Pedí dinero a mi familia para que los niños pudieran tener regalos y comer en Navidad: así respondí a su humillación
Una madre relata cómo se las arregla para hacer frente al desprecio de su familia: "No tenéis idea de lo que paso cada día"
Familia no hay más que una, pero en algún momento de la vida puede surgir el deseo de cambiarla. Puede que sea el caso de Lucyana, una mujer de Polonia que ha relatado en la web Polki como vive ahora después de pedirle dinero a su familia para que sus dos hijos, Oliwia y Franek, pudieran tener comida en Navidad y un regalo en Nochebuena. Lo que esperaba que fuera un gesto solidario, terminó siendo una experiencia humillante.
Sentada ante un montón de facturas sin pagar, Lucyna sabía que no podría darle a sus dos hijos, Oliwia y Franek, la Navidad que habían soñado. Los niños, ajenos a la situación económica de su madre, ya habían escrito su carta a Papá Noel y soñaban con la llegada ya de la mañana del 25 de diciembre para abrir los regalos. Pero en su casa no había dinero ni para comprar los ingredientes para elaborar un menú básico de Nochebuena.
"No podré hacerlo, esta vez no", llegó a pensar Lucyana. Pero, finalmente, decidió dejar su orgullo a un lado y acudir a su familia en busca de ayuda. "Tenía que hacer algo", cuenta al citado medio. Sin embargo, cuando entró en casa de su hermana Dorota, lo que escuchó de una conversación que tenía con su hermano Robert en la cocina le rompió el corazón: "Lucyna siempre encuentra la forma de cargarnos sus problemas", decía Robert. A lo que Dorota añadió: "Franek quiere bloques de construcción, Oliwia un libro… ¿Y si en lugar de mendigar no les compra guantes calientes?".
Lucyna no pudo contenerse. Abrió la puerta y, con la voz rota les respondió: "¡No tenéis ni idea de lo que estoy pasando! No vine aquí por lástima. Vine porque creía que podía contar con mi familia", les espetó en la cara. Después del enfrentamiento, Lucyna se fue de la casa de su hermana con las manos vacías, pero con la determinación de no dejar que las palabras de su familia acabaran con la ilusión navideña de sus hijos.
Con lo poco que tenía, Lucyana preparó una cena modesta: un poco de sopa, pierogi -uno de los platos más típicos de la cocina polaca- y algo de pescado. Gracias a una oferta de última hora, pudo comprarle a su hijo una pequeña caja con bloques Lego y a su hija, Oliwia, un libro sobre astronomía.
La Nochebuena llegó, y los niños, ajenos a las dificultades, no podían contener su emoción. Mientras los pequeños abrían sus regalos, Lucyna se dio cuenta de que, aunque su Navidad no estuviera llena de lujos, había logrado lo más importante: que sus hijos no perdieran la ilusión: "Mamá, Franek dice que vio un reno por la ventana", dijo su hija Oliwia mientras su madre no podía contener su emoción.