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Estos son los síntomas más comunes del atracón navideño

Estos son los síntomas más comunes del atracón navideño

Los problemas estomacales aumentan en estas fechas debido a la cantidad de comida que ingerimos y a cómo lo hacemos.

Una cena de NavidadGetty Images

Demasiada grasa, cantidad, dulce, alcohol... Las celebraciones navideñas dan lugar a numerosos problemas digestivos que, a su vez, pueden provocar otras dolencias. Y, por mucho cuidado que tengamos con lo que comemos o preparamos, tampoco son raras en estas fechas las intoxicaciones. 

Los nutricionistas recuerdan en estas ocasiones especiales algunas de las pautas que pueden ayudarnos a mentalizarnos de no comer tanto tanto o de intentar hacerlo lo más sano posible. El primer consejo que suelen recordarnos lo sabemos, aunque no lo sigamos. Y es que una cosa es la comida y otra la cena. Por lo tanto para las cenas especiales, que sabemos que nos van afectar luego a la pesadez de estómago y al sueño, especialmente si son muy tarde, debemos preparar platos más ligeros que para las comidas. Con poca grasa y con ingredientes que no tengan muchas calorías ni sean complicados de digerir.

Otra cuestión es que sin darnos cuenta nos hemos tomado ya todas las calorías que ingerimos en un día normal antes de empezar con el plato principal. Es el problema de los aperitivos navideños. Las mesas se llenan de entrantes, de gambas, mayonesa, canapés, distintos tipos de canapés, embutidos, foie... Y el resultado puede ser al final un cocktail de malestares diversos. 

Los problemas médicos que más se repiten en Navidad son la gastritis, el reflujo gastroesofágico y la acidez estomacal. Los propician las bebidas espumosas típicas, como la sidra, el cava o el champán, sobre todo la acidez. Ya que cuando así como el ácido del estómago aterriza en el esófago es cuando empezamos a sentir como si nos ardiera toda esa parte del cuerpo. 

Otro aspecto en el que insisten los especialistas en nutrición es la forma de comer. Cuando estamos en una celebración, no estamos centrados en lo que comemos o bebemos, así como de las cantidades. Tampoco de la forma en la que ingerimos. Al hablar mientras lo hacemos aumenta la cantidad que aire que entra en el cuerpo por la boca al tragar y eso contribuye también a que se nos hinche el estómago y a que tengamos una digestión más pesada. 

Así que las pautas que repiten los especialistas para que las comidas no se nos hagan muy pesadas, en realidad, son sencillas. Elegir los alimentos a conciencia o la cantidad, cuando somos los invitados y concentrarnos todo lo posible en lo que estamos tomando. La clave principal es la moderación. Tomar de todo, pero no mucho. Así evitaremos los problemas estomacales y nuestro cuerpo podrá descansar mejor después de haber disfrutado de los manjares y del jaleo.