Ni todo ni nada: el reto de encontrar un sano equilibrio entre papel y pantallas en las aulas

Ni todo ni nada: el reto de encontrar un sano equilibrio entre papel y pantallas en las aulas

Qué hay detrás la decisión de Suecia de frenar el avance en la digitalización de los centros educativos y qué le espera a España en el futuro.

Una niña con una 'tablet' en un aula.Getty Images

Con distinto grado de alarma, en los últimos días se han sucedido los titulares sobre la decisión de Suecia de paralizar su plan de digitalización en los centros educativos y volver a los libros de texto.

Esta decisión fue tomada tras conocerse los datos del estudio PIRLS 2021, que analiza cada cinco años la comprensión lectora de los alumnos de 9 años. En esas pruebas, Suecia obtuvo 544 puntos y se colocó en el 9º puesto del ranking con un nivel intermedio de su alumnado. 

Con esos datos —que sitúan a España en el puesto 21º con 521 puntos— la ministra de educación, Lotta Edholm, alertó del riesgo de “ver una generación de analfabetos funcionales en Suecia”. Contra ello, además de frenar ese avance en la digitalización aprobado en diciembre, se decidió destinar una partida presupuestaria para devolver el protagonismo al papel en las aulas.

“Creo que nos hemos centrado mucho en el titular”, opina Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Lo que ha circulado en el mundo educativo y por internet es un ‘volver atrás’ y Suecia no ha dicho esto. Ha dicho ‘poner en suspensión’, es decir, no avanzar radicalmente en la digitalización de toda la educación y mantener un poco lo que había antes para valorar cómo está yendo”, aclara.

“Visto así, no lo veo mal en el sentido de que creo que a veces, en educación, en España, vamos mucho a acción-reacción y poca planificación y mucha improvisación”, sostiene. Esa evaluación para tomar decisiones le parece de “chapó”, aunque lamenta cierta ola reaccionaria a la implantación de las nuevas tecnologías: “Se está como aprovechando y diciendo ‘¿veis qué mal va todo esto tan moderno, que tenemos que volver a lo antiguo?’. En esto no estoy de acuerdo”.

Riesgos y oportunidades

Héctor Gardó, doctor en Ciencias de la Educación y director del Equidad Digital en la Fundación Bofill, comparte esa sensación de dar “bandazos” en el sector educativo: “Cuando hemos empezado este camino de la digitalización derivado un poco de la pandemia hemos sentido como la urgencia de que toda la educación se tenía que digitalizar. Ahora nos coge como el vértigo y vemos lo que hacen los suecos o en general en Escandinavia y queremos girar la tortilla y volver a lo contrario: sacar las tecnologías de las aulas”.

A su juicio, habría que huir de "esta dicotomía del todo o nada al que apunta un poco este titular sobre Suecia”. “Me parece más una decisión política que lo que quiere además es desacreditar al gobierno anterior que realmente una política educativa de largo recorrido y basada en la evidencia”, sentencia este experto, formado en investigación educativa en la Harvard Graduate School of Education y en el MIT Media Lab.

Gardó aboga por “un cierto equilibrio razonable en la convivencia entre las pantallas y la lectura en papel”, sin perder de vista que “cada vez hay más investigación que apunta a que pasar mucho tiempo delante de la pantalla, especialmente en edades tempranas, puede derivar en problemas de desarrollo cognitivo”, además de otros riesgos como “un declive de la capacidad de sentir empatía y, por lo tanto, problemas de socialización, o dinámicas de adicción”. “Sin negar todo eso, creemos que dejar de educar a nuestros chavales en el uso responsable de tecnología sería un error”, subraya.

Al mismo tiempo que no ve adecuado que, por ejemplo, se pasen seis horas en un aula delante de una pantalla, entiende que “el que no haya un uso de tecnologías digitales en el año en el que estamos sería privar de oportunidades a los estudiantes, porque la realidad que se van a encontrar es tecnológica y digital”.

"El que no haya un uso de tecnologías digitales en el año en el que estamos sería privar de oportunidades a los estudiantes, porque la realidad que se van a encontrar es tecnológica y digital"
Héctor Gardó

“Igual que decimos que hay que tener una dieta sana y equilibrada y que a los chavales hay que exponerlos a diferentes sabores, en el aprendizaje hay que hacer lo mismo. Un buen desarrollo supone exponerlos a un abanico de propuestas educativas; algunas incorporarán tecnologías digitales y otras no”, defiende.

Para Gardó, el debate está demasiado centrado en cuántas horas de pantalla deben o no deben tener los alumnos, en lugar de hacernos otro tipo de preguntas, como qué tipo de uso se les da: “¿Son usos creativos? ¿Son colaborativos? ¿Fomentan el pensamiento crítico o son puramente de consumo? ¿Son unas horas en las que hay un acompañamiento educativo o parental o son horas en las que están solos?”.

Niños de Infantil y pantallas

“Estamos demonizando o confundiendo las finalidades con las modalidades”, puntualiza Sylvie Pérez. "Decir que un móvil o una pantalla es mala en sí misma es como decir que un libro es bueno o malo en sí mismo: no todos los libros lo son. Ni todos los profesores saben dar clase bien con un libro ni todos los profesores saben dar clase bien con una pantalla”, remarca.

La especialista sí pone un “pero”: “Los niños de infantil”. En niños de 3, 4 y 5 años no ve necesario el aprendizaje a través de pantallas “para favorecer su desarrollo posterior”. Como explica, las dificultades en comprensión lectora, tanto en niños como en adultos, derivan del hecho de que “el mundo se nos ha vuelto un mundo de imágenes y no un mundo de palabras”: “Las redes sociales son imagen: Instagram, TikTok, YouTube... Hay poco texto, poca palabra. La palabra se ha reducido al título, al hashtag, al adjetivo...”.

Aclara que la construcción del lenguaje, “que es una función superior del cerebro”, es un proceso distinto al de la construcción de lo visual: “El lenguaje es pensamiento. Tú piensas cuando consigues hablar contigo mismo”.

"A los dos, tres años no hablan como tendrían que hablar, en 4º de primaria no leen como deben de leer y muchos entran en la universidad sin poder extraer bien la información de los textos"
Sylvie Pérez

“Los niños a los dos años es cuando comienzan a hablar y a construir este lenguaje y a los tres años están desarrollándolo. Y a los dos, tres y cuatro años hay mucho retraso de adquisición del lenguaje”, lamenta Pérez. “Hay poca oralidad, poco cuento narrado en voz alta, poco cuento compartido, pocas historias escritas... y hay mucha imagen. No es tanto la pantalla, sino la falta de palabra y de conversación”, agrega.

En opinión de la psicopedagoga, “hay un déficit de atención global en el estudiante brutal”: “A los dos, tres años no hablan como tendrían que hablar, en 4º de primaria no leen como deben de leer y muchos entran en la universidad sin poder extraer bien la información de los textos. Creo que es una cadena y que no hay un solo factor que incida”.

“Lo que apunta la investigación es que leer en pantalla y leer en papel es diferente”, recalca el director del Equidad Digital en la Fundación Bofill. Detalla que para textos largos, “cognitivamente exigentes”, se está demostrando que es más adecuada la lectura en papel: “Nos da una pausa, un espacio para la reflexión, una obligación de atención que no requiere la pantalla, y por lo tanto, una mayor retención de esa información”. Por el contrario, para textos cortos o una búsqueda rápida de información “es incuestionable el potencial de las tecnologías digitales”, algo que lo que “no debemos renegar”.

Qué puede ocurrir en España

La inmediata pregunta de muchos tras enterarse de la decisión de Suecia fue preguntarse si España seguirá el mismo camino o no. Acerca de qué escenario nos podremos encontrar en el medio plazo, Pérez, responde que “malo” porque “hay política de por medio” y las decisiones que se tomen “estarán condicionadas para un lado o para otro”.

“Querría que hubiera un debate profundo en estos sectores antidigitalización, los más tradicionales, y los que son tan modernos de todo online y que pudiéramos llegar a un acuerdo macro de cuál es el objetivo de la educación, que al final es transmitir una cultura y unos aprendizajes en convivencia con los demás”, exhorta.

Gardó defiende que en España debería haber “una firme apuesta por el libro, la lectura y el gusto por la lectura”. “En el caso de Cataluña es flagrante la situación de las bibliotecas escolares, que están en vías de extinción. En los últimos cinco años hemos perdido un 30%. Culpar a la tecnología, a las pantallas, del inferior nivel lector cuando no hay una apuesta decidida por las bibliotecas escolares, cuando no hay un hábito lector en las escuelas o incluso cuando las familias no están leyendo con sus hijos es equivocarnos”, expone.

"Vamos a intentar una digitalización del sistema educativo en dos años que no hemos hecho en veinte"
Héctor Gardó

Recuerda además que de aquí a dos años “se van a ejecutar los fondos Next Generation para la digitalización educativa”. “Vamos a intentar una digitalización del sistema educativo en dos años que no hemos hecho en veinte”, afirma. Ahí viene el reto: “Creo que el aprovechamiento de los fondos Next Generation es positivo, pero más allá de eso necesitamos es decidir qué tipo de educación queremos. Ahora hemos pasado de cero a cien pero en los próximos dos años tendremos que encontrar un sano equilibrio entre lo digital y lo analógico”.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Responsable de Life