar buena parte del primer día montando la tienda de campaña en una parcela.

El glamping ha sustituido en muchos casos al concepto tradicional y los bungalows ya han dejado de ser también una opción únicamente para familias, ya que los hay preparados para parejas. Incluso hay cabañas con baño privado.

“Desde la pandemia, la gente ha descubierto que el camping es el alojamiento ideal para pasar unas vacaciones al aire libre y en pleno contacto con la naturaleza y sobre todo el cliente nacional, porque el extranjero ya sí que nos conocía por la cultura que tenían en otros países europeos. El cliente nacional nos ha descubierto y ha visto que el confort y las comodidades que encuentras en un camping no tienen nada que envidiar a otro tipo de alojamientos”, explica Sergio Chocarro, gerente de la Federación Española de Campings.

Chocarro puntualiza que precisamente la búsqueda de la comodidad provoca que el producto estrella sean los bungalows, además de las caravanas, autocaravanas y las campers, que también han aumentado en los últimos años, especialmente el público joven.

Dentro de esto, Chocarro destaca los glampings, “camping más glamour” que suele agrupar alojamientos singulares como cabañas, yurtas o tipis. “Es un alojamiento que llama mucho la atención", señala.

Un cambio en el pensamiento y la concepción del 'lujo' que está en auge

En Europa, como bien comenta Chocarro, el camping ya era un formato muy popular antes de la pandemia, al igual que en España, aunque en muchos casos se veía como una opción para quien tenía pocos recursos o únicamente para familias. Alemania o Países Bajos emitían una media 11 millones y 3,4 millones de campistas a España respectivamente antes de la pandemia, según la empresa de servicios turísticos Heinze Latzke.

“Ahora la mayoría de personas que van de camping repiten, o sea que eso es que el sector lo está haciendo bien. Está invirtiendo mucho dinero, miles de millones de euros para mejorar las instalaciones deportivas, instalaciones de ocio, ocio acuático, mejorar la animación... Todo con el objetivo de convertirnos en el paraíso de las familias, principalmente”, asegura Chocarro.

Con este fin de igualar la percepción de los campings al público español, acercándoles la comodidad, nació Kampaoh en 2016 de la mano del sevillano Salvador Lora. “Queremos volverle a dar el valor a esta palabra de camping que se utiliza en otros países europeos como Alemania o Francia, que han disfrutado de este alojamiento en España”, explica José Luis Ávila, director de desarrollo de Kampaoh, quien recuerda que antes de la pandemia sonaba como “algo cutre”.

  Tienda Java exterior de un camping Kampaoh.Cortesía de Kampaoh

Ávila recuerda que muchas personas ven el lujo en estar dentro de la naturaleza, pero con las comodidades que antes no se encontraban en un camping y que siguen manteniendo el equilibrio con el entorno, tanto natural como con las poblaciones y los comercios locales. “Los clientes están dispuestos a pagar un poquito más si saben que tu experiencia, que tus servicios, que tus materiales son materiales de hechos sostenibles, durables, que respetan el medio ambiente”, enfatiza.

De hecho, tal y como cuenta Chocarro también existen algunos de lujo, que no necesariamente tienen que ser glampings, sino que en la mayoría de los casos se trata de bungalows que parecen más bien un apartamento o suite de hotel. “No es nada raro ni diferente sino que el sistema de estrellas es exactamente lo mismo que los albergues balnearios hoteles hostales apartamentos etcétera o sea que en eso hay de todo”, explica.

Muestra de ello es el camping Playa Montroig Camping Resort (Mont Roig, Tarragona) elegido en 2023 como el mejor de España por la revista de campistas ACS. Entre sus servicios en las villas destaca el baño privado, varias habitaciones, aire acondicionado, televisión y satélite, toallas y menaje del hogar, electrodomésticos y cocina equipada y servicio de limpieza. Todo por entre 870 y 890 euros un mínimo de tres noches en temporada alta en bungalows para cinco o seis personas.

Un precio por encima de la media de apartamentos o resorts turísticos en las mismas fechas dentro de la plataforma Booking, donde se pueden encontrar alternativas entre 300 y 600 euros.

Sin embargo, tal y como explican tanto Ávila como Chocarro, el camping vende una experiencia concreta de ocio, entorno y espacios al aire libre que los diferencia frente a otras ofertas turísticas.

Adiós a las piquetas y a las esterillas aislantes

Dentro de esta experiencia, el concepto de camping ha evolucionado hacia lo que Ávila llama “neocampistas” y que precisamente buscan otro tipo de alojamiento en el que no tengan que cargar con materiales y que tenga un diseño distinto a lo que había hasta ahora.

“En este tipo de tiendas de glamping, las familias se encuentran con todo ya instalado y todo montado que hay colchones que hay dentro que hay neveras, tienen incluso baño. Ha evolucionado muchísimo este sector respecto a décadas anteriores, es la segunda oferta alojativa vacacional de España por detrás de los hoteles”, recalca Chocarro.

Precisamente el no tener que llevar ni tienda ni saco ni dormir ni aislante fue uno de los puntos por los que germinó Kampaoh. “Los clientes de camping tienen la costumbre de, por ejemplo, antes de llegar, ir a hacer su compra para llegar y tener todo ya listo, mientras que las personas o los clientes que tienen la costumbre de ir a hotel no”, explica Ávila, quien recuerda que sus tiendas tipo tipi con un colchón cómodo en el suelo fueron sus primeros ejemplos de alojamiento, que se ubicaban dentro de otros campings en lo que se llaman “zonas Kampaoh”, también con un fin ecológico.

“Disminuimos el uso de plástico al dar nuestros materiales. Mucha gente lo compra para una vez y se queda ahí para toda la vida. En un principio empezamos con las tiendas tipo tipi, que estaban equipadas completamente poco a poco hemos ido montando de gama de servicios y hoy tenemos varios tipos de tiendas: aquellas que le llamamos las tiendas salvajes, que es un poco más conexión con la naturaleza, ofreciendo este servicio al mochilero que se quedaba en un hostel y que cuesta desde 12 o 15 euros la noche o al público ya de 40 o 50 años ofreciéndole camas que no estuvieran a ras de suelo”, detalla.

  Tienda Tiny Love de Kampaoh en el camping de Córdoba.Cortesía de Kampaoh

Del mismo modo Ávila recuerda que en su empresa fabrican desde las tiendas a los muebles de cada camping, todo en madera y tonos blancos o pastel que lo hace muy atractivo especialmente a los jóvenes.

No es de extrañar que tanto Kampaoh como otros glampings con diseño similar se hayan colado en las redes sociales gracias a influencers que se dedican a mostrar la parte más “instagrameable” de la naturaleza y sus alojamientos.

Según Ávila, los espacios son claves para transmitir esa experiencia de “lujo”. “Nosotros el lujo transferimos a visualmente el espacio en el que el cliente se va a encontrar, la clave es la comodidad. Las tiendas con baño ANSA son impresionantes de 5 metros de altura, o las tiendas Bali, que son cubículos que te hacen sentir en Bali”, indica.

"Los clientes están dispuestos a pagar un poquito más si saben que tu experiencia, que tus servicios, que tus materiales son materiales de hechos sostenibles, durables, que respetan el medio ambiente"
José Luis Ávila, director de desarrollo de Kampaoh

Precisamente esa necesidad de evadirse o de mostrar lo exótico que resulta estar en un camping aunque sea dentro de España. “Lo que busca el usuario hoy es sentirse lejos sin estar tan lejos y eso es lo que permiten realmente nuestras tiendas”, destaca y apunta que otro tipo de comodidades son adaptadas a cada país como, por ejemplo, República Dominicana, donde se encuentran creando su primer establecimiento: “Allí la cama king size americana y del Caribe son de 180cm mientras que yo en mis campings europeos mis camas son de 160cm, algo que ya de por sí es cómodo en Europa”.

Un perfil familiar con experiencia en el camping, pero también jóvenes atraídos por la naturaleza

Dentro del perfil del que Ávila llama como “neocampista”, hay un perfil concreto que tanto Chocarro como él son capaces de identificar: el de progenitor con niños pequeños que ha disfrutado en su infancia del camping tradicional y quiere brindárselo a sus hijos, pero con más comodidades.

“Ir de camping es una experiencia: los niños están en contacto con otros niños, al aire libre, en la naturaleza... Entonces sí que es cierto que la tienda de campaña está poco a poco desapareciendo y cada vez se ven menos”, explica Chocarro.

Para Ávila un factor clave de Kampaoh y de otros glampings, que no necesariamente son campings exclusivos con villas de lujo, es la no compartimentación de los servicios y las tiendas. “Nosotros creemos en la democratización e integración de diferentes tipologías de clientes. Si pones todas las tiendas de superlujo a la derecha, todas las tiendas de menor calidad a la izquierda estás segmentando a los clientes. Esto es un error porque hace que las zonas menos lujosas se vean apartadas”, detalla y explica que unirlos hace que las personas que han elegido una tienda más accesible puedan fijarse para otra ocasión en las más pudientes.

"Ir de camping es una experiencia: los niños están en contacto con otros niños, al aire libre, en la naturaleza... Entonces sí que es cierto que la tienda de campaña está poco a poco desapareciendo y cada vez se ven menos"
Sergio Chocarro, gerente de la Federación Española de Campings.

Según datos de la Federación Española de Campings, en 2023 se batió todo un récord con 9,9 millones de viajeros que supera en un 19,8% el nivel de 2019 y supuso un incremento del 4,7% en comparación a 2022. Para este verano de 2024, Chocarro adelanta que en agosto se prevé superar el 90% de la ocupación y llegar al lleno en algunas zonas.

  Tienda Lamu en un camping Kampaoh.Cortesía de Kampaoh

En el caso de Kampaoh, su aumento está siendo exponencial tras la pandemia, tanto de crear nuevos campings como de clientes. “En 2022 vendimos 8,6 millones de euros; en 2023, 23 millones y en 2024 nos hemos planteado frenar un poco, en junio ya doblé las ventas del año anterior”, explica Ávila. De hecho, esta temporada, Kampaoh ha alojado a cerca de 240.000 huéspedes y ha logrado romper con ese predominio extranjero: un 62,89% son españoles, seguidos de un 15% de franceses.

Aunque se hayan incrementado estos servicios y el público demande más ir de camping, el precio no ha oscilado tanto en los servicios generales, aunque sí lo haya hecho en los más exclusivos. “No es que se hayan incrementado, sino que se han adaptado. Estamos hablando de un incremento respecto al año pasado de media de un 1% o un 2%. Los incrementos en luz, alimentación, agua, etc. Lo han asumido en la mayoría los campings y el cliente apenas lo ha notado”, señala Chocarro.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es