El bosque encantado de cuento de hadas con castillo misterioso que se merece una escapadita en otoño
Paisajes de ensueño que enamoran hasta a los vecinos portugueses.
En esta época del año, los bosques se transforman en un espectáculo visual inigualable, donde los tonos verdes dan paso a una paleta de dorados, ocres y rojizos que envuelven el paisaje en un aura cálida y nostálgica. Este cambio estacional convierte estos espacios en todo un paraíso para los amantes de la naturaleza, por ello hoy te traemos un bosque encantado con panorámicas que parecen sacadas de un cuento de hadas que no te puedes perder este otoño.
Se trata del Bosque Encantado de Aldán, también conocido como Quinta do Frendoal, un rincón olvidado de la península ibérica que se ha hecho con el cariño de los vecinos lusitanos. Ubicado en el municipio de Cangas de Morrazo, al sur de la provincia de Pontevedra, este bosque invita a perderte en su interior y visitar los numerosos paisajes de vegetación autóctona, sus antiguos molinos de agua y el sonido de las aguas del río Orxas.
“A primera vista parece abandonado, pero quizás esta sea una de las razones por las que tanta gente lo visita”, recoge el medio portugués NiT. Y es que entre sus puntos más destacados se encuentra un antiguo castillo abandonado de apariencia medieval, pero que realmente fue construido en el siglo XX. Esta edificación fue inicialmente pensada como una residencia de descanso y ocio, y hoy es concebida como uno de los lugares más emblemáticos en Galicia.
Un lugar místico
El Castillo de O Frendoal nunca se llegó a terminar de construir y en la actualidad solo cuenta con la fachada y dos torres. La estructura, que parece resistirse a ser consumida por el paso del tiempo, todavía conserva detalles arquitectónicos propios de otra época, aunque estos están siendo poco a poco devorados por la vegetación debido al abandono, dándole ese halo mágico que tanto llama la atención.
La fortaleza también cuenta con un pequeño foso que la rodea y una cancha de croquet en frente de la fachada, a la que acompañan unos bancos cubiertos de musgo. Muy cerca podemos encontrar también un antiguo acueducto que servía para transportar agua dulce y potable hasta la torre señorial de Aldán. En comparación al castillo, esta estructura se encuentra en muy buenas condiciones, aunque no se puede decir lo mismo de tres molinos de agua cercanos que están en ruinas.
El lugar ha atraído la atención de exploradores y turistas que buscan experiencias diferentes, en especial para aquellos interesados en el turismo místico y en la fotografía de naturaleza. A pesar de su reciente popularidad en redes sociales, el bosque conserva su atmósfera de paz y misterio, ofreciendo un refugio tranquilo donde cada visitante puede sentirse inmerso en un entorno casi mágico, apartado del bullicio urbano.