Las consecuencias del "desarrollo asíncrono" de los niños con altas capacidades
No todas las capacidades se desarrollan por igual.
Los niños con diagnóstico de altas capacidades tienen distintos y variados perfiles más allá del superdotado con un alto coeficiente intelectual que se ha plasmado históricamente.
Según la Asociación Española de Superdotados (AEST), también se empiezan a referir a los pequeños con altas capacidades como aquellos que poseen "una capacidad de aprendizaje muy superior y una forma de aprender radicalmente distinta".
Es por ello que lejos de lo que se pueda pensar no se trata de una persona con todas las capacidades desarrolladas en mayor medida, sino que hay disparidades entre ellas.
Los expertos James T. Webb, Edward R. Amend, Nadia E. Webb, Jean Goerss y Paul Beljan, F. Richard Olenchack recordaron en su artículo El Desarrollo Asíncrono de los Niños Superdotados que muchos niños y adultos con altas capacidades "se encuentran a sí mismos fuera de lugar con sus compañeros, sino fuera de lugar también con ellos mismos".
Terrassier, otro especialista en este área que citan en la web Ser Padres, apunta a los dos tipos de asincronías que existen: la interna y la externa. La primera es el desequilibrio en las propias capacidades del menor, por ejemplo, entre la parte emocional, la intelectual y la física o motora. La segunda, se refiere a un desequilibrio entre su desarrollo emocional y su entorno social, bien sea un gran desarrollo cognitivo y una falta de aceptación social o viceversa.
Por ejemplo, apuntan que "sus habilidades intelectuales pueden ser muy avanzadas, pero sus habilidades motoras y sociales pueden estar mucho más atrás".
"Los niños superdotados no se desarrollan homogéneamente a través de diversas áreas de habilidades, al contrario de la creencia común. No es inusual, por ejemplo, para un niño superdotado de siete años leer al nivel ocho, pero las habilidades en matemáticas pueden estar al nivel seis, y sus habilidades motoras pueden estar al nivel segundo", detallan.
Es por ello y por la alta sensibilidad que suelen tener estos pequeños, que puede "incrementar la vulnerabilidad de estas personas" teniendo consecuencias para su salud mental y su autoestima.
En el mencionado artículo apuntan que "los niños superdotados son normalmente conscientes de su disincronía interna". "Frecuentemente experimentan frustración porque son capaces de hacer algunas cosas muy bien, pero no consiguen hacer otras tan bien", añaden.
"Son capaces de visualizar los productos que no pueden hacer por culpa de sus habilidades motoras sin desarrollar. Parece ser parte de su naturaleza ver tareas que alcanzan fácilmente y valorar sólo aquellas que les suponen un reto", destacan.
Esto puede provocar que su autoestima se centre en lograr las "tareas difíciles" sumado a un perfeccionismo que caracteriza a algunos niños superdotados, puede llegar a darse la situación de que piense que "no puede hacer nada bien".