Auge y caída de las botas Hunter: del éxito apabullante a la bancarrota
Son las favoritas de la familia real británica y rostros conocidos como Kate Moss.
Son casi más británicas que el té y las protagonistas de festivales de música como Glastonbury y las salidas al campo de la familia real británica. Hablamos de Hunter, las botas de agua más conocidas del mercado popularizadas en los últimos años gracias a las imágenes de Kate Moss o Alexa Chung con las katiuskas llenas de barro en el festival de música más importante de Reino Unido.
Antes, estas botas de agua ya eran todo un icono por ser las preferidas de la familia real británica y parte indispensable de su uniforme, especialmente en sus vacaciones en Balmoral (Escocia). Sin embargo la firma, con más de 160 años de historia, ha pasado de gozar de un éxito casi imperturbable incluso durante el confinamiento a declararse en bancarrota en junio de este año.
Según The News York Times, la compañía tendría una deuda de alrededor de 146 millones de euros y para intentar revertir esta situación ha sido adquirida por el grupo americano Authentic Brands Group, que ahora es el propietario de todos los derechos de propiedad intelectual de Hunter.
A día de hoy, aunque se puede seguir comprando en las webs de Estados Unidos y Reino Unido, lo primero que aparece en la página de inicio es un aviso de la marca. "Estamos creando una nueva experiencia para ti. ¡Regístrese a continuación para recibir una notificación cuando lancemos!", es el mensaje que aparece desde junio en la web.
Las botas Hunter consiguieron convertirse en el mejor uniforme para los días lluviosos por su estilo y los materiales de su composición. Se trata de una bota de caña alta fabricada en goma y con una suela de estilo track perfecta para evitar resbalones. Además de proteger de la lluvia gracias a su impermeabilidad, estas katiuskas son perfectas para caminar por cualquier superficie ya esté embarrada o llena de charcos.
Pero, si son un calzado imprescindible para la lluvia, ¿qué ha cambiado para que la empresa caiga en picado? Desde Hunter aluden a problemas de logística derivados de la pandemia, al Brexit y a la inflación que se está sufriendo desde que estalló la guerra de Ucrania. Desde The New York Times también señalan que ha influido que en su mercado principal, Estados Unidos, el clima sea cada vez más cálido y menos lluvioso.
Además, el diario estadounidense recoge el traslado de la fábrica de producción a China y una pérdida de calidad en el calzado que ha resultado en roturas de la goma y como consecuencia en mojaduras en los dedos de los pies. "Parte de la magia de Hunter era que estaban fabricadas para durar y ser una parte de tu vida", declaró al periódico Anna Murphy, directora de The Times of London.
Actualmente, la bota alta original de Hunter cuesta alrededor de 120 euros con algunas variaciones en función del establecimiento en el que se compre, un precio por el que inevitablemente se espera durabilidad.