El llamado 'bosque encantado' de Granada con robles, cerezos, sauces y tejos para vivir el otoño más auténtico
El lugar ideal para conectar con la naturaleza en su estado más puro.
El otoño transforma los bosques en escenarios de pura magia. A medida que las hojas cambian de color y caen al suelo adornando cada sendero, la naturaleza se convierte en un lienzo vivo que invita a la contemplación. Las laderas pasan de tener un color verde vibrante a teñirse de tonos dorados, ocres y rojizos, embriagándose de una belleza melancólica y serena e invitando a vivir una experiencia única, así como a descubrir cada uno de sus rincones.
Entre la gran variedad de paisajes que hay en España, hay uno que destaca por su belleza efímera pero impresionante durante esta época del año. Se trata de la Dehesa del Camarate, más popularmente conocida como el ‘Bosque Encantado’. Este inmenso paisaje verde se encuentra en la provincia de Granada y se consolida como uno de los rincones más hermosos del Parque Natural de Sierra Nevada.
Este increíble enclave natural es un verdadero tesoro ya que ha conseguido conservarse a lo largo de los siglos sin apenas intervención humana. Gran parte de ello se debe a que desde la Conquista cristiana este terreno ha sido propiedad de la iglesia y los nobles, por lo que no se permitía la entrada de otros habitantes. Gracias a esta protección histórica, el bosque ha mantenido su ecosistema intacto.
Una rica biodiversidad
Hoy, esta herencia de aislamiento se traduce en un santuario natural donde la biodiversidad y la belleza paisajística se entrelazan en un equilibrio perfecto. Si nos adentramos en sus senderos podemos observar cómo especies autóctonas de árboles como los robles, cerezos, sauces y tejos crecen en libertad, creando un mosaico de colores y formas que varían con las estaciones. En otoño, especialmente, el bosque se viste de gala, con hojas doradas y rojizas.
Este rincón privilegiado es todo un paraíso para los amantes del senderismo. Su variada vegetación permite a los caminantes recorrer un entorno único donde el paso del tiempo parece detenerse. La ruta se compone de casi 20 kilómetros de ida y vuelta, los cuales serán necesarios recorrer con ropa de abrigo, ya que la humedad y altura de los árboles hacen que la sensación térmica sea más baja de lo que realmente es.
Visitar la Dehesa del Camarate en otoño es una experiencia que alimenta los sentidos y el espíritu, además que te invita a conectar con la naturaleza en su estado más puro. Eso sí, para poder disfrutar de esta actividad desde principios de octubre hasta finales de diciembre es obligatoria la inscripción previa en un formulario. Con esto se busca controlar el acceso de personas y vehículos en el lugar, lo que permite su excelente estado de conservación.