Muchos no conocen el gran truco de las botellas de plástico para acabar con los ratones del jardín
Tiene un efecto disuasorio inmediato.
Los ratones y ratas son algunos de los enemigos más comunes de quienes tienen jardín, que intentan incansablemente que no llenen sus zonas verdes de excrementos o acaben con su césped o sus cultivos.
Para los que no quieran utilizar métodos más agresivos como trampas o venenos que las maten, hay trucos con productos cotidianos que pueden mantenerlas al margen de los jardines que, para evitar la presencia de roedores, deben mantenerse limpios y cuidados.
Basta con colocar botellas de plástico vacías y sin tapa en las zonas más frecuentadas por ratones, siempre sujetas para que estas no se dispersen por el jardín o ensucien en el entorno.
Con ellas y con su movimiento con el viento se genera un ruido desagradable para estos roedores para estos roedores que les invita a abandonar el lugar. Según el medio alemán especializado en jardinería Maingarten, esta "perturbación sonora continua actúa como un elemento disuasorio natural al explotar la sensibilidad auditiva de las ratas a ruidos inusuales y desagradables".
Además de este truco casero, en el citado medio ofrecen otras dos alternativas como son las trampas ultrasónicas, que "emiten un sonido de alta frecuencia que es inaudible para los humanos pero muy irritante para las ratas, y las ahuyentan", y las cercas, que piden instalar bien de forma subterránea para evitar que las ratas entren en el espacio del jardín.