"El 20% de los cánceres son provocados por microorganismos"
Entrevista con Raúl Rivas, microbiólogo y divulgador, que publica 'Microbios y cáncer'.
En 2023, la tenista Martina Navratilova hizo público que había sido diagnosticada de un doble cáncer de mama y de garganta, originado por el virus del papiloma humano. Este es sólo uno de los muchos ejemplos que el divulgador Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, relata en Microbios y cáncer. Bacterias, virus, hongos y su conexión con los tumores, que ha publicado con Guadalmazán.
"Lo que he querido ha sido transmitir mis conocimientos con un lenguaje acomodado al público general", cuenta en conversación con El HuffPost sobre el libro, en el que desgrana la estrecha relación que esta enfermedad —muchas, en realidad— tiene con distintas infecciones microbianas.
En sus páginas no sólo explica de manera entendible qué relación hay entre, por ejemplo, el virus de la hepatitis B y el cáncer de hígado o el Helicobacter pylori y el de estómago, sino que también resuelve otras preguntas, como si hay cánceres contagiosos o si las plantas pueden padecerlo.
¿El cáncer es algo que ha existido siempre o es una enfermedad moderna, por así decirlo?
El cáncer es una enfermedad arcaica. Es una enfermedad de la que cada vez sabemos más de ella; no es una única enfermedad, sino que son muchas enfermedades diferentes bajo una misma denominación y que está enraizada en el origen mismo de la humanidad. Antes de que emergiese la especie humana ya había cáncer en otras especies animales.
Quizá muchas personas no tienen muy claro cómo empieza un cáncer; está esa idea de que hay una célula que de repente se vuelve maligna y ese es el inicio, pero ¿qué es lo que puede provocarlo?
Un cáncer pueden provocarlo muchos factores. Digamos que el foco de la cuestión es cuando una célula empieza a crecer de forma incontrolada y como no debe, pero ese inicio puede venir dado por diferentes factores. Algunos pueden ser abióticos, ambientales, como la contaminación, el modo de vida, el consumo excesivo de alcohol o tabaco... pero también pueden ser cuestiones bióticas. En este caso, provocado por microorganismos: por virus, por bacterias, por hongos.
Más o menos, ¿qué porcentaje de cánceres se podrían atribuir a microbios?
Se estima que el 20% del total de los cánceres son provocados por microorganismos.
No es desdeñable la cifra, ¿no?
No, desde luego. De hecho, hay algunos que son relativamente frecuentes, como los que están relacionados con el virus del papiloma humano, que ocasiona diferentes tipos de tumores en mujeres y hombres, normalmente en los aparatos genitales. O los relacionados con el virus de la hepatitis B y C, que pueden desembocar en cáncer de hígado, por ejemplo. Son algunos ejemplos de los más frecuentes.
¿Cómo y cuándo se descubrió esta relación entre cáncer y microorganismos?
Las primeras investigaciones empiezan a principios del siglo XX y poco a poco se va comprobando que hay una relación estrecha entre algunas bacterias y virus que originan cánceres en animales. Se profundiza en esos aspectos y, con el paso de las décadas, se va encontrando que las relaciones son más amplias de lo que se estimaba. Se empiezan a establecer otras parejas, como por ejemplo el virus de Epstein-Barr, que es el famoso virus que causa la enfermedad del beso, que es tan conocida en la adolescencia y que puede causar mononucleosis, pero también en algunos casos graves puede derivar en linfomas de Burkitt, que es un tipo también de tumor. Con el avance del conocimiento vamos estableciendo estas parejas que cuento en el libro y conociendo cada vez más cómo interactúan los microorganismos patógenos con el organismo y cómo pueden provocar o facilitar la aparición de un tipo de cáncer.
Esto es clave para su prevención, entiendo.
Efectivamente. El libro pone en contexto qué es lo que pueden hacer los microorganismos y da algunas medidas preventivas para evitar o, al menos, disminuir considerablemente las probabilidades de que aparezcan diferentes tipos de cánceres. Una de ellas es la vacunación. Por ejemplo, el virus del papiloma humano puede ser controlable mediante vacunación en etapas tempranas, tanto en niños como en niñas, antes de que comiencen los primeros contactos sexuales. Eso, a la larga, va a disminuir muchísimo la probabilidad de que aparezcan diferentes tipos de cánceres, como el de cuello de útero.
Acabas de responder otra de mis preguntas que era si, sabiendo lo que sabes, recomendabas vacunarse o no.
Sí, sí. Lo recomiendo encarecidamente.
¿Hay cánceres que sean contagiosos?
Hay algunos tipos de tumores que son contagiosos, sí, pero por fortuna, no está descrito entre humanos, sí entre otras especies animales. Por ejemplo, el demonio de Tasmania. Quizá a muchas personas les suene porque un personaje de dibujos animados, de los Looney Tunes, Taz, el bicho que es un torbellino, está inspirado en este animalito. Es endémico de Oceanía, de la isla de Tasmania, y las poblaciones están disminuyendo como consecuencia de que sufren un tipo de tumor que se contagia por contacto. Estos animales son muy agresivos, muy territoriales, y cuando se encuentran unos con otros se pelean y a través de las mordeduras y las heridas se transmiten el cáncer.
Acerca del cáncer colorrectal, que desgraciadamente es uno de los más frecuentes, ¿cuáles son sus posibles causas y cuál es la importancia que tiene ahí nuestra microbiota?
Lo que estamos aprendiendo es que una microbiota equilibrada tiene mucho que ver con nuestro buen funcionamiento del sistema inmune y con muchas otras cuestiones. Y algunos microorganismos que puedan estar en esa microbiota y que puedan estar más o menos controlados cuando está equilibrada, pueden tener connotaciones patógenas y pueden desembocar en diferentes tipos de tumores. Por eso cuando hay lo que llamamos una disbiosis, un desequilibrio en la microbiota intestinal, y aparecen por ejemplo poblaciones de Fusobacterium, parece que están relacionadas con la aparición de diferentes tipos de cáncer.
Como microbiólogo, ¿qué es lo mejor que podemos hacer por nuestra microbiota? ¿Qué recomendarías?
Nuestra microbiota, por fortuna, se puede modificar. Para ello hay que tener una serie de hábitos saludables: comer fibra y verdura, no consumir alcohol ni tabaco, hacer ejercicio, evitar situaciones de estrés... A veces ayuda consumir probióticos y prebióticos. Es un conjunto de cuestiones, que muchas tienen que ver con una dieta equilibrada.
¿Y de lo que aprendes como científico, qué aplicas en tu vida diaria para cuidar tu salud en relación a este tema?
Todas estas cosas y, por ejemplo, el tema de las vacunas creo que es importantísimo. Evitar consumir, por ejemplo, alimentos o agua que no estén muy controlados cuando viajo fuera, que puedan implicar el riesgo de contraer una infección o parásito. Llevar una vida equilibrada, hacer ejercicio, comer sano, evitar en la medida de lo posible los ambientes altamente contaminados...
Hemos hablado de humanos y de animales, pero ¿qué pasa con las plantas? ¿Pueden tener cáncer?
Pues también pueden tener tumores. Son seres vivos que ocupan, colonizan todo el planeta, y algunas bacterias son capaces de provocar tumores en ellas. De hecho, son capaces de insertarles una serie de genes cuando generan esos tumores para, precisamente, provocar la proliferación celular. Y esas características que tienen esas bacterias, hay una en concreto que se denomina Agrobacterium, ha sido muy estudiada y es muy interesante porque es la que se empezó a estudiar para crear las primeras plantas transgénicas. De una bacteria que causa tumores hemos aprendido a poder obtener plantas resistentes a plagas, por ejemplo.
¿Qué futuro dibujas? ¿Esperanzador o no?
Yo dibujo un futuro esperanzador en cuanto a que no estamos en la misma situación que hace diez años, veinte o treinta, pero es una enfermedad compleja, que estamos consiguiendo cronificar en muchos casos, pero de momento, no erradicar. El cáncer no es una única enfermedad y, por lo tanto, se tienen que trabajar los diferentes cánceres de manera específica, individualizada. Pero cada día que avanzamos estamos más cerca de encontrar una cura, de cronificar esta enfermedad, de ayudar a los pacientes, de aumentar la esperanza de vida de los enfermos... Yo soy optimista en este sentido, no tanto en el hecho de que en un futuro muy cercano consigamos eliminar por completo esta enfermedad.
¿Es realista esperar que algún día exista una vacuna contra el cáncer o en genérico es inviable?
No, es realista. No en genérico, efectivamente, no va a existir, desde mi punto de vista, una vacuna que acabe con todos los tipos de cáncer, pero ya hay vacunas que se están desarrollando y que están en ensayos clínicos para combatir diferentes tipos de cánceres. Algunas de esas vacunas, basadas en una tecnología maravillosa que conocemos muy bien gracias a la pandemia de covid-19, que es la de ARN mensajero.
La tecnología de vacunas de ARN mensajero nos va a dar grandes alegrías en los próximos años. No sólo nos ha servido para contener una pandemia, sino que nos va a servir, y así lo indican todos los datos, para poder ayudarnos a combatir distintos tipos de cánceres u otras enfermedades ocasionadas por microorganismos y que ahora mismo no tienen tratamiento terapéutico y que tienen grandes tasas de mortalidad, como por ejemplo, las relacionadas con el virus Nipah. O, por ejemplo, también se está trabajando para conseguir una vacuna mucho más efectiva y duradera contra la gripe.
¿Y sobre las bacterias ultrarresistentes, de las que tanto empezamos a hablar por el abuso de los antibióticos?
Lo que podemos esperar es que el escenario no va a ir a mejor, sólo a peor. Lo que estamos viendo actualmente es que las resistencias a los antibióticos por parte de las bacterias cada vez son más frecuentes, cada vez se extienden más rápido, con lo que tenemos que tener en cuenta una serie de medidas. Las primeras son las de prevención y control: tomar antibióticos sólo cuando sean necesarios, tomarlos de forma correcta, cuando nos indican los facultativos... La higiene de manos ayuda muchísimo para combatir las infecciones, porque el 50% por ejemplo de las gastrointestinales las adquirimos a través de las manos cuando comemos o manipulamos alimentos.
Toda esta serie de medidas nos tienen que ayudar, pero además hay que seguir invirtiendo en investigación. El problema es que la investigación en el campo de los antibióticos es compleja porque las grandes compañías farmacéuticas saben que para poder sacar al mercado un nuevo antibiótico efectivo se requieren periodos a veces de entre 15 y 20 años. Eso requiere muchísima inversión de tiempo, de esfuerzo y de dinero. Para poder rentabilizarlo se necesita un periodo largo que no van a tener, porque saben que en cuanto se empiece a utilizar ese antibiótico es muy probable que empiecen a aparecer resistencias. Aquí es fundamental la colaboración público-privada. De hecho, es lo que se está haciendo: incentivando económicamente por parte de las administraciones públicas para que se siga investigando en nuevos antibióticos y parece que eso está funcionando y que hay moléculas que pueden salir al mercado en los próximos años.
Y también, otras terapias, como el uso de virus, lo que se conoce como fagoterapia, el uso de virus específicos de bacterias para eliminar las resistentes a los antibióticos. Algunas terapias de este tipo ya están aprobadas en países como Estados Unidos para combatir, por ejemplo, la bacteria Pseudomonas aeruginosa, que es una de las más problemáticas en cuanto a la resistencia a antibióticos y que está relacionada con la fibrosis quística.
¿Cuál es el papel de la inteligencia artificial en tu campo, es una aliada?
Por supuesto. Gracias a la inteligencia artificial también se están descubriendo nuevas moléculas antibióticas que son efectivas contra bacterias patógenas, como otra de las más problemáticas que se llama Acinetobacter baumannii. Desde luego, la IA ya está empezando a ser una revolución, pero en un futuro cercano nos va a dar muchas respuestas a preguntas que no teníamos y muchas soluciones a problemas presentes y futuros. En el ámbito biosanitario y médico va a ser una herramienta extraordinaria.