Los cardiólogos declaran la guerra a la comida más socorrida de los domingos
Se trata de un alimento que, depende de cómo se cocine y de qué se acompañe, puede no ser muy recomendable.
En muchos hogares la comida del domingo es 'ley'. En familia o con amigos, sentarse a la mesa el último día de la semana responde casi a una liturgia: un aperitivo para abrir boca, que precede al plato que se ha instaurado para esa reunión.
Y las estrellas de ese banquete dominguero han sido tradicionalmente dos: arroz y pollo asado. Sobre este último, precisamente, advierten en la web de Saber Vivir aunque, en principio, este plato no tiene por qué estar contraindicado en una dieta saludable, pero dependiendo de cómo se cocine y de lo que se acompañe puede ser un aporte 'extra' de colesterol y grasa.
Partimos de que asar pollo es una de las formas más saludables de cocinar esta carne blanca magra y, si lo hacemos en casa, en el horno, podemos controlar tanto el aporte de grasas extras —un buen chorreón de aceite de oliva y listo— como de sal. Pero muchas veces, por aquello de ahorrar tiempo, lo adquirimos en un establecimiento especializado y es ahí donde está el problema: puede que para que gane en sabor le añadan otro tipo de grasas, además de más cantidad de sal.
Además, hay que tener una importante precaución a la hora de degustarlo: no es lo ideal comer la piel porque es la parte que más grasas saturadas acumula, además de que puede contener toxinas.
Y por supuesto, cuidado con el acompañamiento de ese pollo asado, del que la pareja perfecta en muchos casos suelen ser patatas fritas. Como advierte un estudio de Harvard: las patatas no son un vegetal más. Su consumo excesivo sube los niveles de azúcar, hay más riesgo de diabetes e hipertensión, y además tienen mucha grasa.