Este precioso pueblo de Cádiz goza de un mirador con un nombre por lo menos curioso

Este precioso pueblo de Cádiz goza de un mirador con un nombre por lo menos curioso

Un mirador de vértigo a cien metros de altura que no deja indiferente a nadie.

Arcos de la Frontera

Arcos de la Frontera es uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Cádiz, ubicado a poco más de 30 minutos de Jerez. Cuenta con una belleza natural inigualable y un rico patrimonio histórico que lo convierten en un destino turístico que cada año acoge a más visitantes. Con unos rincones de película, como el Callejón de las Monjas o la Iglesia de San Pedro, este municipio es un vivo testigo de la arquitectura religiosa de finales del gótico.

Situado entre la campiña de Jerez y la serranía, y consolidándose como el pueblo más poblado y extenso de la comarca de Sierra de Cádiz, Arcos destaca sin lugar a duda por su impresionante mirador. Aunque es oficialmente conocido como el “Mirador de la Peña Nueva”, se ha ganado un apodo popular que no deja indiferente a nadie: el “Balcón del coño”. Un nombre que, aunque informal, refleja perfectamente la reacción de los turistas.

Este mirador de vértigo se ubica en el corazón del casco antiguo, junto a la plaza del Cabildo. Situado a cien metros de altura, este rincón tan mágico ofrece unas vistas impactantes desde lo alto a la vega del Guadalete. Una impresionante panorámica tan sobrecogedora que muchos no pueden evitar la expresión espontánea de asombro que da nombre al mirador. Este se ha convertido en un punto de referencia y una parada obligatoria para todos los visitantes.

No obstante, este no es el único mirador apodado con este pelicular nombre, sino que en Ronda se encuentra el segundo de ellos. Ubicado en el paseo de la Alameda de esta localidad malagueña, este balcón colgado de la montaña despierta la expresión “¡coño!” de todo aquel que lo visita, acompañado siempre de una mueca boquiabierta del asombro de tales vistas panorámicas a cien metros de profundidad.

Otros atractivos de Arcos

Además de por su impresionante mirador, Arcos de la Frontera ofrece una experiencia cultural y gastronómica sin igual. Este municipio es considerado la puerta de entrada a la “Ruta de los Pueblos Blancos”, por lo que muchos visitantes acuden con la idea de patearse sus calles empedradas y descubrir rincones llenos de historia mientras disfrutan de la imponente arquitectura del lugar.

Uno de los puntos más emblemáticos de esta localidad es la Basílica de Santa María de la Asunción, levantada sobre los restos de una mezquita árabe. Se trata del templo más antiguo de Arcos, por lo que en 1931 fue declarada Monumento Nacional y hoy es uno de los puntos de referencia más visitados de los últimos tiempos.

Además, cuenta con una oferta gastronómica que no deja indiferente a nadie. Alberga numerosos bares de tapas y restaurantes en los que se pueden degustar platos típicos de la región mientras repones fuerzas para seguir descubriendo las calles. En definitiva, Arcos de la Frontera es un destino idílico para estas vacaciones de verano ofreciendo una experiencia única que sin duda quedará grabada en tu memoria.