El pueblo de Navarra en el que nada más entrar ya te dicen adiós
Un topónimo peculiar que no pasa desapercibido.
España es una tierra de contrastes, no solo por sus paisajes y culturas, sino también por los nombres curiosos de algunos de sus pueblos. Desde lugares que parecen chistes geográficos hasta otros que invitan a la reflexión, los nombres de estas localidades llaman la atención de viajeros y curiosos por igual. En este contexto, en el corazón de Navarra existe un pueblo cuyo nombre tiene una particularidad que no pasa desapercibida.
Se trata de Adiós, un peculiar municipio situado en la comarca de Puente la Reina, a 25 kilómetros de Pamplona. Este pintoresco enclave no solo destaca por su belleza natural, sino también por su peculiar topónimo. En cuanto los visitantes cruzan el umbral del pueblo, no pueden evitar observar carteles que parecen reflejar un saludo inusual: un “adiós” que da la bienvenida a todo aquel que llega.
A pesar de que muchas personas podrían pensar que esto es una despedida, lo cierto es que los 155 habitantes que componen este pueblo se muestran siempre muy acogedores con todo tipo de visitantes. Durante los últimos años Adiós ha experimentado un auge en visitas, gracias a su originalidad y la amabilidad de sus gentes. Los turistas disfrutan paseando por sus tranquilas calles, admirando sus antiguas casas y degustando los productos locales.
¿De dónde viene el nombre?
Aunque no se sabe con certeza el origen del nombre de este pueblo navarro (Adios en euskera), su procedencia se debate entre la leyenda y la investigación lingüística. Según el historiador Jimeno Jurío, el nombre se remonta a la Guerra de la Navarrería, en el año 1276, en la que un ejército castellano estableció un campamento en la falda sur de la Sierra del Perdón. Al descubrir que un ejército francés bloqueaba el paso en la otra vertiente, los castellanos abandonaron el lugar al grito de “A Dios, a Dios”. De esta expresión surgiría el nombre de la localidad, ubicada donde una vez estuvo el campamento.
Sin embargo, los registros históricos contradicen esta leyenda, ya que el pueblo aparece documentado en 1256, veinte años anteriores a estos acontecimientos. Algunos filólogos atribuyen el topónimo a la tradición navarra de tener municipios con nombres terminados en -oz, como es el caso de Vidángoz. No obstante, la similitud del nombre con la conocida fórmula de despedida “adiós” ha contribuido a convertir la terminación -oz en -os.
Sea cual sea su origen, lo que está claro es que este pueblo cuenta con uno de los nombres más originales de toda la geografía española. Además, este lugar tan especial destaca por ser más que un simple topónimo, ya que se trata de un municipio cargado de historia, tradiciones y paisajes que lo convierten en un rincón único. Con edificios tan emblemáticos como la iglesia parroquial de San Andrés o la ermita de San Cristóbal, Adiós deja una huella imborrable en el corazón de todo el que lo visita.