El pueblo español de las ballenas se corona como el más buscado en Internet

El pueblo español de las ballenas se corona como el más buscado en Internet

El ranking recoge las localidades de menos de 5.000 habitantes que más búsquedas recogen.

Vista de la costa de Comillas.FITOPARDO

Comillas es uno de los pueblos de Cantabria más populares. Sus reclamos turísticos como el Palacio de Sobrellano y su Capilla Panteón, la Universidad Pontificia o el peculiar palacio de El Capricho del arquitecto catalán Gaudí, que es todo un símbolo del modernismo, lo hacen uno de los lugares con más encanto de España.

Esto hace que, según el ranking de Holidu, sea el pueblo de menos de 5.000 habitantes que más búsquedas en Internet recibe de España con 5.660 búsquedas. A Comillas le siguen Cudillero (Asturias), con 4.880 búsquedas; Santillana del Mar (Cantabria) con 4.320 búsquedas; Frigiliana (Málaga), con 4.080 búsquedas, y San Vicente de la Barquera (Cantabria), con 3.990 búsquedas. 

Además de sus mencionados edificios ilustres, la ciudad es reconocida por su casco histórico en el que se puede pasear por la plaza del Corro de Campíos, donde, tal y como recoge la web de turismo, "se ubican las principales cafeterías y restaurantes de la villa, muy concurridos en la época estival", o la plaza de los Tres Caños.

Sin embargo, algo desconocido para muchos visitantes es lo importante que fue la actividad ballenera para la localidad, especialmente en el siglo XVII y hasta 1720. Tal y como recogen en la web del ayuntamiento, en un principio se daban "pinazas que varaban en la playa". Posteriormente se fue haciendo más común, principalmente para el consumo local, la captura de ballena franca del Cantábrico, entre los meses de noviembre y marzo.

"Las pinazas se lanzaban al mar, con el arponero en la proa. Lanzado el primer arpón, el cetáceo quedaba herido y unido a la barcaza por la cuerda, lo que facilitaba que el resto de embarcaciones desangrasen al animal hasta que, debilitado, podía ser conducido a tierra", detallan en la web del consistorio.

Una vez capturada la trasladaban a lo que hoy en día se conoce como Piedra de la ballena, en la playa, donde era despiezada. Según las costumbres de entonces, el primer trozo era para el atalayero, otra para la Iglesia y otra para el ayuntamiento. 

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El puerto ballenero estuvo activo hasta 1720, siendo el último del Atlántico y "el más pequeño de todos", algo recogido en el libro Guinness de los récords.