Seis errores comunes cuando los niños empiezan a hablar
Se cometen varios errores inconscientes por parte de algunos padres.
Los niños suelen empezar a hablar sus primeras palabras entre los 15 y los 18 meses, aunque hay grandes variaciones en función de distintos factores. Sin embargo, no es hasta en torno los 2 años cuando empiezan a poder elaborar frases completas de dos palabras.
En este proceso, los padres son fundamentales a la hora de desarrollar el vocabulario y la forma de hablar de los pequeños. En este sentido, hay algunos errores que comenten los padres, en muchos casos inconscientemente, que pueden condicionar la forma en la que los pequeños empiecen a hablar.
No hablar o hablar poco
Evitar hablar porque el pequeño no va a entendernos es un error muy común. Hay que mantener la comunicación con ellos, aunque sea denominando con palabras y frases sencillas lo que es importante para él o ella.
Además, los especialistas recomiendan apoyar la expresión con gestos faciales o corporales que faciliten la comunicación. Además, recuerdan que los estímulos de las pantallas no son comparables con la expresión oral, ya que pueden aprenderse una canción y no saber hablar correctamente.
Presionarlos y compararlos
Ejercer una presión sobre cómo tiene que comunicarse cuando está empezando a expresarse puede tener el efecto contrario. Según recogen en Cuerpo y Mente, deben evitarse las exigencias y los chantajes con frases como "pídelo por favor", cuando está aprendiendo a comunicar una necesidad.
También deben evitarse las comparaciones con otros niños, amigos o hermanos con frases como "mira qué bien habla tu hermano". Cada niño tiene su tiempo y sus procesos y presionarlos puede estresarlos.
Corregirlos todo el tiempo
Al principio, los niños no van a decir las palabras correctamente, por lo que es normal que las pronuncien de forma incorrecta o incompleta. Sin embargo, la forma en la que los corregimos influye mucho en su percepción.
Andrea Plana González, logopeda y gerente de Logrospedia, apunta en ¡Hola! que hay que “corregir directamente y no indirectamente sus intervenciones". "No es lo mismo decir: '¡No, no se dice así, eso está mal!', que decir: '¡Ah, que quieres el avión, genial, aquí tienes cariño!", ejemplifica.
No respetar sus intereses
Los más pequeños necesitan sentirse estimulados para mantener el conocimiento, por lo que si le interesa leer un libro por decimocuarta vez, los padres no deben negárselo, así como si se trata de una canción o un baile.
"Leer y mirar libros es siempre una buena manera de apoyar el desarrollo del lenguaje de tu hijo. No es necesariamente importante leer el texto de los libros o leer el libro completo de principio a fin", apuntan desde Cuerpo y Mente.
Emplear exceso de diminutivos y palabras inventadas
Cuando los pequeños son bebés se suele hablar con ellos en un tono más agudo, utilizando cantidad de diminutivos y onomatopeyas, por ejemplo, para definir a los animales o los objetos.
Los niños nos toman como referente, por lo que si queremos que aprendan a hablar correctamente, lo más importante es utilizar frases sencillas, cortas pero correctas. "Abusar excesivamente de diminutivos o palabras inventadas (tete por chupete o patito, perrito, cochecito…) es un gran error para estimular su lenguaje", apunta Plana a ¡Hola!
Tener prisa porque acabe
La logopeda asegura que uno de los errores más frecuentes es pretender que el niño sepa hablar correctamente y de forma completa desde un primer momento. De haí que en muchos casos se trate de "terminar las intervenciones del peque sin dejarle tiempo para terminar”, señala.
Del mismo modo, se le debe incentivar a hablar y no a que se exprese con mímica, dándole su tiempo para pensar la frase o la palabra que quiere decir.