El nuevo 'annus horribilis' de la casa real británica: el papel de Camila y Guillermo al frente de la monarquía
La reina y el heredero son las caras visibles de la monarquía durante las bajas de Carlos III y Kate Middleton, ambos recibiendo tratamiento contra el cáncer.
"No es un año que recordaré con placer”, rememoraba Isabel II al finalizar 1992 y hacer referencia a su annus horribilis, como ella misma lo bautizó. Treinta y dos años más tarde, la casa real británica se enfrenta a otro año complicado por los cánceres de Carlos III y Kate Middleton, la princesa de Gales.
Ambos están recibiendo tratamiento, en el caso de la princesa quimioterapia preventiva, y estarán de baja hasta nuevo aviso, dejando un enorme vacío en el núcleo duro de la familia real británica, que tendrán que llenar la reina Camila y el príncipe Guillermo. En el caso de Middleton, no hay fecha prevista para su regreso y tampoco está claro si se dejará ver mientras completa su tratamiento ya que en el vídeo en el que anunció su enfermedad aseguró que necesitaba “tiempo, espacio y privacidad”.
Por su parte, el rey Carlos III sí ha aparecido en alguna reunión privada con el primer ministro Rishi Sunak o acudiendo a misa, pero ha cancelado toda su agenda pública hasta que se recupere, también sin fecha prevista de reincorporación en el horizonte. El monarca sí está desempeñando sus funciones constitucionales y de Estado, por lo que no ha sido necesario recurrir a un miembro del Consejo de Estado para que lo sustituya.
En ausencia del rey y la princesa de Gales, el día a día de la familia real británica será similar al de estos últimos tres meses, con Camila y Guillermo al frente, y con varias reflexiones sobre su futuro. La primera de ellas sobre una reducción de la monarquía, una de las ideas que Carlos III quería llevar a cabo al asumir el trono, pero que menos de un año después de su coronación no parece la solución más adecuada ya que, durante los próximos meses, gran parte del peso de la agenda institucional también recaerá sobre varios royals, con roles habitualmente menores.
Entre ellos está la princesa Ana, que a pesar de que no es el miembro más mediático da la familia sí es año tras año uno de más trabajadores y que más actos preside. La hermana de Carlos III y única hija de Isabel II y Felipe de Edimburgo no dudó en señalar que no le parecía buena idea reducir el número de royals en activo y el tiempo le ha dado la razón. Junto a ella, Sofía y Eduardo de Edimburgo también están desempeñando un papel fundamental en los últimos tiempos asumiendo más responsabilidades ante la ausencia del rey y la princesa de Gales.
El gran elefante en la habitación es el distanciamiento de Meghan y Harry del resto de la familia real, que podrían estar ocupando un papel fundamental como duques de Sussex y, en el caso del príncipe Harry, como hijo del monarca, si no hubieran dejado la casa real para mudarse a California. Nadie contempla la vuelta de la pareja a la familia como miembros activos de la monarquía, ni tampoco se prevé un acercamiento a corto plazo.
A pesar de que el príncipe Harry cogió un vuelo de ida y vuelta desde Estados Unidos para ver a su padre poco más de 40 minutos después de que anunciara que tenía cáncer, todo parece indicar que no habrá reencuentro entre el duque de Sussex, su hermano y su cuñada cuando vuelva a Reino Unido a mediados de mayo, ya que los príncipes de Gales quieren centrarse en mantener una energía positiva que contribuya en una mejor recuperación para Kate Middleton.
Tampoco se puede contar con el príncipe Andrés, apartado de la familia real y despojado de sus títulos militares desde que se hizo pública su vinculación con Jeffrey Epstein y el caso de tráfico de menores, que volverá de nuevo a la actualidad con el estreno de la película de Netflix que narra la entrevista que concedió el hijo de Isabel II para intentar defenderse y se le volvió en contra.
La reina Camila, la cara visible de la monarquía en los últimos meses
La que nunca pensó ser reina, la tercera en discordia en el matrimonio entre Diana y Carlos, la rottweiler, ahora reina Camila, ha sido durante últimos meses y también será en los futuros la cara visible de la monarquía británica, asumiendo actos institucionales, misas e incluso viajes. El último la semana pasada, cuando visitó Irlanda del Norte en solitario y aseguró que el rey se encontraba bien y estaba deseando volver al trabajo.
Hace unos años, la ahora consorte no gozaba de la confianza de los británicos y muchos veían bien que una vez Carlos III subiera al trono, su mujer tuviera el título de princesa consorte y no el de reina, pero Isabel II expresó su deseo meses antes de morir de que Camila fuera coronada como reina como reconocimiento a sus años de “leal servicio” a la institución.
Según The Telegraph, la reina, que está siendo la “roca” de su marido durante su enfermedad, está “orgullosa” de asumir más actos y responsabilidades durante los próximos meses y está encantada de ayudar a la familia real en todo lo que sea necesario. A pesar de esta disponibilidad, la cantidad de eventos dejó a la reina Camila “agotada” y tuvo que tomarse una semana de descanso a principios de marzo, antes de que se conociera el diagnóstico de Kate Middleton.
Durante esa semana de vacaciones, se rumoreó con que la reina había estado de caza en una finca de Ciudad Real, aunque algunas fuentes municipales lo han desmentido, mientras que algunos vecinos aseguran que hubo trasiego de autoridades en la zona. Otros medios han señalado que la reina podría haber viajado a India para asistir a un retiro de ayurveda.
Lo único que se sabe es que tras esa semana Camilla retomó su actividad y además de presidir sus propios actos está sustituyendo al rey en otro, como en la tradicional misa de Jueves Santo que cada año se celebra en la catedral de Worcester y durante la cual el monarca suele entregar algunos regalos. Ante la ausencia de Carlos III, la reina ha ejercido ese papel.
Todos esos esfuerzos de Camila por multiplicarse y asumir parte de la responsabilidad a la hora de representar a la corona no han cambiado demasiado la percepción que los británicos tienen de ella. A pesar de que, según una encuesta de SkyNews desarrollada a mediados de marzo, la confianza en la reina ha crecido un 9% en el último mes, la consorte sigue siendo el miembro del núcleo duro de la familia que más polariza a los ciudadanos, que confían y desconfían de ella a partes iguales.
El príncipe Guillermo, padre y marido antes que heredero
Mientras Camila tiene la tarea de dar la cara por su marido, el príncipe Guillermo ha decidido compaginar sus labores de heredero con su la vida familiar, poniendo por delante su vida de padre y marido antes que el título de príncipe de Gales. El hijo mayor de Carlos III ya canceló toda su agenda mientras Kate Middleton estaba ingresada en The London Clinic, y se incorporó paulatinamente al trabajo cuando su mujer ya había empezado su recuperación en su casa de Windsor, aunque con un ritmo más bajo al que había seguido hasta ahora.
Una vez que se ha conocido el diagnóstico de cáncer de la princesa, Kensington ha confirmado que el heredero seguirá intentando mantener un equilibrio como ha hecho hasta ahora para no descuidar a su familiar, intentando proteger a sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis. De hecho, después de emitirse el vídeo de Middleton, el palacio confirmó que Guillermo no tendría actos hasta después del 17 de abril, cuando terminan las vacaciones escolares de los pequeños.
Desde que Kate Middleton fue sometida a su cirugía abdominal a mediados de enero, los príncipes de Gales han intentado proteger al máximo su privacidad y la de sus tres hijos. Para Guillermo, al que marcó profundamente la muerte de su madre, Lady Di, y el acoso que sufrió por parte de los tabloides, que Jorge, Carlota y Luis tengan una infancia lo más normal dentro de las circunstancias es fundamental. Por eso ha llegado a un acuerdo para que la prensa no persiga imágenes de sus hijos y se ciña a retratarlos en los actos oficiales a los que acuden. Además, los príncipes de Gales suelen proporcionar fotos de los pequeños en sus cumpleaños o en ocasiones especiales como Navidad.
Esta insistencia en que su vida familiar sea posible ha provocado que el príncipe Guillermo, como heredero, reciba fuertes críticas por parte de ciertos sectores de la sociedad pero según la encuesta de Sky elaborada a mediados de marzo ese recelo de su intimidad no le ha pasado factura entre los británicos, que lo comprenden. De hecho, según analistas de SkyNews, los porcentajes de confianza refuerzan la decisión de Guillermo de proteger a su familia.
El equilibrio para el príncipe Guillermo es complicado ya que, a pesar de que se ha puesto como objetivo poner una especie de cortafuegos entre la prensa y su familia, no deja de ser el heredero al trono y su papel es fundamental para la monarquía, especialmente en un momento en el que el monarca está enfermo. Una tarea nada fácil mientras su mujer recibe tratamiento contra el cáncer que tendrá que afrontar de la misma forma que en los últimos meses: intentando poner buena cara y representar a la institución como le inculcó su abuela, Isabel II, sin quejarse.
Además de proteger a su familia y cumplir con sus obligaciones de heredero, se añade una tercera cuestión al día a día del príncipe Guillermo: blindar a su hijo mayor, el príncipe Jorge, de diez años, pero al mismo tiempo hacerle comprender que es el segundo en la línea de sucesión al trono y cuál es su futuro mientras asume la enfermedad de su madre. A pesar de que solo llevamos tres meses de 2024, ya es un año para olvidar en la familia real británica.