"El Satisfayer puso en boca de todos los orgasmos de las mujeres y esto ha sido muy, muy bueno"

"El Satisfayer puso en boca de todos los orgasmos de las mujeres y esto ha sido muy, muy bueno"

Entrevista con Laura Cámara, sexóloga y enfermera especialista en ginecología y obstetricia, que publica 'Desearte', un libro sobre las claves del deseo femenino.

Una mujer mordiéndose el labio.Jonathan Knowles / GETTY

"Vas a empezar a leer sobre sexo, deseo y placer. Enhorabuena. Hoy tu sexualidad va a empezar a ser un poco menos tabú de lo que era ayer". Este es el comienzo, Desearte, libro que acaba de publicar Laura Cámara —enfermera especialista en ginecología y obstetricia, sexóloga y conocida en redes sociales por su proyecto Ginesex—, que sirve perfectamente para encabezar esta entrevista sobre el deseo femenino.

Como explica en él, el deseo sexual de las mujeres ha estado en el pasado "en el punto de mira", algo que aún perdura. Por su experiencia, las consultas sobre la falta de deseo son "bastante numerosas" pero, como insiste en Desearte, "tu cantidad de deseo, tu forma de desear, tu manera de expresarlo y lo bien o mal que te sientes con ello es aprendido".

Ser conscientes de cómo se forja y saber que no hay una única manera de vivirlo, sino muchas, son dos de las principales claves que trata de transmitir, a la vez que trata diversas cuestiones, como qué papel juegan la píldora o la carga mental, si planificar el sexo puede ser positivo en la pareja en determinados momentos o cómo debería ser la educación sexual que damos a nuestros hijos.

Este libro, ¿es más para mujeres, para hombres o para ambos?

Lo he enfocado a la mujer. Me dirijo todo el rato a la mujer, porque realmente es para quienes divulgo siempre, la paciente que atiendo y donde tengo toda mi experiencia como sexóloga, pero es verdad que se lo están leyendo algunos hombres que me están escribiendo y me han dicho que están aprendiendo un montón de cosas. Creo que si los hombres heterosexuales que tienen relaciones con mujeres se leen este libro les va a gustar y les va a aportar mucho. Ahí lo dejo.

En la primera parte haces un repaso histórico por el deseo femenino. Me venía a la mente, no sé si acertado o no, tú me dirás, el meme de ‘Emosido engañados’ o, más bien, engañadas.

¡Claramente! Cuando intento explicar a la gente que el deseo es algo muy complejo, que está construido y que nosotras hemos aprendido a vivir nuestro deseo de cierta forma, se sorprenden, porque creemos un poco que el deseo es algo natural, de las hormonas y que es como muy invariable. Y nos damos cuenta de que no es casual todo lo que pensamos y que no es casual que lo piense yo y lo piensen otras muchas, y que al final nos veamos todas en un mismo discurso. Eso es lo que trato de explicar, cómo lo construimos.

Explicas que, al hablar de deseo, tendemos a utilizar las palabras ‘poco’ y ‘mucho’ y que igual no son las más adecuadas. ¿Por qué?

Quizá no tendríamos que hablar tanto de cantidad sino de un deseo que realmente te haga sentir cómoda. Cuando catalogamos el deseo de ‘mucho’ o ‘poco’, al final siempre es en comparación con algo y ese algo parece que es lo que pone la norma o lo que está bien, y me tengo que acoplar o porque tengo mucho o porque tengo poco según este deseo y esto va a ser siempre muy frustrante. El deseo lo tendríamos que mirar más en cuestión de calidad más que en cantidad.

"El deseo lo tendríamos que mirar más en cuestión de calidad más que en cantidad"

Me imagino que es una duda con la que te topas mucho: ¿confundimos mucho libido, deseo y atracción?

Libido se utiliza mucho como sinónimo [de deseo sexual]. No me gusta utilizar mucho libido, es una manía quizá personal, porque es una palabra que nos evoca mucho a algo muy instintivo, a algo mucho más hormonal y a que es algo como que de repente surge. A mí me gusta mucho más utilizar la palabra deseo, porque tiene mucho más sentido y unas connotaciones más amplias. Y la atracción es un concepto diferente: podemos sentir atracción o no por una persona, ganas o no de tener sexo con esa persona y eso puede ir independiente de lo que es el constructo deseo.

Hablas también de otro concepto... ¿qué es el deseo receptivo?

Es, digamos, un tipo de deseo que debemos saber que existe, pero que a veces lo vivimos mal porque pensamos que algo falla. Es un deseo que responde a algo: algo a mi alrededor, quizá la pareja con la que estoy, el modo en el que nos comunicamos, nos relacionamos... Todo eso llega a mí a través de unos estímulos que realmente me hacen sentirme cómoda y que ese deseo pueda fluir, es lo que llamaríamos deseo receptivo. Y muchas veces ese deseo es el que sentimos en muchas épocas de nuestra vida, pero pensamos que está mal. Pensamos ‘ostras, no sale de mí’, ‘no soy yo’. Es como cuando algo llega y estoy receptiva a ello. Pues eso no está mal, es una forma de expresar ese deseo que es perfectamente normal y que le pasa a muchas mujeres.

Y muchas mujeres se preguntan si la píldora puede hacer que disminuya su deseo. ¿Es así?

Eso es un gran melón [se ríe]. Sí, sí hay estudios que demuestran que puede ser un efecto secundario. No en todas las mujeres, no en todos los anticonceptivos, pero sí que puede pasar. Yo creo que aquí lo más importante es comunicarlo como ‘mira, esto te puede pasar. No tiene por qué, pero te puede pasar’. Y luego habrá quien tolere perfectamente este efecto secundario, que no le importe o, incluso, le compense, pero hay que informar de ello. Lo que no podemos hacer es pensar que la bajada de deseo siempre va a ser por otros factores y no por la píldora, que a veces es el discurso que reciben las mujeres. Tenemos que dar un mensaje que sea verdad y que sea la propia paciente la que diga ‘me compensa o no me compensa’. A veces no es una opción anticonceptiva, sino un tratamiento, por ejemplo para mujeres con endometriosis. Pues a lo mejor no hay otra que asumir ese efecto secundario porque necesito la medicación, pero debemos de saberlo.

Al hilo de esto, ¿por qué hablas en el libro de 'bellas durmientes sexuales'?

Esto es un poco una reflexión que yo hago. Me parece que la adolescencia la entendemos como un momento en el que hay ese surgimiento de todas las hormonas sexuales y es un periodo en el que todas las personas estamos receptivas a ese despertar sexual, empiezan a ocurrir cosas en el cuerpo como empezar a notar excitación, lubricación, deseo... Y todo eso ocurre en una etapa muy concreta en la que nos vamos a iniciar en esa vida más sexualmente activa. En mi opinión, a veces, estos anticonceptivos llegan en una edad muy temprana en la que de alguna manera estamos como pisando el freno al desarrollo hormonal normal y a veces nos encontramos con niñas que empiezan a tomar anticonceptivas con 14 o 15 años y resulta que las quitan a los 30. Llevamos un montón de años sin dejar que, al fin y al cabo, responda de una manera natural a todos esos procesos que son hormonales. A mí me parece que eso a veces puede ser, y eso lo digo como una reflexión personal, un impedimento para este aprendizaje de la sexualidad. Por eso digo esto de ‘bellas durmientes’, porque a veces hay niñas que empiezan ese despertar sexual y de repente las adormilamos con esa pastilla anticonceptiva y para siempre jamás, te las quitas con casi 40 cuando decides ser madre.

Reflexionas también sobre la educación sexual que se suele dar, muy basada en el ‘ten cuidado’, que es una parte que hay que transmitir pero, ¿en qué nos deberíamos enfocar o qué estamos dejando fuera?

Evidentemente, hay que hablar de los peligros de las infecciones de transmisión sexual y hay que decir ‘oye, esto está ahí y hay que tener cuidado’. También hay que prevenir los embarazos no deseados, y eso es lógico, pero no hablamos del otro lado de las relaciones sexuales, que es el placer, el comunicarse, el sentirse bien. El placer es bueno, es algo maravilloso y estupendo y si solo nos centramos en el ‘ten cuidado’ nos estamos dejando una parte muy importante. Nos falta esa parte de la vivencia de la sexualidad como algo positivo.

"No podemos pensar en la educación sexual como algo que tiene un punto de inicio en alguna edad concreta, porque entonces vamos a ir tarde siempre"

¿Y a qué edad habría que hablar con los hijos?

La educación sexual habitualmente llega tarde porque pensamos como padres y madres, y lo entiendo porque soy madre, siempre pensamos ‘todavía es pequeño’. En realidad, no nos estamos dando cuenta de que desde muy pequeñitos ya llegan mensajes sobre sexualidad, sobre parejas, sobre amor, sobre relaciones... Esto está ahí y no lo podemos evitar, entonces no podemos ir tarde. Esto es una carrera de fondo. Creo que las familias tienen que tener claro que es desde el principio, desde que un bebé nace y vas educando en el cuidado del cuerpo, en el cómo nombramos las partes del cuerpo, cómo nos tratamos, cómo son las muestras de cariño en la familia, cómo tratamos la diversidad... Tenemos que hacerlo desde siempre, no podemos pensar en la educación sexual como algo que tiene un punto de inicio en alguna edad concreta, porque entonces vamos a ir tarde siempre.

¿Qué es el posporno que mencionas en el libro?

El posporno es como se llama ahora mismo a un tipo de pornografía opuesta al porno mainstream, que es el que podemos encontrar gratuito en internet. Este porno que tiene mucha crítica, obviamente, tiene esta contrapartida hecha con otro enfoque, tanto en la producción, como en lo que es por ejemplo salarios, el contenido, la forma en la que se graba, se distribuye...

Hay un punto que defiendes y que quizá está un poco denostado que es planificar el sexo. Dices ‘o se planifica o no surge’...

El tema de la planificación es algo que, efectivamente, está como muy mal visto porque tenemos como muy idealizadas, porque también lo hemos aprendido así, que las relaciones sexuales tienen que surgir y ser algo relacionado con la pasión, que no lo estaba pensando pero oye, surge... y algunas veces puede ser así en algunos momentos de nuestra vida, o con algunas parejas concretas, o en unos momentos de la relación, pero en otros muchos tenemos que ser conscientes de que, o bien planificamos estos ratitos de autocuidado en pareja o la vida va muy rápido y no nos da tiempo a nada. Es que no nos da la vida. Cuando priorizamos todo lo demás menos esto, se queda en el fondo del cajón. Planificar ratitos de intimidad en pareja, de ocio, de autocuidado, de mimos, de incluso sexo es imprescindible, y esto no está reñido con que esto sea de calidad. Planificación no quiere decir aburrimiento y monotonía, quiere decir que nos dedicamos tiempo y que este tiempo lo tenemos que buscar.

La carga mental, ¿se carga el deseo?

Totalmente, porque el deseo tiene una pata muy importante que es que surge de este pensar y fantasear con temas eróticos, con momentos de placer, con todo lo que tiene que ver con la sexualidad y nuestra mente, al final, aunque pensemos que no, tiene una capacidad limitada. No podemos pensar y tener en la cabeza absolutamente todo. Entonces, cuando tenemos la cabeza repleta de tareas, ocupaciones, trabajo, niños y todo lo que es la carga mental, que no es tanto el hacer, sino el pensar y el planificar, pues obviamente algo tiene que salir de esa mente. Y la carga mental es algo que afecta muchísimo a las mujeres y a su deseo, rotundamente.

"Planificar ratitos de intimidad en pareja, de ocio, de autocuidado, de mimos, de incluso sexo es imprescindible, y esto no está reñido con que esto sea de calidad"

También nombras el Satisfayer en un momento del libro. ¿Tu opinión profesional cuál es? Porque sirvió para poner sobre la mesa que las mujeres también tienen deseo y que pueden hablar de ello.

A mí me parece que el Satisfayer ha sido muy bueno en este sentido; es decir, ha puesto en boca de todos los orgasmos de las mujeres, el placer de las mujeres y el clítoris y esto ha sido muy, muy bueno. A partir de ahí, lo veo como un recurso más. Ni hay que demonizarlo, ni hay que sobrestimarlo. Hay gente a la que le puede gustar mucho el Satisfayer, y está estupendo, y hay gente que no le ve tanta chicha y tampoco pasa nada.

Es eso, un recurso más. Es una manera de encontrar el placer y creo que al final terminamos dando la vuelta para que las mujeres que ahora obtienen placer con el Satisfayer resulta que se tienen que sentir mal porque claro, 'es que siempre es con el Satisfayer’. Bueno, ¿y qué? Siempre le tenemos que buscar la puntilla... Pues no pasa nada, todo el mundo tiene una manera preferida de utilizar la masturbación o de llegar al orgasmo, y si es con un determinado juguete pues ya está, no le veo ningún problema. Ahora, es verdad, si tú me preguntas ‘¿qué sería lo ideal?’, sería ser capaces de llegar a una excitación elevada o a un orgasmo de diferentes maneras, porque eso nos daría variabilidad y abrimos el abanico del placer.

¿Existen los alimentos afrodisiacos o es un supermito?

Es mito, es mito. No se ha demostrado que ningún alimento sea afrodisiaco por sí mismo. Lo que sí es cierto que es muy afrodisiaco es crear un ambiente adecuado y tomar estos alimentos en buena compañía. Esto nos pone en una situación en la que el deseo fluye muy fácilmente, porque estamos como predispuestas, ya estamos buscando esa excitación, pero no por el alimento en sí.

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