Raquel Peláez: "Somos mucho más pijos de lo que pensamos y a la vez hay muchos menos pijos de los que pensamos"

Raquel Peláez: "Somos mucho más pijos de lo que pensamos y a la vez hay muchos menos pijos de los que pensamos"

Entrevista con la periodista y escritora, que presenta su libro 'Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España'. 

La periodista y escritora Raquel PeláezPablo Zamora

“Por cada español hay un pijo”. Es una de las conclusiones a las que llegó la escritora y periodista Raquel Peláez (Ponferrada, 1978) mientras trabajaba en su libro Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España (Blackie Books), en el que repasa desde los lujos de Alfonso XIII hasta el nacimiento del Cayetano.

En una entrevista con El HuffPost, la periodista cuenta cuál fue el germen del libro y por qué a pesar de ciertos símbolos o lugares comunes, no se puede hacer una definición estática de lo que es un pijo. Por las páginas del libro pasan desde los nobles del XIX hasta la Beautiful People de la época de Felipe González, mientras se narran las transformaciones sociales que han atravesado al país en el último siglo.

“Cuando me puse a hacerlo me di cuenta de que si quería que fuese algo que no se quedara en una gracieta, que pudiese tener un valor documental, tenía que tomármelo en serio y tenía que ir para atrás y crearme mi marco de estudio, porque qué es un pijo no es una cosa que tenga una definición estática ni hay un marco creado por otros. Eso me llevó mucho tiempo y al final lo que he hecho, que es una historia que, mucha gente cuando lee el libro me lo dice, no es una historia de los pijos, es una historia de España a través de los pijos”, cuenta Peláez durante la conversación.

  Portada de 'Quiero y no puedo. Una historia de los pijos de España'Blackie Books

El germen del libro está allá por 2016 o 2017, cuando la periodista trabajaba en unos reportajes sobre el universo Willy Bárcenas y su grupo, Taburete. “La idea nace de una serie de reportajes con tres entregas que hice para Vanity Fair cuando fue el boom de Taburete y aún no había salido la canción de Cayetano, de Carolina Durante. Yo me di cuenta de que el rollo pijo volvía con fuerza y pensé 'nadie se ha puesto a explicar de dónde viene esto', y tirando un poco de mi imaginación y lugares comunes hice una serie de artículos muy divertidos pero muy básicos en mis prejuicios y lugares comunes, y ahí me di cuenta de que había un libro”, explica la autora, que actualmente es subdirectora de S Moda.

“En 2019 me puse en serio y me di cuenta de que era muchísimo más complicado de lo que me había parecido cuando hacía los reportajes. Luego llegó la pandemia y se paró un poco, pero en 2019 yo ya empecé a ir a la Biblioteca Nacional en serio, a pasar mañanas buscando en el ¡Hola!... Tengo un archivo en casa del ¡Hola! que... ‘¿Qué quiere? ¿El cumpleaños de Ana Boyer? Lo tengo. ¿Cuando se casó Marta Chávarri? También lo tengo”, bromea Peláez sobre las páginas y páginas que ha tenido que leer para trazar la radiografía del libro.

Una radiografía en la que Peláez invita al lector a intentar comprender qué es un pijo y cómo ese concepto va cambiando a lo largo de las décadas. “Creo que hay una cosa clarísima que es que cuando la gente piensa en un pijo, cada uno tiene una imagen muy clara con unos símbolos que asociamos a eso. Igual para ti es más el típico Cayetano con un polo con la bandera de España y para mí es el típico pijo de los 80 con jersey color pastel. Independientemente de eso, para todos es alguien que o bien tiene mucho dinero y lo hace ver, o bien aparenta tenerlo”, asegura la autora.

"Cuando la gente piensa en un pijo, cada uno tiene una imagen muy clara con unos símbolos. Igual para ti es más el típico Cayetano con un polo con la bandera de España y para mí es el típico pijo de los 80 con jersey color pastel. Independientemente de eso, para todos es alguien que o bien tiene mucho dinero y lo hace ver, o bien aparenta tenerlo"

Peláez explica que “sí hay referencia de lo que es un pijo y por eso es posible hacer un libro sobre ello”, pero que las circunstancias de cada uno también cambian la definición de pijo. “Depende no tanto de la época que vivas como del entorno en el que estés. Si naces en un sitio de provincias mediano como yo, allí un pijo es una cosa, pero luego llegas a Madrid y es otra, y en Barcelona tienen otra idea completamente diferente”, cuenta la periodista.

Señoritos, gauche divine y la pija oficial de España

Como el del pijo es un concepto que se transforma, Peláez establece en el libro varias categorizaciones para intentar explicar el imaginario del pijo en función de cada época y de cada lugar, teniendo en cuenta tres capitales: el social, el cultural y el pecuniario. Unas diferencias que hicieron de Madrid y Barcelona dos ciudades con pijos muy diferentes aunque, según la autora, la capital ha ido exportando a un pijo más cayetano a la ciudad condal.

“Quizás en Barcelona no existía el típico pijo canónico que se parece mucho al Cayetano y que ya iba a ICADE en los noventa que es el de pantalón chino y camisa rayas, que igual en Barcelona no era tan común en el que en Madrid vivía su esplendor, pero ahora es bastante habitual. Sí que hay un pijo madrileño en Barcelona, es una cosa curiosa, por encima de la Diagonal. En Barcelona han sido más pijos de capital cultural que de capital pecuniario, mientras que Madrid ha sido ese rollo”, cuenta Peláez.

Entre las categorías que aborda la autora también están los señoritos, que “no son necesariamente pijos” y en los que “existe esa idea un poco feudalista que viene de que España tardó mucho en salir del Antiguo Régimen que explica ese tipo de actitudes de que el mundo tiene que servirles”. Tampoco falta la Pacoaristocria, que abarca a todas esas familias que se hicieron ricas durante el franquismo; la izquierda divina de la Barcelona de finales de los sesenta y principios de los setenta; los primeros hipsters con camisas retro de mediados de los 2000 o los pijilocos, los hijos de grandes fortunas que emplean su tiempo en vivir la vida o gastar su capital en proyectos rocambolescos.

“Tamara Falcó es la pija oficial de España porque es todos los pijos"

Varias de esas categorías de pijos confluyen en la mujer a la que Peláez bautiza como “la pija oficial de España”: Tamara Falcó. “Es la pija oficial de España porque es todos los pijos. Es como una cosa súper mega transversal porque su padre es noble, su madre es esta socialité que venía de la clase media alta filipina pero que lo hizo todo para abrirse camino entre la alta sociedad española, o sea una quiero y no puedo que lo consiguió, y luego su familia siempre ha estado relacionada con todos los poderes. El tío Miguel, como llamaba ella a Boyer, era la beautiful people y al mismo tiempo la alta burguesía española progresista”, recuerda la autora.

“Ella está atravesada por todo y al mismo tiempo no acaba de creérselo, ella sigue esforzándose por ser pija. No tiene esa cosa que quizás tiene el señorito de estar completamente en su papel, ella sigue casi haciendo ese rol de pija de los ochenta, que fuerza muchísimo ese rol. Y en el fondo Tamara aunque tenga una vida aparentemente muy ociosa, es una tía que trabaja aunque no nos lo parezca. Esa labor que tiene de ser influencer, de promocionar marcas... No es una pijiloca, que son esos herederos de grandes fortunas que se pueden dedicar a no hacer nada”, reflexiona Peláez sobre la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó.

El nacimiento del Cayetano

A pesar de que el abanico de pijos es amplio, en los últimos años parece haber uno predominante: el Cayetano. Bautizado así por la canción del grupo Carolina Durante, que definía a un tipo de pijo perfectamente identificable por aquel entonces en Madrid pero actualmente en cualquier rincón de España, Peláez asegura que el Cayetano es una especie de "cebolla" de todos los tipos de pijos que lo precedieron.

“Para mí uno de los grandes hallazgos del libro, que no mucha gente repara en ello, es que hay una estructura circular nada forzada, que es el que el Cayetano contemporáneo está absolutamente conectado con Alfonso XIII y el nacionalismo español alfonsino”, cuenta la periodista, que cree que el estilo de vida que promovía el antiguo monarca es del que disfrutan o al que aspiran este tipo de pijos. “Ese mundo simbólico de balnearios, cacerías, fincas en las que ya empezaba a surgir el ocio moderno. Él fue el que trajo los hoteles de lujo a España, él era un bon vivant, le encantaban los coches, es el imaginario puro Cayetano ahora mismo, con lo de las banderas además”, ejemplifica.

"El 'Cayetano' contemporáneo está absolutamente conectado con Alfonso XIII y el nacionalismo español alfonsino"

La autora asegura que, a pesar de que ahora le resulta evidente, para llegar a esa conclusión tuvo que hacer todo el recorrido que propone al lector en Quiero y no puedo. “Es que el Cayetano tiene los elementos de la época de la Restauración, el dinero que probablemente viene de la Pacoaristocracia, elementos del pijo cándido de los ochenta con sus sudaderas de algodón y su rollo medio pop, los noventa que empezaban a ser el tiburón financiero y la ‘España va bien’ de Aznar, luego los hipsters que vinieron después en la época de Zapatero y aterrizamos en el Cayetano y todo eso está ahí compactado en una especie de engendro rarísimo”, bromea Peláez.

El ocio como símbolo de estatus

Antes de repasar la historia de España a través de los pijos, la autora ya se había dado cuenta de que lo que hace un tiempo era un insulto, ahora está bien visto e incluso se aspira a serlo. “Fue haciendo el reportaje de Vanity Fair, que leí en El Mundo un tema en el que hablaba de los fans de taburete que se hacían llamar Comandos Pijos a Muerte, que no está muy claro si eso ocurrió de verdad o no, pero ellos decían ‘por lo menos nosotros no somos kale borroka’. Y yo pensaba, ‘es la primera vez que gente que no sea de afiliación explícita de ultraderecha hace esta reivindicación de ser de clase alta y tener privilegios’, y esto todo gente que es fan del grupo del hijo del extesorero del PP que se llevó el dinero a Suiza”, reflexiona Peláez.

La manera de demostrar que uno es pijo también ha evolucionado, y ya no es solo a través de la ropa o de los gustos musicales como podía ser en los noventa, ahora el ocio juega un papel fundamental. “El estilo de vida que eliges es un poco tu tarjeta de presentación. Las identidades ahora están muy basadas en los estilos de vida, en qué tipos de viajes haces, ahora es mucho más importante para crear tu tarjeta de presentación. El ocio siempre lo ha sido y desde que tuvimos acceso los españoles a las vacaciones pagadas adquirió una importancia mucho mayor, pero ahora tiene un valor simbólico de cambio”, defiende la escritora.

"Una persona de verdad privilegiada en nuestro tiempo es alguien que de verdad dispone de su tiempo de manera libre, creo que es algo importantísimo"

“Ya hemos dicho que un pijo no es una cosa fija, pero una persona de verdad privilegiada en nuestro tiempo es alguien que de verdad dispone de su tiempo de manera libre, creo que es algo importantísimo. Cómo dispones de tu tiempo, si lo tienes y cómo puedes usar ese tiempo. Por eso también hablo del relojazo al principio del libro como símbolo del poder económico y del poder social, porque la clave del ocio es que eres libre para disponer de tu tiempo, y ese es el mayor privilegio”, asegura Peláez.

Sobre si las redes sociales han provocado que cada vez más personas aspiren a ser pijas, Peláez no cree que sea necesariamente así. "Creo que todos aspiramos a vivir bien, a tener tranquilidad, a usar nuestro tiempo con libertad, a estar fresquitos si hace calor, a envejecer de la mejor manera posible... y creo que las redes han generado el espejismo de que solo una gente puede hacerlo y que todos podemos aspirar a ser como esa gente. Creo que las redes han convertido en privilegios cosas que hasta hace bastante poco tiempo teníamos claro que eran derechos", defiende. 

"Somos mucho más pijos de lo que pensamos y a la vez hay muchos menos pijos de los que pensamos. Obviamente existen las clases sociales y una brecha cada vez más heavy, pero el 1% sigue siendo el 1%. Lo que hay es mucha más gente creyendo que forma parte de ese 1% o aspirando a ello"

"Mi conclusión es que el 1% es un 1%, y entonces toda la demás gente nos estamos señalando de forma absurda", defiende sobre una de las conclusiones que ha sacado después de trabajar en el libro. "Somos mucho más pijos de lo que pensamos y a la vez hay muchos menos pijos de los que pensamos. Obviamente existen las clases sociales y una brecha cada vez más heavy, pero el 1% sigue siendo el 1%. Lo que hay es mucha más gente creyendo que forma parte de ese 1% o aspirando a ello", explica Peláez.

La escritora recuerda los tres capitales "importantísimos" para poder ser pijo, "el social, el cultural y el pecuniario", y además cita otra cosa imprescindible: "Para ser pijo hacen falta ganas de serlo. Lo que pasa es que a veces solo con las ganas no se puede".