Qué salvar de 'Sálvame'

Qué salvar de 'Sálvame'

Tres expertos analizan en qué ha sido pionero el programa, que llega a su fin en Telecinco, y cuál es su legado a la televisión.

Belén Esteban, diciendo en 'Sálvame' su mítico 'Hasta luego, Maricarmen'.TELECINCO

Una era televisiva termina este 23 de junio con la emisión en Telecinco del último programa de Sálvame tras 14 años en antena. El controvertido magacín de tarde —que continuará hasta el sábado 14 de julio únicamente en su versión Deluxe— ha sido denostado por muchos debido a ciertos contenidos y formas sensacionalistas, pero es innegable que ha supuesto un fenómeno televisivo que ha dejado su huella no sólo en otros programas de la cadena, sino en las parrillas de los competidores.

"La televisión dejará de ser lo que conocíamos hasta ahora", sentencia Víctor Juste, director de El Televisero. A su juicio, "claramente el gran éxito de Sálvame ha residido en la fórmula misma del espacio: una mezcla de magacín del corazón con un neoreality, donde sus colaboradores han ejercido en estos 14 años de protagonistas absolutos". 

Para él, esa elección de "rostros, tramas y trifulcas" ha logrado que el espectador llegara a sentir el plató como el salón de su casa, lo que "dejará un vacío en muchos hogares que será insustituible".

En sus últimos coletazos su productora, La Fábrica de la Tele, promovió incluso que el programa sea declarado Bien de Interés Cultural. Quizá sean palabras mayores para un formato que poco ha tenido que ver con la cultura —bueno, algún guiño bizarro ha habido—, pero no se puede dar la espalda al hecho de que ha sido un programa de acompañamiento. Además de entretener a sus espectadores ha paliado la soledad de muchos de ellos. La propia Belén Esteban lo resumía en una entrevista en El HuffPost: "Hemos hecho feliz a mucha gente y creo que la gente mayor lo va a pasar mal y nos va a echar mucho de menos".

"El acompañamiento tiene que ver con el tema del micromundo que ha creado y todo lo que tiene que ver con el cotilleo", expone sobre esto Daniel Aranda, profesor de los Estudios de Ciencia de la Información y de la Comunicación de la UOC.

“El gossip [cotilleo] ha sido muy estudiado en la universidad, sobre todo la británica, y básicamente lo que explica es cómo la gente puede desarrollar sus identidades a partir del comentario de terceros”, explica.

Según el profesor, al hablar por ejemplo con nuestros allegados, "sobre el caso X de tal persona que sale en la televisión, en el cual hay un problema de pareja, básicamente lo que hacemos es valorar si ese tipo de relación es correcta, si lo que ha pasado tiene sentido o no, y eso lo que nos permite es hablar con más libertad sobre cuáles son nuestros valores y qué es lo que pensamos de las cosas sin posicionarnos en primera persona".

"El cotilleo ha sido muy estudiado en la universidad y básicamente lo que explica es cómo la gente puede desarrollar sus identidades a partir del comentario de terceros"
Daniel Aranda, profesor de Ciencia de la Información y de la Comunicación de la UOC

Por otro lado, la analista televisiva Mariola Cubells, admite que ha denostado Sálvame porque le parecía que el programa "no aportaba buenas cosas al panorama social", pero sí salva el puro entretenimiento que ofrece.

"Me parece que ha contribuido a un comportamiento televisivo que mí, personalmente, no me gusta. Creo que, sobre todo al inicio, ellos sentaron las bases de un modelo que yo creo que hace más mal que bien", afirma. Esto, según Cubells, fue "in crescendo" y el programa terminó convirtiéndose en "un ecosistema autoreferencial con el mismo modelo de comportamiento".

Lo nunca visto en televisión

Muchos han colgado la etiqueta de telebasura a Sálvame, algo que genera controversia. Lo sea o no, ha sido pionero en ciertos aspectos puramente televisivos. Un ejemplo de ello, como recuerda Víctor Juste, es el lenguaje propio que ha creado: "Su máximo exponente lo tiene en el diccionario utilizado por sus presentadores y colaboradores, con su singular vocabulario para esquivar el horario infantil". Así, por ejemplo, cualquier referencia al alcohol acababa convertida en 'agua con misterio'.

Además del ya mencionado ecosistema de personajes, Daniel Aranda resalta como gran innovación del formato la puesta en escena, puesto que Sálvame transgredió "los regímenes de visibilidad clásicos en la televisión": "Me refiero a todo el tema de comer, de los enfoques fuera de plató, el seguimiento por los pasillos... Todo ello no formaba parte de la gramática tradicional y lo que aporta es la naturalidad".

"Sálvame, que nace de Tómbola, introdujo una cosa que nunca se había hecho hasta prácticamente ese momento, que es contar en imagen las tripas de la tele", apostilla Mariola Cubells sobre esto. Mostraba las bambalinas, en un ejercicio de enseñar al espectador "que no sólo veía lo que estaba pasando en pantalla, sino los entresijos".

“Esa especie como de naturalidad, que es un poco falsa, de frescura, de ahora me voy, ahora como, ahora me llevo tu móvil, ahora me levanto... la introdujo primero de una manera naif y luego muy premeditada, como todo en la tele", agrega la analista.

Todos estos elementos han sido replicados después por otros, incluso en programas deportivos. “Con Tómbola empezó todo, pero luego no sólo El Chiringuito, sino que se han salvamizado buena parte de los formatos. Me atrevería a decir que determinadas tertulias políticas, determinados formatos de infoentretenimiento beben de esa coralidad un poco ruidosa, de batiburrillo", cita Cubells.

Y, por supuesto, la propia cadena se ha nutrido profusamente de su producto estrella: "Toda la parrilla de Telecinco ha bebido del estilo Sálvame desde el año 2009, siendo la columna vertebral de su programación durante estos casi tres lustros", afirma el director de El Televisero.

"Afirmar que Sálvame es telebasura es una gran mentira"
Víctor Juste, director de El Televisero

"Por ello, afirmar que Sálvame es telebasura es una gran mentira", defiende Juste. "Pienso que este formato televisivo y sus sucedáneos se merecen todo nuestro respeto, frente a quienes lo han denostado y se han creído en un falso estatus de superioridad intelectual o moral por no consumirlos", sostiene.

Muchos motivos para un adiós

Para Juste "es una realidad incuestionable que Sálvame ha sido una de las apuestas que mejor ha resistido a la crisis de audiencia de Telecinco y la televisión lineal a nivel global, en un panorama de cada vez mayor fragmentación". 

Como apunta, "Sálvame se despide forzosamente como líder de audiencia", y califica de "arriesgada" la decisión de la nueva cúpula de Mediaset de cancelar el formato, algo que "obviamente no obedece a porcentajes de share o beneficios económicos, porque era uno de los formatos más rentables de la televisión".

Aranda coincide en señalar que "en este caso ha sido más un agotamiento decidido por la dirección de la cadena" y no por las cifras de audiencia. De hecho, en las últimas semanas Sálvame Naranja hacía de promedio un 13% de cuota de pantalla, liderando las tardes.

En este sentido, Mariola Cubells considera perverso "utilizar el cierre de Sálvame como la coartada de ‘vamos a hacer una tele limpia, vamos a ser buenos, vamos a ser impolutos, irreprochables...’, como si Sálvame fuera el único paradigma de lo que considero que es la mala televisión". "Me parece muchísimo más dañino un mal informativo o lo que oigo en el programa de Ana Rosa Quintana cada mañana o buena parte de los contenidos de El Hormiguero que todos los Sálvames juntos de los últimos, diría, cuatro años", afirma con rotundidad.

"Me parece muchísimo más dañino un mal informativo o lo que oigo en el programa de Ana Rosa que todos los Sálvames juntos de los últimos, diría, cuatro años"
Mariola Cubells, analista de televisión

Cubells recuerda esa frase tantas veces dicha sobre Sálvame, la de que "nunca engaña a nadie": "Tú no esperas encontrar en Sálvame nada que te dé claves para entender la actualidad, para saber qué tienes que pensar, ni para saber lo que está bien o está mal. Lo miras con la distancia con la que miras un programa de entretenimiento puro y duro, con sus salvajadas, su transgresión, sus modelos más o menos iconoclastas, con su gente desbarrando...".

Como argumenta, lo que siempre le ha parecido más "peligroso" de Sálvame es que "tantas horas dedicadas a un tema determinado, que es absolutamente banal y prescindible, da la idea de que ese asunto es importante". La consecuencia de esto es que despista al espectador "de lo que realmente es importante".

No cree que el programa desaparezca "porque de pronto toda la cúpula informativa haya reflexionado y haya dicho ‘no, no, ese modelo no nos conviene’: lo primero que han anunciado es Gran Hermano VIP y lo segundo, Ana Rosa también por las tardes". Además de a "luchas internas de poder que tienen que ver con productoras", la analista llama la atención sobre otro extremo: "Si lo pones en la balanza, Sálvame era un programa más de izquierdas que cualquier otro programa de la cadena". Ahí queda para la posteridad ese "rojos y maricones" de Jorge Javier Vázquez.

La analista piensa que el formato en sí estaba agotado, porque "cuando has acostumbrado al espectador a un nivel tan altísimo de polémica, de provocación, de bombas, de ruido..." cada vez necesitas una dosis más alta. "Creo que además la pandemia nos hizo un poco como querer abandonar la maldad, optar por cosas un poco más suaves", agrega.

Termina Sálvame diario, tal y como lo conocemos, pero como se ha anunciado en la entrega final, no es un adiós. Tendrá una nueva vida en Netflix reconvertido en reality. Ocho de sus colaboradores, entre ellos Belén Esteban, María Patiño, Lydia Lozano o Terelu Campos serán los protagonistas de este nuevo formato en el que tendrán que buscar trabajo en América Latina y Estados Unidos. Se rodará en verano y no hay fecha para el estreno. Hasta entonces, lo que toca es decir: "Hasta luego, Maricarmen".

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