"Parece que la autoestima no saludable sea sólo la baja, pero hay niños que la tienen muy alta y también es un problema"
Entrevista con Iris Pérez-Bonaventura, doctora en Psicología clínica infantojuvenil y autora de '¡Hola, autoestima!', dirigido a niños a partir de 9 años.
"En la consulta tengo muchos menores que dicen 'todo lo hago mal', 'no valgo para nada', 'voy a fallar', 'nunca lo lograré', 'no puedo'... son frases que, desafortunadamente, oigo de forma repetida cada día", cuenta la psicóloga infantojuvenil Iris Pérez-Bonaventura. "Piensan que los demás son mejores que ellos, que no son capaces de conseguir lo que se proponen, dejan de hacer cosas por miedo a fallar... Si ellos no aprenden estrategias para mejorar la autoestima, de mayores van a continuar teniendo estos problemas. Al final, no lograrán su máximo potencial por culpa de la autoestima, y son niños que son supercapaces, pero ellos mismos se boicotean", apostilla.
De ahí que pensara en dirigirse a los niños y niñas, casi preadolescentes, de los últimos cursos de Primaria —de 9 a 12 años, aproximadamente—, a través de un libro, titulado ¡Hola, autoestima! (B de Block).
Como recalca, "todos en un momento u otro tienen problemas de autoestima", sea por los motivos que sea. "No es algo que ocurra de forma aislada y con poca prevalencia", avisa. Por ese motivo, en su nuevo libro —también es autora de Ansiedad, a mí también me pasa— ofrece claves, ejemplos y ejercicios adaptados a ellos para que logren reforzarla, así como consejos para los padres.
¿Cuál sería tu definición de autoestima?
Hay personas que piensan que la autoestima es cómo de guapo/feo, de listo/tonto o de alto/bajo crees que eres. No es sólo esto, la autoestima va mucho más allá y significa conocerte, aceptar quien eres, quererte, estar a gusto contigo, sentir respeto hacia ti mismo, luchar por tus sueños, averiguar qué cosas se te dan bien, saber en qué puedes mejorar, creer en ti, estar preparado para cambiar, aprender de los momentos difíciles, estar orgulloso de lo que consigues pero también de lo que intentas...
¿En qué momento de la infancia se forma?
Se forma durante toda la infancia. El niño va oyendo desde fuera 'lo haces bien' o 'lo haces mal' y esto es muy importante, porque nos ayuda a mejorar. Es un concepto que empieza desde el entorno, pero después, poco a poco, lo vas interiorizando y te vas dando cuenta de quién eres y de las cosas que eres capaz de hacer. Es dinámica y se forma durante toda la vida: empieza en la infancia y cristaliza en la adolescencia e, incluso, en la edad adulta pueden pasar cosas que pueden mermar nuestra autoestima.
¿Cómo puede una madre o un padre saber si su hijo tiene una autoestima saludable o no?
Parece que la autoestima no saludable sea sólo la baja, pero hay niños que la tienen muy alta, exageradamente alta, y esto también es un problema, porque al final son niños arrogantes. Me vienen niños que son Messi o que cantan tan bien como alguien superfamoso y, está bien que tengan sueños, y tienen que tener sueños, pero tienen que ser acordes con la realidad. Entonces, ¿qué pasa cuando fallan en un partido de fútbol? Que se hunden. Tienes que tener sueños y tienes que luchar por ellos, pero también tienes que tener tolerancia a la frustración y resiliencia. Y entender que la vida no es fácil. Veo mucho estas frases positivas de 'quiérete a ti mismo', 'eres el mejor'... y la psicología positiva está muy bien, pero tiene que ser real. No puedes ir pensando que eres mejor que los demás y que exijas tenerlo todo. Tener una buena autoestima tiene que ver con ser humilde.
Sobre las señales de autoestima baja, son niños que, por ejemplo, no se sienten bien con ellos mismos, se avergüenzan de cómo son, se comparan mucho con los demás, son muy críticos con ellos mismos, sólo ven sus defectos, no tienen muchas esperanzas en el futuro, les influye mucho lo que los otros opinan de ellos, les cuesta mucho decidir y no saben decir que no, creen que las cosas malas siempre les suceden a ellos, no se atreven a probar cosas nuevas porque sienten que no lo harán bien, si las cosas no les salen como esperan se bloquean...
¿Está bien que los padres elogien a los hijos? Y en caso de que sí, ¿cómo hacerlo?
Sí, está muy bien y es importante. El amor incondicional y el refuerzo positivo son importantísimos para la autoestima. Lo que pasa es que hay que hacerlo de forma realista y centrándonos en la conducta, en el esfuerzo o en los valores, no en el resultado.
En el libro incides en que hay que alentarles a ser ellos mismos, pero a la vez van a estar en un contexto de bombardeo de las redes sociales, con sus filtros, el postureo, la perfección, la comparación... ¿qué claves das ahí a los padres?
Las redes sociales pueden ser divertidas, emocionantes e incluso útiles para mantener el contacto, pero el problema es que sólo muestran selectivamente la mejor parte de nuestras vidas. Vemos fotos de vidas maravillosas, vacaciones increíbles, amistades perfectas, familias fantásticas, regalos insólitos... y al final los niños, y también nosotros, nos sentimos inferiores a los demás y nos surgen dudas sobre nosotros mismos, con lo cual, aún es más importante trabajar la autoestima. Además, el tiempo que pasas en las redes sociales hace que te pierdas muchas otras actividades que ayudan a la autoestima, como practicar deporte, realizar tus hobbies o pasar tiempo en persona con familia y amigos. Sí creo que ahora con las redes sociales hay muchos más problemas de autoestima porque la comparación es constante.
¿Y qué hacer si viene nuestro hijo de estas edades y dice que se quiere hacer un tratamiento estético o, incluso, una operación estética?
En estas edades los niños se encuentran en un momento de máxima vulnerabilidad. Su cuerpo se está desarrollando, su mente también, sus gustos pueden ir cambiando y, además, desde el entorno sienten muchísima presión social para encajar en un determinado estereotipo corporal que está muy alejado de la realidad, que es imposible tener. Eso genera mucha frustración y por eso llegan a someterse a tratamientos de medicina estética. Pero, ¿cuál es el problema? Que igual te operas lo que no te gusta —tu nariz, tu boca, tus ojos, tus piernas, tu vientre—, porque estás en una búsqueda implacable de la perfección física y esto es imposible. Hay que trabajar con los niños que más allá del peso, más allá de la constitución física o de la tendencia, lo importante es aceptar tu cuerpo y quererlo. Y también tu mente, porque la autoestima tiene que ver con el cuerpo, pero también llega un momento en el que tienes que aceptar quien eres.
¿Nos tenemos que preocupar si nuestro hijo o hija es muy perfeccionista?
Estar atentos, sí. Explicarle que a nadie le gusta equivocarse, pero que no huyan de sus errores sino que aprendan de ellos. Y que piensen qué pueden hacer diferente la siguiente vez. A veces, como son muy perfeccionistas, les da cosa arriesgar. No se trata de que no cometan errores, sino que tienen que aprender a tolerar la frustración.
Como padres, se pueden reforzar cosas en casa, pero ¿en qué momento se debe recurrir a la ayuda de un profesional de la salud mental?
Cuando ves que los problemas de autoestima interfieren de forma continua en su día a día. Es decir, cuando ves que interfiere con los amigos, con la escuela, con la familia o con otras actividades tipo hobbies.