Los mejores jardineros actúan en marzo para evitar el pulgón de primavera en los rosales

Cuando hablamos de jardinería, en la mayoría de los casos es mejor prevenir que curar si queremos que las plantas, flores o árboles del jardín florezcan en todo su esplendor cuando llega la primavera. En el caso de los rosales, actuar al final del invierno es fundamental para evitar que los pulgones los destrocen. 

Durante el invierno, los huevos de pulgón están ocultos en los tallos de los rosales, pero cuando las temperaturas empiezan a subir más allá de los doce grados las larvas pueden eclosionar y atacar la planta. Por eso los jardineros insisten en eliminar los huevos antes de que empiecen a causar daños en los rosales. 

Para intentar evitar la presencia de los pulgones se pueden tomar varias medidas. Si los rosales todavía no han florecido puede ser útil aplicar un aceite de colza y similar ya que sofoca los huevos y larvas de pulgones. Eso sí, es imprescindible utilizarlo en un momento en el que es clima es seco y no hay heladas. 

Con el invierno dando sus últimos coletazos, también se puede optar por la alternativa de podar y limpiar los rosales. Esto sirve no solo para eliminar los pulgones, sino también para que en el momento de florecer las rosas crezcan más bonitas. Para asegurarse de que se eliminan los pulgones, hay que eliminar ramas muertas, dañadas o enfermas, además de los tallos delgados o débiles. 

Los jardineros también recomiendan no centrarse únicamente en la parte más visible de la planta y limpiar la base del rosal, donde se pueden acumular hojas muertas o restos tras la poda y ahí podrían esconderse los huevos o las larvas. Además, se recomienda desinfectar las herramientas para evitar sustos. 

Si se quiere tomar otra medida más a modo de prevención, se pueden plantar lavanda, caléndula o ajos alrededor de los rosales, concretamente en su base, ya que el aroma que emanan estas plantas repele a los pulgones.