La preciosa flor de jardín que todo el que tenga un huerto termina odiando
Tiene usos medicinales y su crecimiento es indicio de un suelo rico en nitrógeno.
Recibe el nombre común de campanilla de pobre. Es trepadora, blanca, en ocasiones con trazos rosas, y con un pequeño detalle amarillo en el centro, en la zona del pistilo. Su nombre en latín es convolvulus arvensis y, según el portal web especializado en tareas del hogar Directo al paladar, es una de las menos beneficiosas para los huertos.
Esta, de acuerdo al ya citado sitio web, tiene capacidad invasora y, por lo tanto, es más que probable que le quite los nutrientes al resto de plantas de la huerta. Esta, además, crece durante todo el año, no tiene una estación predilecta.
Directo al paladar afirma que habitan en los bordes de los caminos, pero también en otras zonas con nitratos, como los cultivos. De hecho, su mera presencia es un indicador de que en el suelo del que han nacido hay una alta presencia en nitrógeno.
Ahora bien. No sólo trae desventajas. La web indica que las plantas rastreras, como esta campanilla pobre tienen algunos beneficios. Uno de ellos tiene que ver con cómo sus raíces, tan profundas, se terminan convirtiendo en un buen aliado para trasladar nutrientes a aquellas plantas que se encuentran más lejos.
Pero hay que tener precaución con ellas. Es importante, recomiendan, controlar el crecimiento de las mismas. Ello se debe a que, como son capaces de trepar y rodear a otras plantas, puedan terminar ahogándolas.
Otras propiedades
Esta planta, de carácter perenne, tiene usos, más allá de la jardinería, en el ámbito medicinal. Así lo recogen desde la página web del Parque agrario Fuenlabrada. En la misma detallan que es tanto laxante como purgante y, por tanto, se puede emplear para bajar la fiebre. Para ello, basta con tomar sus hojas frescas en infusión.
Otra vía es la externa. Esta puede servir para tratar tanto heridas como llagas cuando se aplican sobre ellas los emplastos de la campanilla.