Veintiuno: "La nueva contracultura es de derechas"

Veintiuno: "La nueva contracultura es de derechas"

El grupo presenta su segundo LP 'El arte de perder'.

Veintiuno [Rafa, Pepe, Diego y Yago] en la alfombra roja del 40º aniversario de Dro.ALDARA ZARRAOA

Difícil es encontrar el cartel de un festival donde no estén Veintiuno. Estos cuatro jóvenes que llevan por bandera ser amigos, sostener una banda en tiempos en los que priman los solistas aupados por la música urbana y haberse forjado su sonido en un local de ensayo en Toledo, son junto a otros como Arde Bogotá, la nueva sensación de la escena pop rock alternativa nacional.

Diego Arroyo [voz, guitarra y teclados], Yago Banet [bajo], Pepe Narváez [batería y percusión] y Rafa Pachón [guitarra] tienen más de una década de música a sus espaldas y con su nuevo disco El arte de perder, publicado el pasado 6 de octubre, quieren volver a esos sonidos de locales de ensayo y olvidarse de los sintetizadores que utilizaron en su último trabajo Corazonadas: voces, guitarras y batería en estado puro. 

Sus éxitos Dopamina o la colaboración con Santi Balmes, La vida moderna, han sido de los temas pop que más han sonado en redes sociales en los últimos meses. Eso en un momento en el que la música urbana copa, con honrosas excepciones como la suya, los perfiles de Instagram y TikTok. 

A pesar de su apuesta por este sonido y por ser un grupo, lo que consideran su mayor logro, aseguran que por mucho éxito que tengan ahora mismo, lo que han perdido estos años sigue siendo mayor. Por ello, su discurso va más allá que las letras despreocupadas y hedonistas del pop y está atravesado por un discurso de clase obrera. 

“Nos ha robado gente que creía en nosotros y hemo vendido nuestros instrumentos para pagar las grabaciones en las que sonaban esos instrumentos”. Con esta declaración de intenciones ¿queréis desromantizar la realidad de la industria musical?

Diego: Entre otras cosas sí, pero también que eso es un discurso real. Es el discurso de recogida del premio Odeón a artista revelación del año pasado. Pero es que vendimos un bajo, hemos vendido también platos de batería, un Octapad... Tuvimos que vender equipo porque no llegábamos para pagar una grabación.

Yago: Las copias.

Diego: Y sí, también ha sucedido que un antiguo manager se levantara unos 5.000 euros de un concierto y nos enteráramos meses después de que nos diera largas y nos llamara la dueña de la sala diciendo “oye, esto sigue sin pagar” y nosotros “¿qué?”.

Rafa: Desromantizarlo tampoco es.

Pepe: Es mostrar la realidad.

Yago: Es mostrar un poco la industria tal y como es, que la música es preciosa y es chulísimo tener una banda y tal, pero la industria es como es y a veces tiene su lado caníbal y tiene ese lado.

¿Seguís pensando eso de “hemos perdido más de lo que hemos ganado”?

Todos: Sí.

Diego: Y aunque sigamos ganando los próximos diez años, seguiremos habiendo perdido más de lo que ganamos.

Yago: Lo que pasa que con que ganes una o dos veces ya... (risas).

Rafa: Te da fuelle eso para seguir.

Diego: Este disco es un memento mori constante. Es que ahora que estás en un punto maravilloso como banda, que llevamos un año y medio muy bueno, podríamos hacer y vivir lo que hemos visto en otra mucha gente que es esa ilusión de éxito, de que te pregunten cómo te va y poder decir “de puta madre” y vamos a hablar de lo bien que nos va y cómo llenamos bolos y festivales; o bien, cerrar una etapa que es lo que queríamos hacer en este disco y decir “vamos a mirar esto una última vez”, como hacer un repaso al piso en el que vivías... Hay algo bonito en hacer por primera vez un disco tan autobiográfico y mirar para delante cuando has terminado de contar todas esas cosas.

Erik Urano publicó un post estos días hablando de la tiranía del sold out a raíz de las malas ventas de entradas de un concierto, que finalmente ha decidido hacer gratis. ¿Vosotros vivís con esta presión de tener que llenar un WiZink, tener que hacer un sold out, etc.?

Pepe: El entorno te mete esa presión, pero eres tú el que puedes hacerle caso y jugar a eso o abstraerte todo lo que puedas e ir a tu bola.

Diego: Esa es la importancia ponderada, la que decidas tú darle, la que puedas, hay gente que tiene más pasión que otra. Y siempre, en todos los estamentos y escalas hay presión. Hay presiones que son “no llego a fin de mes y estoy pensando en pagar el alquiler del local en el que ensayo y hay presiones que son “estamos a 300 tickets de agotar y queremos agotar”. Son presiones diferentes. Cuando vas a las grandes ligas las presiones siguen existiendo, solo que son otras. Cuando hemos escrito para artistas más grandes, ves que esas presiones no se acaban nunca que es competir contra el anterior single de éxito y le están presionando para que este también lo tenga. Todo el mundo tiene presión como en todos los trabajos. ¿Cuánto te afecta eso a lo que haces? Eso es asunto tuyo.

¿Y cómo habéis aprendido a gestionar ese cambio de presiones?

Diego: Con ansiolíticos. O sea, como todo el mundo si quieres estar en este juego, aprendes a convivir con ello y a ponerlo en el cajón adecuado.

Yago: También creo que nuestro crecimiento ha sido tan lineal y tan poco a poco que no creo que haya sido algo que de repente haya pegado y haya ido para arriba, porque hemos tenido que ir aprendiendo poco a poco a gestionar situaciones nuevas y demás.

Diego: Creo que las hemos visto más en otras personas que en nosotros y que para cuando hemos pasado por el sitio habíamos aprendido ya a cómo gestionarlo. También empezamos muy peques a tocar y ayuda el ir viendo casos de éxito y decir “ay, lo han hecho muy bien” o “ay, se han dado una hostia”. Recuerdo cuando hablábamos con el miembro de una difunta banda que se disolvió el año pasado, que llevaba las cuentas, nos dio tres o cuatro consejos que a lo mejor entonces no valorábamos y de repente vuelves a esta conversación y ves que todo estaba ahí.

Pepe: Sí, el cómo concibes un grupo cuando crece.

  Veintiuno en los premios Los40.WireImage

Decís que es muy difícil tener una banda hoy en día, ¿es más por las exigencias de producción de singles y demás o por la lucha de egos y los conflictos internos de los que siempre se habla?

Diego: Sí, los conflictos de ego están pero en segundo plano. El show business es una trampa que nace con la ilusión y como con la ilusión parece que en esta y otras profesiones es la clave de bóveda con la que la gente consigue pagarte peor y no mejorar tus condiciones laborales. Se cimenta sobre eso. La música es un precariado en el que el último miembro que consigue vivir de ella es el artista.

Si lo miras desde el punto de vista de la producción en una cadena en la que todo el mundo se lucra contractualmente de lo que tú haces y el último en llegar eres tú. Para el agente que te consigue cosas siempre va a ser más fácil que seas una persona. Lo decía Alizzz, un nombre es mucho más fácil de vender que un grupo. Eso por un lado. Por otro, que cuando trabajas con estamentos grandes. No siempre, pero es frecuente que depende de dónde caigas, quieran ir con un artista que va solo porque nosotros somos una asamblea de cuatro personas tomando decisiones. Es más difícil discutir con cuatro personas y moverlas, etc. Cuando tienes un artista en una oficina o un sello es mucho más sencillo convencerle de con quién tiene que trabajar o decirle “yo tengo los medios” o “cuál es tu sonido”. Es un núcleo cerrado que a priori no te necesita.

No sé si las bandas son algo condenado a extinguirse, ojalá que no, pero el top 50 España de Spotify demuestra que estamos relegado a cierto sitio. Eso es la muestra del 98% del consumo de música del mundo, te dice que no hay ninguna banda. Creo que hay una o dos en el top 100 en España. Es un signo de los tiempos, no hay apoyo real. Eso se debe a muchos factores: es mucho más difícil ser hoy una banda de lo que lo era hace 15 años. Y sin duda, también por coger música libre de derechos, cantar encima y que lo mezcle otra persona.

Rafa: O tú en tu casa.

Pepe: Y subirlo a YouTube.

Diego: O se educa a la gente y se aprende a valorarlo o es el mismo valor que tiene un pintor frente a un fotógrafo. ¿Cuál es el valor de la pintura? El que le quieras dar. Porque si es como retrato, ya te hace mejor el retrato una foto desde hace 120 años. Entonces, ofrecemos riesgo, el riesgo de un equilibrista que se puede caer.

"Toda la gente que va a ir a ver Taylor Swift no tiene que ser necesariamente melómana. Les gusta una gran estrella no tiene por qué gustarles la música. Es un fenómeno"
Diego Arroyo, de Veintiuno

Ya no es solo que no haya bandas, es que casi no hay nada que no sea urbano, que no tenga música pregrabada o autotune, ¿vosotros os veis utilizando algo de esto?

Todos: sí.

Pepe: Nosotros eso lo utilizamos y hay que saber utilizar las herramientas que tienes igual que si te apetece meter un ritmo de dembow en una canción, lo tienes que hacer porque de eso se nutre la música. Otra cosa es la gente que cambia muy rápido de un día para otro porque está buscando el éxito en eso o porque al final sea por lo que apueste la industria.

Rafa: Pero la base siempre es la banda, que la canción funcione con guitarra, con batería... Incluso Diego produce muchas veces las canciones en casa con la idea de que la vamos a tocar en el local y luego podemos meter elementos electrónicos, pero son parte de la producción que son detalles y arreglos.

Diego: En Corazonadas sí que había un concepto más de house production y este disco ha sido todo tocar, juntos, mirándonos. También porque era un disco que tenía mucho que ver con nuestras primeras referencias y retomando un poco el camino infantil que hemos andado. ¿Cómo podría sonar un disco de Veintiuno con las referencias que teníamos hace 10 años, cuando tenemos un presupuesto para hacerlo?

Rafa: Lo más fácil para nosotros sería producir música electrónica porque todos tenemos un iPad o un portátil y podríamos hacerlo. De hecho, en gira aprovechamos para preproducir las canciones. Lo más difícil es meterte en un estudio, afinar un instrumento, tocarlo, que esté perfecto, probar la sonoridad... La parte orgánica de la música es lo más difícil de conseguir.

Diego: Se ha demostrado que era producto del signo de los tiempos. Dentro de los años daremos la vuelta a la música en directo y veremos música en directo en todas partes. El otro día me pasó en el Coca Cola Music Experience. Es muy curioso porque cuando la gente del top 50 quiere llevarlo a directo, todo es rock. Vi a Lali y en directo era un espectáculo de AOR ochentero megarock.

Yago: Duki es heavy metal.

Diego: Y Dillon. Cuando ves a artistas de trap todo es rock, hay algo de la música en directo que es el riesgo. Ya hemos pasado por épocas y conocemos eso. A mí me emociona mucho el disco de Post Malone, pero lo vi en directo cantando sobre una base y no he visto algo más aburrido en mi puta vida. Pero lo veo en el Tiny Desk que hizo y me alucina. Es algo que es ver a alguien que se puede equivocar, eso no lo puede replicar una IA. El error no lo puede replicar una IA.

Rafa: Que está vivo.

¿Créeis que va a explotar la burbuja de los precios de los conciertos?

Diego: Creo que es lo típico que esperas que va a pasar y no va a pasar. Como bajar los alquileres. ¿Quieres que bajen? Sí ¿Es realista en una sociedad en la que los bancos financian a los gobiernos? Es complicado.

Pepe: Bajará un tiempo y cuando a la gente se le olvide volverá a subir.

Diego: La única forma de que bajen los precios de los conciertos o los macroconciertos es que la gente no compre y eso no va a pasar.

Rafa: También depende de tus gustos.

Yago: Yo tengo amigos que van a dos bolos al año, que no consumen nada en pequeño o mediano formato, pero hay muchas salas en Madrid donde disfrutar de eso, pero no es Taylor Swift.

Pepe: El gran formato se ha vuelto completamente prohibitivo. Hace 10 años podías ver a grupos de primer nivel a un precio brutal. Me acuerdo que estaba en la cola de Taylor y era vergonzoso. Ni me acuerdo de lo que valía la entrada de pista.

Diego: Toda la escalada existe porque no hay una clase media real. Toda la gente que va a ir a ver Taylor Swift no tiene que ser necesariamente melómana. Les gusta una gran estrella no tiene por qué gustarles la música. Es un fenómeno. ¿Los conciertos son caros? No te creas. Cuando aterrizas en la clase media puedes ver a un artista increíble en un aforo de 2.000 personas por un precio aceptable.

Rafa: Y en una sala de 200, proyectos interesantes hay por todos lados.

Diego: Pero hablando de proyectos grandes, hay WiZinks que están muy bien, no del artista puntero del momento, que marca el precio por campana de Gauss.

Pepe: A veces se ha tirado el precio hacia abajo y eso tampoco es bueno. Un evento en el WiZink vale muchísimo, entiendo que tengas que pagar 40 euros por estar en pista.

"Por debajo de una generación que nos hemos educado y hemos intentado deconstruirnos, hay peña de 20 que me da miedo"
Diego Arroyo, de Veintiuno

“La ruina a medias es menos ruina”, ¿mal de mucho consuelo de tontos?

Todos: No.

Yago: Si tienes una empresa con cuatro personas, las pérdidas son al 25% (risas).

Diego: Si te metes como hemos hecho en Portugal sin tener hotel cerrado a tocar en un megafestival, en un Peugeot 306. O hay una cosa superior a las ganancias que tiene que ver más con la ilusión y lo que te reporta o no lo haces. Tiene que ver más con eso.

En La Toscana habláis de nepobabys que heredan pisos, ¿hay muchos de esos en la industria?

Todos: Uf, un montón.

Yago: Y estás en la ciudad adecuada.

Diego: Hay un huevo de nepobabys, un montón por todas partes.

¿Falta crítica social en la música? ¿O en el pop?

Yago: No, creo que el pop es la mayor herramienta de crítica social.

Diego: La hay. Mira Estopa, fueron el primer grupo que se convirtió en número uno hablando de la explotación.

Yago: Sí, con Pastillas de Freno.

Diego: Es que el hedonismo no es malo tampoco y que lo ignores tampoco es malo. Por ejemplo, hay gente que tiene un discurso extremadamente hedonista en su propuesta pública y luego tiene un discurso muy contestatario. Chris Martin de Coldplay es un tío ultracomprometido incluso en la esfera que tiene. Es complejo, porque seguramente si fuese tan comprometido en su música no tendría el altavoz inmenso que tiene para decir que han reducido el 70% de las emisiones de su última gira, que es titánico lo que han conseguido. 

No lo sé, nosotros lo hemos metido en canciones porque nos gusta, encaja, tiene sentido y en esa canción cuadra porque estamos hablando de la cantidad de cosas que estás bastante harto que te sucedan. Pero si no hiciese mejor canción, no tendría cabida.

Un discurso histórico es que el rock es más comprometido y que el pop es puro ocio y entretenimiento...

Diego: Eso es muy discutible en muchas esferas, analizables todas.

Yago: O el punk.

Diego: Y a qué llamamos rock también, que es a cualquier cosa que tenga guitarra eléctrica y distorsión. En sus inicios con Chuck Berry y Little Richard, solo se diferenció del R&B porque molestaba a los padres porque era contestatario, es incómodo de escuchar. Hay más rock en el trap de los últimos que en el rock. A veces es mucho más complaciente en su discurso y en su actitud. Ya depende de lo que llamemos rock, que es pop con distorsión y unas guitarras, que está muy bien, pero no es necesariamente rock. Es algo subversivo y contracultural. Los tatuajes no te hacen más rock.

Yago: Te hacen más pobre. Solo demuestras que tiene más dinero.

  Diego Arroyo, cantante de Veintiuno.Aldara ZN

Ha surgido tras el caso de Rubiales y Jenni Hermoso una página de abusos sexuales en la música, ¿creeis que está cambiando la situación de vuestras compañeras?

Todos: sí.

Yago: Supongo que se seguirá viviendo, pero por lo menos hay más mujeres en los festis, en los carteles. Se ve que es un mundo compartido y no a man's world.

Diego: Ni de lejos es paritario todavía, por supuesto que no, falta mucho. Hay iniciativas como Equal que están muy bien para visibilizar el talento femenino. Hay mucha hipocresía también, pero eso es intrínseco a cualquier movimiento malintencionado. Es necesario que haya activismo porque los abusos en la música igual es uno de los 700 ejemplos de cosas que peña sintiera miedo y que pagase por sus actos. Me parece genial, he compartido cosas de la cuenta. Me gustaría ver en un tribunal algunos de los comportamientos que se denuncian ahí. Esto nos lleva a que debería haber más confianza, más espacios seguros y mucho menos blanqueamiento, que hay un huevo.

"A mí el término masculinidad no me gusta. Somos hombres, somos mujeres y entiendo que cada uno tiene que respetar a la figura del otro en cada ámbito"
Pepe Narváez, de Veintiuno

¿Se puede llegar a otro tipo de masculinidad?

Pepe: A mí el término masculinidad no me gusta. Somos hombres, somos mujeres y entiendo que cada uno tiene que respetar a la figura del otro en cada ámbito. Yo no te voy a tratar diferente ni con más delicadeza porque seas una mujer, no. Es como cuando vamos a un sitio y hay una banda de chicas y ves a tíos ahí que intentan ayudarlas, no hace falta. Si nos tratamos de manera igual y vamos tratando de equilibrar esto, entiendo que en 2058 empezaremos a estar cerca de algo así. Al menos hemos conseguido que se hable de ello.

Diego: Sí, que se tenía que hablar. Hace cuatro años era impensable dejar de hacer muchas cosas en público. Tengo un colega argentino que me decía cuando celebraba estas denuncias de abusos en la industria y tal. “Lo que no os dais cuenta que después del feminismo no viene la igualdad, viene el neomachismo”. Y es verdad, por debajo de una generación que nos hemos educado y hemos intentado deconstruirnos, hay peña de 20 que me da miedo. El conservadurismo está trayendo cosas increíbles.

Rafa: La nueva contracultura.

Diego: Es eso. La nueva contracultura es de derechas. Es un cristo esto. También tiene parte de culpa que la izquierda se haya convertido en un censor de las buenas costumbres que cuando no se hacen las cosas como ellos dicen se diga que la libertad son ellos y no.

¿Cómo surgieron las colaboraciones con Mónica Carrillo?

Diego: Mónica se enganchó a varias canciones de Veintiuno, empezamos a hablar y ella como que tenía mucha ilusión de sacar adelante muchas letras que escribe y que tiene. Entonces me pilló en un momento que tenía tiempo para hacerlo y pensé que podía ser estimulante hacer también la producción y probar trabajar con texto ajeno y me ha parecido muy divertido hacerlo. Es un ejercicio divertido.

¿Os consideráis un grupo de festivales?

Todos, menos Diego: Supongo que sí.

Diego: ¿Qué es un grupo de festivales?

Pues que disfrutéis tocando en ellos, a veces más que en salas, que vuestra música suene ahí.

Diego: Estamos en festivales y no nos han echado, en ese sentido sí. Hemos llevado a festivales canciones muy oscuras y líricas no complacientes. ¿Estamos en festivales? Sí, no nos han echado. Perdón por incidir en esto, pero es una generalidad. He visto a Iván Ferreiro haciendo un disco emocionalmente ultraintenso.

Me refiero si los disfrutáis también.

Diego: Prefiero las salas.

Rafa: Las salas tienen algo bonito de que estás más cerca de la gente que vas a ver. Pero te abre a otro público. Estamos donde queremos.

Diego: Todos los artistas del mundo quieren estar en festivales, lo que pasa que cuando no les llaman dicen que es una “cultura basura de mierda”, nadie atiende. Nadie te obliga a ir a festivales. Duran cuatro meses al año en España, tienes otros ocho meses para hacer conciertos. Nosotros tenemos una gira de sala más extensa que la de festivales.

Pepe: Pueden superar en algún punto el tocar en una sala que es tocar al aire libre. Creo que es algo guay. Y es también la cantidad de amigos que haces, coincides con tanta gente y tantas bandas que al final, te haces amigo.

Diego: Y el equipo humano, le preguntas qué tal está al manager de otro grupo. Me dijeron el otro día que éramos como una feria medieval. Vamos de ciudad en ciudad, estamos como un tiempo en casetas de obra, coincidimos la misma peña durante cierto tiempo. Convivo más con Viva Suecia que con mis padres este verano. Y es maravilloso y todo su equipo, también de La M.O.D.A, Rufus T. Firefly o La La Love You. Acabas haciendo contacto porque te encuentras y le preguntas cómo estás.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es