Un estudio relaciona el incremento de microplásticos en botellas de refresco cada vez que se abre el tapón
"Cuanto más pequeños son estos cuerpos extraños, más probabilidades hay de que atraviesen nuestras barreras biológicas y entren en nuestros órganos, nuestro hígado, nuestros pulmones y nuestro cerebro", han señalado los investigadores.
Las botellas de refresco, concretamente de refrescos de cola con tapón rojo, han sido objeto de un estudio de la ONG Agir pour l'Environnement que este 22 de agosto ha detectado partículas de plástico a escala micro y nanométrica.
De entre los seis tipos de micropartículas encontradas en estos refrescos, los polímeros detectados fueron polietileno (PE), tereftalato de polietileno (PET) y cloruro de polivinilo (PVC). Sin embargo, solo estaban notificados la presencia de plástico PE y PET en los envases ya que los fabricantes de esta bebida firmaron en 2019 un pacto para reducir la presencia de PVC en sus envases.
Desde la empresa señalaron a AFP que "garantizan la seguridad de sus productos" y que, según los organismos sanitarios, actualmente no existe ninguna evidencia científica que sugiera que "la ingestión de partículas de plástico sea un problema para la salud humana".
En la investigación, para realizar análisis "lo más cercanos posible a las condiciones de uso real" del consumo de la bebida, Agir pour l'Environnement generaron tres escenarios distintos: abriendo una, diez y veinte veces el plástico. De esta forma establecieron que "abrir varias veces, como en el uso normal […] no solo genera una cantidad cada vez mayor de micropartículas de plástico, sino que también multiplica el número de diferentes polímeros presentes y, por tanto, sus posibles efectos nocivos para la salud".
Según explicó uno de los autores del estudio, "la tapa se daña por la abrasión y deja escapar aún más plástico" y que esta deja escapar "nanopartículas desde la primera apertura del tapón", con un diámetro medio de unos 208 nm (diámetro que aumenta a medida que se cierra la botella y luego se vuelve a abrir).
"Cuanto más pequeños son estos cuerpos extraños, más probabilidades hay de que atraviesen nuestras barreras biológicas y entren en nuestros órganos, nuestro hígado, nuestros pulmones y nuestro cerebro", ha explicado a Libération Nathalie Gontard, directora de investigación del Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.