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Joël Dicker: "El problema de la polarización es que no somos capaces de soportar que el otro sea distinto"

Joël Dicker: "El problema de la polarización es que no somos capaces de soportar que el otro sea distinto"

El rey del 'thriller' deja la novela negra para atrapar a los lectores de todas las edades con 'La muy catastrófica visita al zoo'. Lanza un mensaje sobre las redes sociales: "Estamos bajo el paraguas de la manipulación y nos estamos desenganchando de nuestras responsabilidades".

Entrevista al escritor Joël Dicker.SERGI GONZALEZ / EL HUFFPOST

Cuando uno está acostumbrado a ser muy bueno en algo, es muy complicado salir de ahí. Pero al rey del thriller, Joël Dicker (Ginebra, Suiza, 1985), lejos de tener miedo le encantan los retos. Ha decidido, por un momento, dejar de lado a la novela negra para embarcarse en una nueva aventura para todos los públicos. Con más de 22 millones de lectores a sus espaldas, lanza La muy catastrófica visita al zoo, su nuevo libro dirigido a personas "de 7 a 120 años". 

12 años después de su primer gran éxito La verdad sobre el caso Harry Quebert, el autor suizo centra sus nuevas páginas en una historia que aborda muchos temas de la actualidad, como lo son la diversidad, la educación o la democracia. Joséphine y sus compañeros son los protagonistas de un nuevo caso en el que las catástrofes acontecen una detrás de otra.

Dicker no tiene reparos en dejar dedicar pinceladas en lo que considera una sociedad inundada por la desinformación, la polarización y los riesgos que han surgido con el consumo masivo de las redes sociales de lo más jóvenes, pero también adultos.

Ni los cientos y cientos de libros que el autor ha estado firmando minutos antes de la entrevista son motivo suficiente para que denuncie el "engagement" que advierte que hay en todas estas plataformas y que lo considera "uno de los grandes peligros actuales": "Estamos bajo el paraguas de la manipulación y nos estamos desenganchando de nuestras responsabilidades".

La primera pregunta es obligada. ¿Por qué este cambio en tus libros, abriendo las puertas a casi todas las edades?

Es difícil de explicar por qué este cambio, pero creo que es, básicamente, seguir mi autenticidad. Cuando hago una novela policiaca es porque quiero hacerla y no porque diga que ‘es la moda y esto va a funcionar’. Y de repente, lo que me apetecía hacer es una novela que es un poco distinta, porque no es una novela negra, no es un thriller. Hay una investigación, pero llevada a cabo por una niña pequeña. Una niña que cuenta todo esto y que me permite hablar de otros temas. El cambio no es algo que yo haya reflexionado. Han sido las ganas, ganas de mostrar otra cosa.

Tras tus éxitos de ventas, ¿cómo ha sido esta nueva aventura?

Ha sido algo placentero. Si no, no lo hubiese hecho. Siempre disfruto mucho cuando escribo. Para mí es muy importante. Es algo que hace que todo sea fácil. Pero también es la sensación de escribir desde el desafío, de empezar buscando la voz de los niños, de la narradora, de esta pequeña niña y de las dificultades que uno se encuentra en la escritura. Que sea fluida, que se entienda, que haya misterio, que te haga pasar la página, pero que también tenga temas importantes, como la democracia y todo lo demás. Son problemas, desafíos, muchas montañas que hay que escalar, pero disfruto haciéndolo porque el placer no son las facilidades, es conseguirlo.

Solemos ser muy exagerados en todo, como al hablar de catástrofes cuando no lo son. Algo que aparece en la novela...

Son catástrofes que, afortunadamente, no tiene una consecuencia muy grande sobre la vida de las personas. Esta era la búsqueda que he tenido yo en este libro. Que nos sintiésemos seguros, que nos sintiésemos bien, un universo que funcionase bien. Con una investigación que nos va a llevar a este final, que nos da la explicación de por qué se titula La muy catastrófica visita al Zoo. Es verdad que ninguna persona muere. Esto lo digo siempre, no hay asesinato en este libro, pero es importante también.

¿Has encontrado diferencias entre jóvenes y mayores en tus libros?

Es divertido porque, realmente, no me he puesto en el lugar de los personajes. Yo soy escritor. Es un poco como un guionista de cine que está ahí, escribe, pero nadie le conoce. Al guionista de Harry Quebert no le conoces a pesar de que hayas podido ver la serie. El lugar del escritor no es algo central. Gracias al escritor la historia está ahí, pero gracias a los lectores la historia existe. Para mí es un poco un juego en el cual interactuamos. Yo creo que no hace falta ponerme una máscara para ser un niño o un adulto para escribir. Soy un observador y mi observación tiene que ser justa. Esto quiere decir que lo haga sin juicios, sin exageraciones, que sea realista en tanto que yo aporto algo a mis lectores, pero no me pongo en la piel de alguien.

La educación juega un papel importante en el libro. ¿Qué importancia tienen para ti las escuelas y los profesores?

El mundo escolar, los profesores y todo lo que está en torno a eso es clave en el crecimiento de los niños. Ellos pasan más tiempo en la escuela que en su casa. Pasan más tiempo en el colegio, con los profesores, con sus amigos y la mayor parte de la infancia. La escuela es un momento que constituye algo, es primordial y también es primordial darle a la escuela y a los profesores los medios para hacerlo y asegurarnos de que estos entornos sean santuarios para los niños, donde estén seguros y puedan aprender y desarrollarse.

La escuela es un momento que constituye algo, es primordial y también es primordial darle a la escuela y a los profesores los medios para hacerlo y asegurarnos de que estos entornos sean santuarios para los niños

Estamos acostumbrados a que en muchas de tus obras haya escritores que te en cada novela. ¿Cómo ha sido trabajar codo con codo con Joséphine (la protagonista)?

Muchas veces hay escritores en mis libros, no en todos, y este libro se centra en personajes activos dentro de la trama que son parte de la narración. Tenemos a esta narradora que nos cuenta la historia, pero hay otros personajes implicados y para mí es un poco similar al resto. Lo que cambia es la identidad, sea un policía o un escritor, pero es un poco la máscara que le ponemos al personaje o la identidad cuando lo creamos. Lo más importante es esa forma de percibir las cosas y la forma de transmitir la información a los lectores. Siempre, sea joven o mayor, la importancia y la exigencia es la de ser claros en lo que vamos a decir.

  Entrevista al escritor Joël Dicker.SERGI GONZALEZ / EL HUFFPOST

¿Cómo ha cambiado el Joël Dicker que perdió un premio con 19 años con su libro ‘El Tigre’ comparado con el actual Joël Dicker?

Todo ha cambiado, afortunadamente. Espero que el escritor de esos 20 años sea distinto al escritor de ahora, porque si no quiere decir que no he evolucionado, no he vivido y no he cambiado. Y todas esas cosas tienen una influencia sobre la escritura, obligatoriamente. Cada cosa que pasa, cada libro que escribo, cada libro que leo, cada cosa que experimento en mi vida, mi comprensión de la vida, hace que yo cambie y cuanto más cambio, más llego a tener una mirada distinta. La mirada de ese escritor de 20 años, evidentemente, es una mirada distinta del hombre de 40 años que escribe La muy catastrófica visita al zoo.

En un mundo cada vez más polarizado, hablas de reconectarnos como sociedad. ¿Es necesario?

Por supuesto que es necesario. Es necesario recordar que la riqueza del mundo en el que vivimos es que somos distintos y convivimos. La libertad, que es un concepto unido a la democracia, se puede alcanzar porque estamos con más gente. Si estás solo en un desierto, no eres libre porque haces lo que quieres. Pero tú eres libre de hacer lo que quieras, cuando quieras, siempre y cuando haya una segunda persona en ese desierto. Que esté ahí, que te mire, que viva contigo y que acepte tu forma de ser. Entonces, este juego de la democracia es el de estar juntos, de manera diferente y respetar las diferencias del otro, construir sobre la diversidad con acuerdos. El problema de la polarización, a día de hoy, es que no somos capaces de soportar que el otro sea distinto, que el otro piense diferente, que tenga otra opinión. Y muchas veces hay consecuencias, como que nos dejamos de hablar, cancelamos, no aceptamos y llegamos a una radicalización que es inquietante.

Es necesario recordar que la riqueza del mundo en el que vivimos es que somos distintos y convivimos. La libertad, que es un concepto unido a la democracia, se puede alcanzar porque estamos con más gente

Y ahí aparecen las redes sociales, ¿crees que es uno de los grandes problemas?

Sí, porque las redes sociales funcionan sobre la lengua y el lenguaje. Algo que ha creado el ser humano para su beneficio y la forma en la que mejor funciona es estando en desacuerdo. Hay un libro de un escritor franco italiano que era consejero político, ahora vive en París, que se llama Los Ingenieros del Caos y habla de la manipulación política a través de las redes sociales.

Ese engagement en las redes sociales es que cuando, por ejemplo, haces una búsqueda en YouTube y pones ‘sistema solar’, la primera cosa que te sale no es un vídeo de la NASA que te explica cómo funciona el sistema solar, porque eso realmente no genera engagement. Eso no funciona. Lo primero que te va a aparecer es alguien que dice ‘la tierra no es redonda, es plana’. Esta es la verdad y este es el peligro que tenemos. Estamos en una situación donde, constantemente, necesitamos las redes sociales. Nos levantamos con ellas, nos acostamos con ellas y seguimos la actualidad con ellas. Estamos bajo el paraguas de la manipulación y nos estamos desenganchando de nuestras responsabilidades. Es uno de los grandes peligros actuales.

El pasado es importante en todos tus libros. ¿Crees que no aprendemos de los errores del pasado?

Del pasado aprendemos algo, porque yo soy la persona que soy hoy gracias a mi pasado. Quién somos, qué hemos vivido y qué nos ha traído hasta aquí ha sido el pasado que llevamos encima o que, incluso, nos aterra. Pero es parte de nuestra identidad. El mundo, cuando no escucha el pasado y lo rechaza, no vemos nuestra identidad y no podemos construir. Uno de los peligros es no recordar, no ir atrás y ser una sociedad sorda, ciega, muda y sin identidad.

  Entrevista al escritor Joël Dicker.SERGI GONZALEZ / EL HUFFPOST

Un pasado que, por ejemplo, aparece en ‘Los últimos días de nuestros padres’. ¿Es importante saber de dónde venimos?

La historia es saber de dónde venimos, por qué hacemos lo que hacemos, por qué estamos aquí hoy. Hace no mucho tiempo, nos hacíamos mucho estas preguntas. Y, por ejemplo, nos hemos olvidado de que la Unión Europea se ha creado para reforzarnos, para unirnos y de repente tenemos a los Estados Unidos que está poniendo a Europa unos contra otros. Tenemos la guerra de los aranceles. Nos hemos olvidado de las reglas, de los acuerdos europeos, de la esencia de por qué estamos aquí y, precisamente, tenemos que volver a eso. Debemos coger de nuevo el sentido de qué somos, hacia dónde vamos y seguir una dirección para poder construir nuestra identidad.

EEUU está poniendo a Europa unos contra otros con los aranceles. Nos hemos olvidado de las reglas, de la esencia de por qué estamos aquí y tenemos que volver a eso

En la era de los youtubers y creadores de contenido, los escritores siguen con su camino. ¿Cómo se puede captar la atención de los más jóvenes?

Hace falta que salgan de ahí, que salgan de las redes sociales. Hace falta quitarles el teléfono de las manos. Esa es la realidad. Hoy en día tenemos a padres que están todo el día con el teléfono, les dan el teléfono a sus hijos. No es Papá Noel el que se lo ha traído, son los padres. Tenemos un problema muy grande con eso y no sé cómo vamos a gestionarlo. Cómo vamos a quitar a los jóvenes de las redes sociales.

Hemos entendido que son nocivas, hemos asumido que manipulan, que dividen a las personas y que beben de informaciones falsas. Además, se utilizan de una forma negativa por gente que intenta engañar y enganchar para que se les lea. Somos conscientes de que tenemos que hacer algo. La suerte que tenemos es que la gente conoce los libros y podemos intentar enganchar a los jóvenes a la lectura. Decirles que la lectura te entretiene, que es bonita, que puedes disfrutar con ella, pero los padres tienen que trabajar muy duro para engancharles a la lectura. Pero tienen que ser ejemplo, dejar su teléfono y leer también.

¿Es este libro la primera piedra en un nuevo camino para Joël Dicker?

No lo sé. Lo que para mí es importante hacer este libro es para hacer leer a los más jóvenes, para enganchar a los niños, porque veo que hay muchos niños que están todo el día con el móvil pegado a la mano. Es una de las razones por las que he hecho este libro. ¿Si habrá otros? No lo sé.

En todo este camino, ¿has llegado a afrontar la crisis de la hoja en blanco, como lo vivió el protagonista de 'La verdad sobre el caso de Harry Quebert', Marcus Goldman? ¿De dónde surge esa inspiración?

Sí, el tema de enfrentarme a la crisis de la página en blanco, que le pasa mucho a Marcus Goldman, es un imaginario muy cliché, esa falta de ideas que tienes en la cabeza. Yo siempre parto desde una idea que tengo. Pero es verdad que tengo dudas. Una idea, nunca viene sola. Una idea de un libro es como miles de pequeñas ideas que de repente se ponen juntas y conforman una idea más grande. A veces, de lejos, vemos una imagen súper clara y cuando te acercas te das cuenta de que son como millones de píxeles de imágenes puestas juntas. Y esto es un poco lo mismo. Son cientos de ideas que se ponen juntas para llegar a una idea más grande. Entonces, ¿cómo llega la inspiración? Viene despacito porque es algo muy laborioso. Hace falta trabajarla, coger una idea, meter otra, juntarlas y luego unas todas esas pequeñas ideas y formas una idea más grande. Pero eso son meses de trabajo y de escritura para poder desarrollar estas ideas, para llegar a una idea. No es que yo esté paseando y diga, ‘tengo una idea’. Eso estaría genial, sería fácil, pero si fuese fácil no sería divertido. 

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Sergio Coto es redactor en El HuffPost. Nació en Madrid, en 1995, y estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar a El HuffPost, trabajó como redactor en '20 Minutos', 'El Mundo', 'La Sexta', 'Bankinter' y 'El Plural'. Puedes contactar con él en sergio.coto@huffpost.es