Murcia reta a California con la fruta milenaria
Productores nacionales visitan la Región para conocer las nuevas variedades de uva de mesa.
Murcia es un referente en la uva de mesa. Es, de largo, la Comunidad Autónoma que actúa como principal productora y exportadora a nivel nacional. Cada año la Región exporta 200.000 toneladas por un valor que asciende a los 400 millones de euros. El destino se extiende por muchos rincones del planeta, como los países de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, China, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos y Singapur.
Grandes productores de distintos puntos del planeta—indios, estadounidenses, australianos, mexicanos, namibios...— han visitado estos últimos días la Región de Murcia para conocer las nuevas variedades de uva de mesa que ha llevado a cabo el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental—conocido como IMIDA— en colaboración con la sociedad murciana de Investigación y Tecnología de Uva de Mesa—ITUM—. Acudieron a la finca Cuatro Vientos, situado en Blanca, un municipio al norte de Murcia, en el que han podido ver las nuevas selecciones avanzadas de uva que están en desarrollo, a la par que las técnicas de cultivo que se requieren para su explotación.
El secretario general de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y pesca, Francisco González Zapater, ha querido destacar en una nota de prensa el motivo de la colaboración "publico-privada" entre IMIDA e ITUM, que no es otro que la de "ofrecer nuevas variedades con buena calidad para el consumidor, mejor adaptadas a las condiciones climáticas actuales, económicamente rentables para el productor y que satisfagan las necesidades de los mercados".
Lo que sobre todo reafirma es que con este programa se consiguen "variedades más resistentes a la enfermedades" para reducir el uso de productos fitosanitarios—uno de los objetivos de la agenda 2030— y "paliar la escasez a la que se ven sometidos los productores europeos como consecuencia de la eliminación de productos químicos por la Unión Europea".
Esta colaboración ha permitido registrar hasta 20 variedades de uva de mesa sin semillas con un alto porcentaje de productividad y una textura de sus bayas crujiente. Son más de 1.250 hectáreas que han sido plantadas por los productores murcianos que forman parte de ITUM. Esto representa más del 20% de la superficie regional y ya son 24 empresas productoras de uva de mesa que agrupan más del 98% de la producción de la Región.
Murcia, un referente a nivel mundial
Junto a California, la Región de Murcia se ha convertido en un referente mundial en la innovación de uva de mesa apirenas al obtener nuevas variedades sin semillas impulsadas por el programa de mejora genética, que, además, se cultivan en los cinco continentes.
Actualmente, en 11 países hay más de 1.800 hectáreas en producción que cumple con la calidad exigida por los mercados internacionales. González Zapater asegura que el desarrollo estaba previsto "para fortalecer a los productores locales". Sin embargo, ante "el interés mostrado por productores del resto del mundo, se ha enviado material vegetal para su cultivo a Chile, Perú, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Australia, México e India, en los que se produce una contra-estación para dar continuidad en los mercados internacionales a las variedades de uva de mesa murcianas"
El "elemento civilizador" milenario
La uva es una fruta cuyo origen data del 7.000 A.C—Antes de Cristo—, fecha de la que se encontraron evidencias de las primeras elabores de vino en lugares que actualmente serían Armenia y Georgia. Esta innovadora práctica se expandió por la Asia Central y Mesopotamia, pasando por la cuenca mediterránea. Egipto y Grecia propagó las primeras técnicas gracias a sus colonias.
Sin embargo, no fue hasta la Edad Antigua—aproximadamente el siglo II A.C— que llegó el primer cultivo sistemático de la vid—planta que produce la uva— por el Imperio Romano. De hecho, en la entonces Hispania romana se cultivó el Coccolobis, un tipo de uva que los romanos denominaban Balisca, y la Syriaca, una variedad tinta muy común.
Tras la caída del Imperio Romano y la conquista de la Península Ibérica de los pueblos norteños, la cerveza se impuso al vino a causa de los gustos de los conquistadores. Los cultivos de vid pasaron a ser propiedad de la Iglesia y de los reyes, que utilizaron barricas de madera para almacenar el vino, surgiendo poco después las primeras bodegas de vino.
Durante la Reconquista, poco a poco se replantaron vides en distintos puntos del país como el Camino de Santiago y en zonas de Rioja y Ribera del Duero. Llegada la Edad Moderna, los colonizadores españoles llevaban la vid al 'Nuevo Mundo' y utilizaban el café, cacao y demás materias primas para comerciar con ellas. Entre los siglos XVII y XVIII, se perfeccionaron las técnicas de vinificación.
Ya en en el siglo XX, la Guerra Civil española supuso un parón de la industria de la uva y el vino española y la Segunda Guerra Mundial, para la europea. No fue hasta los años 50 que la industria comenzó a recuperarse.
El vino fue uno de los descubrimientos más grandes de la historia, que propulsó a la cultura humana a crecer. Como lo describe el portal Vendimia Seleccionada, el vino cambió el concepto primigenio de bebida "aportando matices místicos-festivos al mero hecho de beberlo". Es por eso que se considera al vino como un "elemento civilizador", pues fue una gente formador de cultura que impulsó el avance en la sociedad.