El Dubrovnik español con increíbles paisajes en 'Juego de Tronos'
Cuenta con muchas similitudes con la ciudad croata.
Juego de Tronos ha revolucionado el turismo en todo el mundo. Especialmente en Europa, donde destinos como Dubrovnik se llenan de turistas cada año para visitar los enclaves de la mítica serie de HBO.
En este sentido, la ciudad croata que en la ficción es Desembarco del Rey, capital de Poniente, no es la única que ha tenido localizaciones. También lo ha hecho una ciudad española que para muchos tiene mucho en común con Dubrovnik. No es otra que Peñíscola.
Su ubicación, en la zona alta de la Comunidad Valenciana, concretamente en la provincia de Castellón. Su ciudad antigua amurallada, al igual que la ciudad croata, está coronada por el castillo del Papa Luna, la morada del Papa Benedicto XIII datado del siglo XIV, en un peñón que da unas vistas espectaculares del mar. Eso sin contar con sus playas y calas paradisiacas.
"Está unido al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era barrido por las olas durante los temporales, transformando a la ciudad en una efímera isla", señalan en la página de turismo de Peñíscola.
En ella también se pueden encontrar los lugares en los que se rodó Juego de Tronos, como el Paseo de Ronda o la Plaza de Santamaría. Esta última junto a las murallas y la Font de Denis sirvieron también como uno de los enclaves de Poniente.
"La Plaza y las murallas que la rodean son una zona de especial importancia en la historia de Peñíscola. Además, el aprovechamiento del manantial de la Font de Dins la convirtió en un lugar estratégico en el que confluyen recintos amurallados de distintas épocas, principalmente la fortificación medieval, y parte de la muralla renacentista que forma la plaza", apuntan en la web de turismo.
También aparecieron en la pequeña pantalla la rampa de Felipe II, datada del siglo XVIII, por la que interactuaron dos Lannister: Tyrion (Peter Dinklage) y Lord Varis (Conleth Hill).
Estos dos personajes también pasearon por el Portal Fosc, el único acceso por tierra a la fortaleza hasta el siglo XVIII, con una portada monumental con el escudo de Felipe II.