El maravilloso valle del País Vasco que recuerda a una postal de los Alpes suizos y encanta a sus visitantes
No hace falta viajar lejos para ver paisajes de ensueño.

España es un país que cuenta con una increíble diversidad natural y cultural, escondiendo una gran variedad de lugares desconocidos que sorprenden por su belleza y encanto. Tanto es así que para disfrutar de paisajes de ensueño que parecen sacados de una postal no hace falta recorrer grandes distancias, sino que basta con explorar los numerosos rincones que el territorio nacional ofrece.
Desde majestuosas montañas hasta valles escondidos, el país esconde auténticos tesoros que esperan a ser descubiertos, como es el caso de este pequeño paraíso de Euskadi. Se trata del valle de Aramaio, un enclave del Parque Natural de Urkiola en Araba al que muchos se refieren como la ‘Suiza vasca’. Cada año, turistas nacionales e internacionales llegan atraídos por sus rutas de senderismo, sus prados verdes y montañas imponentes.
Con preciosas laderas donde pastan rebaños, caseríos aislados en el campo verde y pequeños pueblos que atraviesan los ríos cristalinos y los bosques de hayas robles y pinos, este valle se asemeja a una postal directa de los Alpes suizos, ofreciendo una experiencia única llena de paz y belleza. Los visitantes destacan la sensación de inmersión en un entorno natural donde la fauna y el murmullo del viento crean una atmósfera de absoluta tranquilidad.
Un refugio para senderistas
El apodo de ‘Suiza vasca’ se remonta a principios del siglo XX, cuando el rey Alfonso XIII visitó la zona en 1900 y quedó maravillado por su parecido al país helvético. A pesar de haber pasado 100 años desde aquel entonces y de rebosar encanto en cada rincón, Aramaio sigue siendo un secreto poco conocido fuera de Euskadi. Aun así, se consolida como el destino ideal para los amantes de la naturaleza y las rutas de senderismo.
Del municipio de Ibarra sale una ruta a pie que recorre todo el entorno del valle y atraviesa algunas de las pequeñas poblaciones con más encanto del lugar. Se trata de un camino circular fácil de unos cuatro kilómetros, apto incluso para niños, que empieza y termina frente a la ermita de Santa Ana. Un recorrido que discurre junto a un pequeño arroyo que actúa como banda sonora y te lleva por una senda rural y tranquila.
El valle de Aramaio está formado por caseríos aislados, entre los que destacan Azkoaga, Olaeta, Etxaguen o el ya mencionado Ibarra. Todos ellos formados por casas de piedra en las que habitan una población orgullosa de sus tradiciones y su gastronomía vasca. Por si fuera poco, las festividades y celebraciones locales que acontecen a lo largo del año enriquecen la visita, permitiendo a los turistas sumergirse en el patrimonio cultural de la zona.