Soy técnica en nutrición y te cuento si es sano el 'snack' de moda similar a las palomitas de maíz
Su impacto en nuestra salud global dependerá del contexto en el que consumamos este tipo de productos.
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¿Realmente el snack de moda es tan saludable? En los últimos días, un snack de Lidl ha causado revuelo en las redes sociales. Comparado con las clásicas palomitas de maíz, este producto promete ser una opción más “saludable”, y ha ganado popularidad rápidamente entre los consumidores. Pero ¿qué hay de verdad en ello?
La técnica superior en Nutrición y Dietética, Ana Luzón asegura que su experiencia tanto personal como profesional le lleva a invitar a una reflexión más allá de lo que indican las etiquetas o la publicidad: "¿Es necesario incluir snacks en nuestra alimentación? Porque, antes de analizar este producto en particular, es importante preguntarnos si los snacks son realmente necesarios. Si llevamos una alimentación suficiente, apetitosa y sin restricciones, los snacks no tienen por qué ocupar un papel central en nuestro día a día". Luzón defiende que comer de forma adecuada en las principales comidas del día nos permite mantenernos saciados y con energía, "evitando la necesidad de recurrir a estos productos de forma habitual".
Sin embargo, todos tenemos momentos en los que buscamos algo práctico o simplemente queremos disfrutar de un tentempié. "En esos casos, la pregunta no es sólo si el snack es "saludable, sino también qué necesidad estamos intentamos cubrir con él, preguntándonos. ¿Tengo hambre real o estoy buscando calmar emociones como el estrés o el aburrimiento?, ¿estoy comiendo el snack de forma consciente, disfrutándolo, o simplemente desconectado, evadiendo un malestar? ¿es este snack más saludable que otros?", plantea esta nutricionista.
En cuanto al producto en cuestión, se le compara con las palomitas de maíz, conocidas por ser una opción baja en calorías si se preparan en casa con poco aceite y sal. Si bien este snack podría tener un mejor perfil nutricional que otros productos ultraprocesados como las patatas fritas, no debemos perder de vista que su impacto en nuestra salud global dependerá del contexto en el que lo consumamos.
En primer lugar de la cantidad y frecuencia con la que lo consumamos: "Comer una bolsa entera mientras estamos distraídos viendo la televisión no nos aportará el mismo beneficio que disfrutar una pequeña cantidad con atención plena". En segundo lugar, de la calidad general de nuestra dieta: "Un snack más saludable no compensará una alimentación desequilibrada o insuficiente". Y, en tercer lugar, de nuestra relación emocional con la comida: "Si utilizamos los snacks como una forma de evadir malestar emocional o como una “prohibición permitida”, estamos perpetuando una relación poco saludable con la alimentación", explica esta experta.
Entonces, ¿deberías comprarlo? Ana Luzón dice que ella "no ha tenido la oportunidad de probar este snack ni de encontrarlo en una tienda, por lo que no puedo opinar sobre su sabor o textura". Sin embargo, como profesional, su recomendación "no se centra en un alimento concreto, sino en el conjunto de nuestra alimentación y en cómo nos relacionamos con la comida".
Es cierto que este producto podría ser una mejor alternativa a otros snacks más ultraprocesados, asegura esta nutricionista, "pero no debemos caer en el error de atribuirle cualidades milagrosas o convertirlo en un must en nuestra cesta de la compra. Al final, ningún alimento individual puede ser considerado como saludable o insalubre de manera aislada; todo depende del contexto", asegura.
En conclusión, el consejo de esta experta es siempre buscar una relación equilibrada con la comida. "No se trata de demonizar los snacks ni de prohibirlos, sino de aprender a escucharnos y preguntarnos qué necesitamos realmente. A veces, lo más saludable no será el producto que tenga mejor perfil nutricional, sino el que comamos con conciencia, disfrutándolo y sin culpa". Así que si decides probar este snack, "hazlo con curiosidad, disfrutándolo como parte de una alimentación flexible y suficiente. Y recuerda que la clave no está en un alimento aislado, sino en el equilibrio global de tu alimentación y en cómo esta te hace sentir", concluye Luzón.