Los expertos revelan las frases que te dijeron tus padres que te perjudicaron más de lo que crees
El mejor enfoque es el que lanza un mensaje en positivo si los hijos cumplen una tarea o tienen un buen comportamiento.
El secreto es sencillo, en teoría, aunque hay que decir que no es tan fácil de aplicar, en la práctica. Requiere una buena dosis de voluntad y otra de paciencia. Se trata de enfocar los mensajes educativos para intentar que los hijos se porten bien en positivo y no en negativo. Dicho así, puede parecer contradictorio, pero no lo es en absoluto, según los expertos en educación. Y ya te damos la primera clave, funciona mejor el premio que el castigo para conseguir que tu hijo corrija un mal comportamiento o haga los deberes que no ha realizado, por ejemplo.
Así que hay una relación de expresiones comunes, podría decirse que las usan los padres de niños de todo el mundo de una u otra forma, a las que los pedagogos nos aconsejan que les demos la vuelta para evitar que en un futuro puedan tener alguna repercusión negativa en ellos. Por ejemplo, que se cohíban de hacer determinadas cosas o cojan miedo a expresarse libremente.
Lo primero que dicen que hay que debemos tener en cuenta que es importa tanto el mensaje que les demos como el tono en el que lo decimos. ¿Cuáles son estos mensajes? Pues, por ejemplo, amenazarles con no darles algo si no hacen tal cosa, incluso con abandonarles o dejarles solos si se portan mal. También es común lanzarles mensajes genéricos de los que acaban de comprender, a la edad que tienen, la magnitud. Por ejemplo, sobre lo dura que es la vida o sobre lo que se encontrará cuando sea mayor, algo que les desasosiega mucho.
La forma de enfocar en positivo los mensajes se entiende mejor con ejemplos. No es lo mismo decirle “te has quedado sin móvil por no hacer tus tareas” que “cuando acabes los deberes te doy el móvil”. O “mira a tu hermano, que comparte siempre sus cosas y tú no”. Es mejor esperar la ocasión para decirle “qué bien que hoy le has dejado jugar con tu tren a esos niños en el patio del cole”. Le reforzará su autoestima mientras le hace entender lo que es correcto así como que a tí te ha dado una alegría, cosa que a los niños les motiva muchísimo.
Y otra cuestión en la que los pedagogos insisten mucho es en que intentes siempre respetar su individualidad en lo que le dices, sin encasillarle en roles de género o de clase social. Algunos ejemplos típicos de toda la vida han sido el no dejar que tu hija o hijo juegue a deportes o actividades que se consideraban tradicionalmente “de chicos” o “de chicas”. Por poner ejemplos clásicos, el permitir que tu hijo se apunte a clases de baile o de costura o que tu hija se apunte a rugby o a danza urbana.