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Enfermedad, tensión y una monarquía golpeada: el 'annus horribilis' 2.0 de la familia real británica

Enfermedad, tensión y una monarquía golpeada: el 'annus horribilis' 2.0 de la familia real británica

El año de los Windsor ha estado marcado por los cánceres de Carlos III y Kate Middleton, pero ese no ha sido el único problema al que se ha enfrentado la corona.

Los reyes, los príncipes de Gales y sus hijos en el balcón durante el Trooping the ColourGetty Images

“Hace un año a estas alturas no sabía que iba a tener el año que he tenido”. Son las palabras de Kate Middleton, la princesa de Gales, durante una conversación con varias invitadas de su concierto de Navidad, Together at Christmas, que se celebró a principios de diciembre.

La frase hace referencia a su diagnóstico de cáncer y posterior tratamiento de quimioterapia, pero bien podría resumir la situación de la familia real británica en 2024. Cuando los reyes Carlos y Camila, los príncipes de Gales y el resto de la familia aparecieron el 25 de diciembre en la tradicional misa de Navidad de Sandringham nadie imaginaba que menos de un mes después el rey y la futura reina tendrían que pasar por el quirófano y, lo que es peor, serían diagnosticados de cáncer.

Los británicos tampoco imaginaban que dos años después de la muerte de la reina Isabel II la imagen de la monarquía británica, la más consolidada, la más glamurosa y el espejo en el que se miran el resto de casas reales europeas se debilitaría tanto como lo hecho en los últimos doce meses.

El 17 de enero a las tres de la tarde llegó la primera noticia: Kensington informaba de que Kate Middleton había sido operada con éxito de un “problema abdominal” y que estaría de baja hasta después de Semana Santa. Horas después, desde su equipo aseguraban de que se trataba de un asunto “no canceroso” y que el príncipe Guillermo reduciría su agenda para cuidar a su hijos durante la recuperación de su mujer.

Menos de dos horas después, otra noticia, en este caso desde Buckingham. El equipo de Carlos III informaba de que el monarca pasaría por el quirófano en unos días para tratarse un problema de próstata. Así fue y el 26 de enero el rey ingresó en the London Clinic, el mismo hospital en el que seguía ingresada a la princesa de Gales. Carlos III se dejó fotografiar a su llegada y también tras ser dado de alta unos días después.

  Carlos III, saliendo del hospital tras su intervención de próstataChris Jackson GETTY IMAGES

La estrategia no fue la misma cuando Kate Middleton fue dada de alta ya que Kensington informó una vez la princesa estaba ya en su residencia cercana a Windsor. Una decisión que cumplía los deseos de la futura reina sobre mantener la “privacidad” de sus problemas médicos y durante su recuperación. Una privacidad que muchos británicos no entendieron y que provocó que se desataran todo tipo de teorías de la conspiración sobre qué le pasaba realmente a la princesa, desde problemas maritales con el príncipe Guillermo hasta que se había sometido a operaciones estéticas y no quería reaparecer hasta que no estuviera recuperada.

El 5 de febrero, Carlos III anunció que tenía cáncer y que le había sido diagnosticado tras la intervención de próstata a la que se sometió. Buckingham no dio detalles sobre el tipo de tumor pero sí avanzó que el monarca cancelaba su agenda pública durante el tratamiento pero que continuaría con sus funciones de Estado con reuniones con el primer ministro. Durante los días posteriores al anuncio, el rey se dejó ver en Sandringham y se publicaron fotos en las que leía las tarjetas de ánimo que le habían enviado algunos británicos.

  El rey Carlos III, leyendo mensajes con buenos deseos para su recuperación tras el diagnóstico de cáncer.GTRES

Mientras, seguía sin saberse nada de la princesa de Gales mientras se publicaban imágenes filtradas de Middleton, por lo que Kensington decide publicar una foto de la princesa con sus tres hijos por el día de la madre. Una imagen con numerosos fallos de Photoshop que no hizo otra cosa que echar más leña al fuego y disparar de nuevo las teorías.

El 22 de marzo, Kate Middleton anunció que tenía cáncer y que estaba recibiendo quimioterapia preventiva en un vídeo en el que ella misma explicaba que les había costado elegir el momento para darle la noticia a sus hijos. Además, la futura reina volvía a pedir privacidad durante su tratamiento.

Al contrario que Carlos III, que retomó su agenda pública a finales de abril, la princesa de Gales todavía no ha vuelto al trabajo como tal, y ha reaparecido únicamente en un puñado de actos oficiales. El primero, durante el desfile Trooping the Colour en junio y unos días después entregando el trofeo de campeón a Carlos Alcaraz en Wimbledon. En septiembre, la princesa anunció que había completado el tratamiento de quimioterapia y que si se sentía bien iría participando en compromisos de trabajo.

"Mi objetivo es hacer lo que pueda para mantenerme libre de cáncer", explicó Middleton en un vídeo cargado de imágenes familiares con el príncipe Guillermo y sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis, en el que recordaba que aunque ha terminado la quimioterapia su recuperación todavía será larga.

  Kate Middleton, durante la visita del Emir de QatarGetty Images

Por ahora, Middleton se desplazó por sorpresa a una visita a las familias de unas niñas asesinadas en una clase de baile en verano y participó en la recepción al Emir de Catar durante la visita de Estado, aunque decidió no acudir al banquete y todavía está por ver cómo es su recuperación en el próximo año. La princesa tampoco quiso perderse la misa de Navidad y el concierto de villancicos que organiza cada año en la Abadía de Westminster y que emite en Nochebuena en la televisión británica. 

El papel de Camila y la cuestionada figura del príncipe Guillermo

Con Carlos III y la princesa de Gales de baja durante varios meses, gran parte del peso de la monarquía británica ha caído sobre los hombros de la reina Camila ya que el príncipe Guillermo ha priorizado cuidar a sus hijos y su agenda ha estado visiblemente mermada en los últimos meses. La que un día fuera 'la otra' en el matrimonio de Diana y Carlos y no podía ser reina, sustentando a la corona. 

  La reina Camilla, en la apertura del parlamento en julioChris Jackson/Getty Images

A pesar de que el monarca volvió a los actos institucionales en mayo, no ha podido hacerlo con la intensidad previa a su diagnóstico, por lo que su mujer ha encabezado decenas de compromisos, especialmente relacionados con violencia de género o literatura. Eso sí, la salud de la reina también se ha resentido y las últimas semanas se ha ausentado varias veces por una infección de pecho. El pasado marzo, con Kate y Carlos todavía de baja, la consorte decidió tomarse unos días de descanso que despertaron gran polémica entre los británicos ya que se rumoreó que la consorte había pasado unos días en la India o de caza en España. 

También ha sido polémica la decisión del príncipe Guillermo de reducir su agenda para cuidar de su mujer durante su recuperación y después de sus hijos en unos meses particularmente difíciles. La situación familiar era complicada pero muchos británicos creen que el heredero al trono debería implicarse más en la corona, especialmente en una situación tan delicada como la que ha atravesado la familia real este año.

  El príncipe Guillermo, el pasado septiembreGetty Images

El hijo mayor de Diana de Gales, que ha asegurado que este ha sido el año “más duro” de su vida tendrá que aumentar su presencia institucional le guste o no. Al menos, eso se desprende de un artículo recientemente publicado en la revista People en el que se consultan a varias fuentes cercanas a Buckingham que aseguran que los príncipes de Gales se están preparando para “asumir su papel de reyes antes de lo previsto”. La razón no es ningún misterio: Carlos III tiene 76 años y, a pesar de que ha asegurado que su tratamiento evoluciona bien, las dudas sobre su salud y su fragilidad se han hecho más evidentes.

Por si no fuera suficiente, los medios británicos y estadounidenses han especulado con que la sintonía entre padre e hijo no es la mejor, y la sombra de la sucesión sería el motivo de la tensión. "Las dinámicas han cambiado", explicó una fuente cercana a Buckingham que explicaba que el príncipe Guillermo estaba siendo informado de asuntos de Estado. 

  Carlos y Guillermo, en mayoGetty Images

"Se está preparando detrás de los focos para cuando llegue su ascensión", cita otra fuente a Us Weekly que señala que, a nivel profesional, Carlos III tendría celos de su hijo similares a los que tuvo de Diana de Gales. 

Y mientras tanto, en California…

La figura de Guillermo es especialmente necesaria para la monarquía no solo porque sea el heredero al trono, sino porque a la casa real británica no le sobran los miembros de relevancia. En los últimos años la princesa Ana ha ejercido un papel fundamental con decenas y decenas de actos, pero este año su salud también se ha resentido después de un accidente con un caballo en su residencia. Eso sí, en cuanto pudo volvió al trabajo.

Quien no está ni se le espera es el príncipe Harry, que continúa con su vida en Montecito (California) con Meghan Markle y sus dos hijos. El posible acercamiento entre el duque de Sussex y su familia después de los dos diagnósticos de cáncer ha quedado del todo descartado y Harry no ha visto a su hermano o a su cuñada en los últimos meses ni tampoco ha hablado con ellos. su comunicación se limitó a un mensaje oficial tras conocerse el diagnóstico de la princesa.

  Meghan y Harry, en un partido de polo en California en primaveraPA Images via Getty Images

El príncipe Harry sí se reunió con su padre en febrero tras conocerse la noticia del cáncer del monarca. El duque de Sussex no dudó en subirse a un avión y recorrer 8.000 kilómetros para un encuentro relámpago que duró unos 40 minutos. A pesar del largo viaje, Harry no vio a su hermano. En mayo, el hijo pequeño de Lady Di volvió a Reino Unido y tampoco vio a su padre, al parecer por la “apretada” agenda del monarca. Una decisión que deja claro que la relación entre Harry y su familia sigue siendo gélida.

Mientras la casa real británica lidiaba con uno de los peores años que recuerdan, Harry y Meghan seguían con su día a día en California y sin un rumbo fijo sobre sus negocios y compromisos. Su fundación, Archewell, llegó a ser declarada morosa, mientras que sus series para Netflix y la marca de lifestyle de Markle todavía no han visto la luz y es una incógnita cuándo lo harán a pesar de que se han publicitado ampliamente.

Los duques de Sussex también han tenido que lidiar con su propia crisis, ya que los rumores de divorcio entre la pareja han sido incesantes en los últimos meses, especialmente después de que ambos protagonizaran varios actos en solitario. "Aparentemente hemos comprado o nos hemos mudado de casa 10 o 12 veces. Al parecer, también nos hemos divorciado unas 10 o 12 veces", bromeó el príncipe Harry al ser preguntado al respecto en un encuentro en el que denunció a los “trolls” que difunden rumores.

La gestión de Carlos III del caso del príncipe Andrés

Desde que se destapó la relación del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein, la posición del hermano pequeño de Carlos III se ha convertido en un momento de tensión en la familia. Isabel II apartó a su hijo predilecto de todas sus obligaciones públicas y militares, pero el duque de York ha seguido apareciendo en diferentes eventos familiares.

En el último año, el rey ha intentado apartar a su hermano de la corona y en noviembre le retiró la asignación oficial de un millón de libras que recibía anualmente y en noviembre eliminó la seguridad privada que sufragaba la casa real después de que se le retirara la protección oficial en 2022 cuando dejó de ser miembro de la familia real.

  El príncipe Andrés, en la misa de Pascua en WindsorGetty Images

Pero el auténtico quebradero de cabeza de Carlos III en los últimos meses está siendo intentar echar al príncipe Andrés de Royal Lodge, la residencia de 30 habitaciones situada en los terrenos de Windsor en la que vive actualmente y que comparte con su exmujer, Sarah Ferguson. Desde este verano el monarca ha perdido la paciencia con su hermano, al que instado a dejar su residencia actual y mudarse a Frogmore Cottage, una casa más pequeña en la que vivían Meghan y Harry y de la que dispusieron hasta 2023.

Según el biógrafo real Robert Hardman, el príncipe Andrés se habría negado en rotundo a abandonar su casa pese a las presiones de Carlos III. El duque informó al monarca de que, independientemente de cualquier ultimátum, iba a permanecer en Royal Lodge, explica el autor en un nuevo libro sobre el rey. El duque de York firmó un contrato de arrendamiento en 2003 y todavía le quedan 55 años de validez, por lo que está por ver cuánto se sigue tensando la cuerda y cuánta presión está dispuesto a aplicar Carlos III.

Por si fuera poco, en los últimos días se ha revelado que el príncipe Andrés favoreció a un presunto espía del gobierno China y le dio acceso a actos celebrados en el palacio de Buckingham o en Windsor. La noticia ha despertado gran polémica en Reino Unido y los medios británicos aseguran que el duque de York se ausentará de la reunión familiar de Navidad en Sandringham para evitar más tensiones. 

“No será un año que recuerde con especial placer”, aseguró Isabel II en un discurso a finales de 1992, el año que ella misma bautizó como annus horribilis. Más de tres décadas después y tras la muerte de la longeva monarca, es evidente que la familia real británica tampoco mirará con alegría a lo que ha sucedido en los últimos doce meses y costará predecir lo que puede pasar en el próximo año.

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Uxía Prieto es redactora de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, moda o estilo de vida. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y posteriormente estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo. Puedes contactar con ella escribiendo a: uxia.prieto@huffpost.es