La historia de la profesora que recorre 500 kilómetros al día para trabajar: "No puedo más, tengo taquicardias"
Cada día emprende un viaje de casi cuatro horas de ida y cuatro horas de vuelta.
Francesca Mascolo, 48 años, asistente escolar en el instituto científico Plinio Seniore de Roma, ha sorprendido a todos desde que contó su historia en el Corriere della Sera hace unos días.
Mascolo emprende cada día un largo viaje para llegar a su lugar de trabajo desde Cicciano, cerca de Nápoles: se despierta a las 3:50 de la mañana llegar en coche hasta la estación de Afragola, desde donde coge el tren de alta velocidad hasta Roma y suele llegar a la estación de Termini a las 7.30 horas. El último tramo del itinerario hasta llegar al instituto lo hace en autobús.
Y no, esta situación no es circunstancial porque ella trabaja en la capital desde 2018 "aunque sólo estoy en esta institución desde el año pasado". En cuanto a los gastos que acarrea semejante periplo diario, Mascolo comparte los gastos de gasolina —el primer tramo del viaje— que le supone unos 150 euros al mes, más lo 400 del abono del tren de alta velocidad.
Luego, tomo el autobús alrededor de las 5.40 a.m., con el objetivo de estar en la escuela a las 7.30 a.m. A pesar de todo, también tengo la suerte de que, una vez en Termini, puedo llegar a pie al instituto; en el pasado, sin embargo, se optaba por otros medios de transporte, como el metro o el tren hasta Ostiense".
“Por la noche estoy cansada y tengo taquicardia”, dice Francesca. “Después de seis años de desplazamientos, siento que mi cuerpo me pide que apague. No es fácil hacer que todo encaje y tengo taquicardia casi todas las noches".