Lo que hay detrás del peor verano en la historia de Europa, con más de 16.000 muertes y 156.000 afectados por el calor extremo
2022 quedará grabado como un año crítico. Pero la Organización Meteorológica Mundial alerta de que los fenómenos extremos, como las olas de calor del último verano, pueden hacerse más y más habituales. Otros meteorólogos advierten de las previsiones para este julio y agosto.
Emergencia climática en sus números más evidentes. Europa se está calentando el doble que la media mundial desde hace casi medio siglo y el balance de muertes por temperaturas extremas no deja de crecer. A lo largo del verano de 2022, de récord por sus altísimos registros, se produjeron 16.365 muertes directamente asociadas a la situación meteorológica, alrededor de 5.000 sólo en España. Y a esto se le suma un total de 156.000 personas gravemente afectadas por unos registros sin control durante semanas.
Estas conclusiones se desprenden del informe 'Estado del Clima en Europa en 2022' publicado este lunes y elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea. El trabajo trae malas noticias, peores previsiones y sólo un poco de luz entre tanta negatividad.
Porque más allá de las muertes y datos ya sentidos, las previsiones son aún peores. De acuerdo con el estudio el continente va a seguir calentándose por encima de lo normal y esto se sentirá, especialmente, en el sur de Europa, donde se esperan algunos de los mayores aumentos porcentuales a nivel global de temperaturas extremas superiores a 40ºC, así como del número de días seguidos sin precipitaciones.
Estos problemas ya marcan el día a día de España y los países de su entorno. Con el pico de la sequía de abril, un mes extremadamente seco y caluroso para la media de este mes primaveral, se sucedieron los puntos donde sin lluvias apreciables durante alrededor de 100 días. Como apuntaba a El HuffPost Mar Gómez, responsable meteorológica de eltiempo.es, ha sido y sigue siendo "la sequía más grave en España desde 1970". Fruto de ella, zonas de Toledo, Teruel, Cuenca y amplias áreas de Andalucía y Extremadura han sido las más afectadas. Porque las lluvias torrenciales y diversas de las últimas semanas no han hecho sino agravar el problema de los cultivos sin llenar apenas los embalses.
Con todo, el informe del organismo dependiente de la ONU ve algunos brotes verdes. Pocos, pero algunos. Sobre todo, en el aumento del suministro de energías renovables, frente al descenso de utilización de combustibles fósiles.
En concreto, las energías eólica y solar produjeron el 22,3 por ciento de la electricidad de la Unión Europea (UE) en 2022, más que los combustibles fósiles (20%), como ha detallado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Es la primera vez que en la UE se generó más electricidad con energía eólica y solar que con combustibles fósiles. Sólo un primer paso, pero crucial en cuanto al cambio de tendencia.
Lejísimos del reto de calentamiento de 1,5ºC
El trabajo científico confirma el dato ya sabido, que el año 2022 fue el más cálido en Europa. En una mezcla de calor extremo, sequía e incendios forestales, la huella del cambio climático "es patente" y se ha observado en datos como la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico, que batió un récord; el deshielo "sin precedentes" de los glaciares". Además, la temperatura de la superficie del mar alrededor de Europa alcanzó nuevos máximos y hubo varias olas de calor marinas que repercuten en el tejido socieconómico y en los ecosistemas de la región.
Con todo, en 2022, la temperatura de Europa estuvo aproximadamente 2,3 °C por encima de la media preindustrial (1850-1900) utilizada como referencia para el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Un dato que deja en quimérico el objetivo del +1,5ºC. La muestra, en España, donde entre 2021 y 2022 se han superado cerca de una treintena de temperaturas máximas entre las diferentes provincias.
Y, más allá del informe, nada hace pensar que este verano sea mejor. Pese a los episodios tormentosos de las últimas semanas, trágicos en muchos casos, la previsión dibuja un paisaje "tórrido" en buena parte de Europa.
Según detalla Mar Gómez el periodo estival será "mucho más cálido" en un buen puñado de países. Nada menos que Francia, Italia, Grecia, Croacia, Serbia, Reino Unido, Irlanda, Suiza, Albania, Eslovenia o Austria... y por supuesto España.
"Por desgracia, esto no puede considerarse un hecho aislado o una rareza del clima. Nuestro conocimiento actual del sistema climático y de su evolución nos indica que este tipo de fenómenos forman parte de una pauta que hará que los casos extremos de estrés térmico sean más frecuentes y más intensos en toda la región", ha advertido el director del Servicio Climático de Copernicus, Carlo Buontempo.
Para los aún a estas alturas, incrédulos del cambio climático y defensores de teorías en su contra, la emergencia no es únicamente térmica. Además de las numerosísimas víctimas, el organismo calcula unos 2.000 millones de dólares en pérdidas por fenómenos meteorológicos. En su mayoría, inundaciones y tormentas, que arrasaron viviendas y todo tipo de construcciones y propiedades, así como campos de cultivo. Pero también cobran especial relevancia los incednios forestales.
También en esta cuestión el mundo está sometido a un riesgo creciente, y, en él, tanto Europa como España. Si 2022 fue un año negro, con un verano crítico y cientos de miles de hectáreas calcinadas solo en nuestras fronteras, 2023 no pinta mejor. La racha de calor y sequía de marzo-abril se ha llevado por delante importantes espacios en Castellón, Extremadura, Asturias o Cantabria, con decenas de focos al mismo tiempo.