Así se avanza hacia el reto de conseguir la tasa de recaída 0 en el cáncer de mama precoz
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Así se avanza hacia el reto de conseguir la tasa de recaída 0 en el cáncer de mama precoz 

Lilly y la Federación Española de Cáncer de Mama han puesto en marcha la iniciativa 'Cuenta Contigo' para promover el conocimiento, la formación y el autocuidado de las personas con riesgo de sufrir una recurrencia.

En 2023 se diagnosticarán 35.000 nuevos casos de cáncer de mama; 30.000 de ellos se curarán.Getty Images

En 2021 se diagnosticaron 33.000 nuevos casos de cáncer de mama y este año se prevé que serán 35.000. Las cifras no han dejado de aumentar y la respuesta al por qué no son tan claras. "Es verdad que cada vez diagnosticamos más cánceres precozmente, que a lo mejor son cánceres in situ, es decir, aún no ha pasado a ser un cáncer invasivo, que normalmente está curado con una cirugía y un tratamiento local, y eso podría ser una de las razones por las que cada vez tenemos más casos", explica la doctora Josefina Cruz, oncóloga del Hospital Universitario Canarias.

Otra de las razones, argumenta la especialista, estaría en el estilo de vida: sedentarismo, obesidad, maternidad tardía, consumo de tóxicos como tabaco y alcohol... 

Pero de la misma manera que el número de casos sube constantemente, también ha aumentado el número de los que desaparecen gracias a la detección precoz y a los tratamientos: de esos 35.000, 25.000 aproximadamente se curan y pasan a engrosar la lista de largas supervivientes. "Creo que vamos en el buen sentido a nivel de nuevos fármacos e investigación. No vamos en el buen sentido a la hora de educar a la población para intentar que los buenos hábitos de vida se instauren realmente desde la más tierna infancia", confirma la doctora Cruz.

Sin embargo, pese a que más del 90% de los cánceres de mama se encontrarán en estadios iniciales y muchos se curarán, 1 de cada 3 personas sufrirá una recurrencia —o a distancia o local— a lo largo de su vida; gran parte en los dos primeros años tras la cirugía e incluso en los siguientes 5, 10 o 15 años posteriores. Para el doctor Miguel Martín, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el verdadero reto es determinar cuáles son las pacientes con mayor riesgo de recurrencia. “Disponemos de dos tipos de fuentes de información para saber cuáles tienen más probabilidad de hacerlo. La primera de ellas es el estadio de la enfermedad, el tamaño del tumor, el número de ganglios axilares invadidos y el grado histológico. La segunda son las nuevas plataformas genómicas, que son unas herramientas muy sofisticadas que consisten en el análisis del RNA del tumor y que nos van a decir qué pacientes tienen buen pronóstico y no necesitan un tratamiento quimioterápico, frente a las que sí tienen mal pronóstico y sí lo necesitan”, explica.

Hacia la tasa 0 de recaída

"Yo tuve suerte. La gente, cuando empiezo así el relato, me mira mal, pero tuve suerte porque me lo encontré en una autoexploración estando en casa. Estaba de vacaciones, lo descubrí y dije ¡puf!, este bulto no es normal". El comienzo del relato de Paula González seguramente coincide con el inicio de la historia de otras miles de pacientes de cáncer de mama —aunque ella lo empape de optimismo— que, gracias a la labor de los especialistas, han incorporado la autoexploración en sus rutinas de vida.

"La investigación es fundamental para alcanzar el objetivo de tasa de recaída cero. Y yo la dividiría en investigación básica, aquella que mira cómo se comporta el tumor e intenta descubrir puntos débiles, y las dianas terapéuticas, para que se generen medicamentos. Ambas son imprescindibles"
Doctor Miguel Martín

"Nadie pronunció la palabra cáncer en dos días, que es una cosa que siempre que me molestó", explica sobre el momento de recibir el diagnóstico y ponerle nombre y apellido. "Fue abrumador porque yo no estaba enferma, no me sentía enferma. Yo la semana anterior estaba en Canarias, subiendo una montaña, cuando me descubrí el bulto", continúa. Ese momento en el que "tienes que asumir una información bestial, en el que ya sabes qué tipo de cáncer es, qué tratamientos, qué opciones, qué pruebas complementarias... Como que todo te da vueltas. Yo intenté mantener la cordura, sobre todo por mi familia", detalla.

El 70% de los cánceres de mama que se diagnostican habitualmente es el subtipo denominado luminal. Estos tumores son sensibles a tratamientos hormonales, porque tienen receptores hormonales positivos, y no tienen expresión de una proteína que se llama HER2. Pero dentro de este subtipo de cáncer de mama, del luminal, hay dos diferentes: uno más benévolo, más lento, más pequeño, poco agresivo que normalmente se diagnostica en estadios más o menos muy precoces, cuyo tratamiento no precisa quimioterapia y con tratamiento hormonal suele funcionar bien. El resto, aparte de expresar esos receptores hormonales que pueden ayudarnos a controlarlo con tratamientos de hormonas, son también más agresivos, crecen más rápido y son tumores a los que solo el tratamiento hormonal no les funciona. "Este subtipo es el que tiene más posibilidad de recaídas, sobre todo a lo largo de los primeros tres-cuatro años, que es cuando el 30% de las pacientes recaen", confirma la doctora Cruz.

Por otro lado, el doctor Martín también destaca el éxito en el abordaje del cáncer de mama con respecto al cáncer en general y el papel que han jugado los programas de cribado en ello: "Han incidido de forma muy positiva permitiendo el diagnóstico más precoz de muchísimos tumores, y esto tiene dos consecuencias: una bien conocida y otra que a veces se menciona menos. La bien conocida es que aumenta la supervivencia porque se curan más enfermas, y otras menos conocida es que reduce en muchas ocasiones la carga terapéutica necesaria para curar a una enferma. Si capturamos un tumor en un estadio avanzado, aunque todavía curable, para curarlo hay que poner quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia…".

Al éxito de los tratamientos, además de la detección precoz, también contribuyen el mejor conocimiento de la biología de los tumores, el poder ponerle nombre y apellidos a cada uno de ellos, y la aparición de nuevos fármacos que posibilitan abordajes casi personalizados y menos agresivos para la paciente, con mejor pronóstico. "La inmunoterapia y terapias con nuevos medicamentos de acción hormonal, terapias basadas en dianas específicas, han contribuido quizá al 50% al aumento de supervivencia que estamos viviendo en los últimos años. Hace 20 años teníamos alguna quimioterapia y poco más para tratar el cáncer de mama. Hoy tenemos una pléyade de medicamentos específicos del tumor, dependiendo de la diana que tenga, que ha cambiado radicalmente el pronóstico de la enfermedad", afirma el doctor Martín.

La investigación ha sido, es y será fundamental para avanzar, como se ha hecho hasta ahora, y alcanzar el objetivo de tasa de recaída cero. "Y yo la dividiría en investigación básica, aquella que mira cómo se comporta el tumor e intenta descubrir puntos débiles, y las dianas terapéuticas, para que se generen medicamentos que luego se ensayan en la investigación clínica. Ambas son imprescindibles. Toda investigación clínica tiene detrás una básica que hace que se identifique un potencial medicamento a partir de alguna debilidad del tumor", destaca el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón.

Derecho al olvido, pero adherencia al tratamiento

Asimilada esa primera fase de enfrentarse al diagnóstico llega el momento de encarar el tratamiento. En el caso de Paula, "quimioterapia para reducir, operación para limpiar y radioterapia para sellar".

"Sin la confianza que tengo en mi médico, me hubiese costado mucho más. La gente cree que hay veces que con los pacientes hay que ser paternalista, que no quieren tener mucha información sobre su enfermedad. Pero hay otras muchas que vamos con la necesidad de enfrentarnos a ella"
Paula González

Durante todo el proceso intentó llevar una vida normal, yendo de conciertos, de compras... porque, como insiste, su cuerpo resistió bien: "No es eso que la gente dice de ‘es que lo luchaste’. No, no, es que mi cuerpo me permitió luchar en las mejores condiciones".

Destaca además el papel fundamental que en todo este proceso jugaron sus médicos y enfermeras. "Sin la confianza que tengo en mi médico, me hubiese costado mucho más. Agradezco a todo el equipo del Hospital de Valdecilla. La gente cree que hay veces que con los pacientes hay que ser paternalista, que no quieren tener mucha información sobre su enfermedad. Pero hay otras muchas que vamos con la necesidad de enfrentarnos a ella", explica tajante. "Una de las primeras cosas que me dijo mi médico fue ‘tu pelo no lo fabrican’. Y yo pensé, ‘este tío me gusta", recuerda riendo.

Al año recibió el alta y, de nuevo, Paula saca a relucir su suerte pues la cirugía por la que pasó le permitió conservar el pecho "y la recuperación es menos dura y más rápida".

Aunque las sesiones de quimio y los malos días quedaron atrás —tiene previsto casarse este mismo año—, Paula no borra esa página de su historia vital. Ella es miembro activo de la Asociación para la Ayuda de Mujer con Cáncer de Mama en Cantabria (Amuccam) donde hace un poco de todo: representar, hacer ruido, informar y formar, y luego apoyar y dar soporte a las compañeras. Además, ha de pasar sus correspondientes revisiones.

"Es muy importante que el tratamiento tras la cirugía, dependiendo del riesgo y de cómo haya sido el diagnóstico inicial en esa enferma, se mantenga"
Doctora Josefina Cruz

El día en el que reciben el alta, la alegría se apodera de las pacientes pero, como advierte la oncóloga del Hospital Universitario de Canarias, siempre han de estar vigilantes por las posibles recaídas, "sobre todo los primeros diez años con mayor intensidad y posteriormente se le recomienda seguir con mamografías anuales". Pero ocurre que, a medida que va pasando el tiempo, muchas tienden a olvidar poco a poco la enfermedad y eso, en el caso de las mujeres que siguen un tratamiento en adyuvancia a largo plazo para evitar posibles recaídas, puede convertirse en un importante problema.

"Es muy importante que el tratamiento tras la cirugía, dependiendo del riesgo y de cómo haya sido el diagnóstico inicial en esa enferma, se mantenga. Si el tratamiento se deja o se olvida tomar la medicación, no tomarlo adecuadamente y hacer interrupciones frecuentes de la medicación pueden comprometer la eficacia del tratamiento", explica la oncóloga.

"El ser humano es olvidadizo por naturaleza y sobre todo de las cosas que más que les han perturbado. Es fastidiado porque no debería ser así", confirma Paula que además recurre al ejemplo de la pandemia para ilustrar esa necesidad de dejar atrás la enfermedad. "La pandemia supuso un problema para todos, pero una vez que se abrieron las puertas, la gente se fue como olvidando y diluyendo. Pasa lo mismo con cualquier enfermedad. Y entiendo también no querer vivir con esa losa, pero no hay que olvidar el riesgo de recaídas".

Pero no solo el ansia por alejar del día a día la enfermedad influye en la adherencia de la paciente al tratamiento, los efectos secundarios de la terapia también hacen que muchas personas abandonen. "Como oncólogos o como médicos tenemos que, en primer lugar, intentar que la paciente entienda que el tratamiento tiene el fin de disminuir el riesgo de que la enfermedad vuelva y, entonces, hay que meter toda la carne en el asador. Pero además, tenemos que darles las herramientas necesarias ante los posibles efectos secundarios que puedan aparecer: aconsejando cómo pueden convivir con ellos, ofreciéndoles la oportunidad de contactar rápidamente con nosotros, ajustando la dosis, por ejemplo", reconoce la doctora Cruz.

Con el objetivo de promover el conocimiento, la formación y el autocuidado en las personas con cáncer de mama en riesgo de sufrir una recurrencia, además de facilitar la conversación y el diálogo entre el paciente y el profesional sanitario, la farmacéutica Lilly ha puesto en marcha, con la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), la iniciativa “Cuenta Contigo". Se trata, sobre todo, en transformar los miedos de las pacientes en confianza, aportando luz y optimismo.

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Mila Fernández es redactora de LIFE en 'El HuffPost' y editora de branded content. Antes, fue redactora de estilo de vida y gente en revistas femeninas —AR, LOVE y SMODA—, dirigió la revista Turismo Rural y trabajó delante del micro en Radio España. Puedes contactar con ella en mila.fernandez@huffpost.es